Las pequeñas tiendas de abarrotes de México, que ocupan de media al dueño y a un empleado, luchan por sobrevivir a la pandemia de covid-19 y temen un recrudecimiento de la enfermedad tras la ola de cierres en el sector durante los meses de mayo a julio.
“Si la segunda ola aprieta, que parece que va a apretar, está la posibilidad de que vuelva a venir una ola de cierre de negocios en el mes de noviembre y diciembre”, reconoce el presidente de la Asociación Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), Cuauhtémoc Rivera.
Rivera asegura que hasta julio se perdieron 150,000 tiendas de abarrotes del padrón de 1.2 millones existentes en el país, mientras México acumula más de un millón de casos de covid y casi 100,000 decesos.
Los pequeños comercios representan en México el 6% del producto interno bruto (PIB) y generan el 35% de las ventas del consumo minorista, además del 50% de las ventas de productos de consumo.
“Sobrevivimos con lo poco que vamos teniendo. Realmente no hemos cerrado, porque no hemos tenido esa necesidad. Vamos trabajando con lo poquito que tenemos en el día a día”, explica a Efe Carlos Riveros, propietario y único trabajador de Abarrotes Martita, en el corazón de Ciudad de México.
La tienda de Riveros tiene 55 años de historia, fundada por sus padres y sostenida por el trabajo de su hermana primero y ahora de él, pero teme el cierre por la covid y la consecuente caída de ingresos mientras los gastos no bajan.
Antes tenía dos clientes a los que tenía que fiar sus productos, ahora son doce, en línea con los datos de la ANPEC que muestran un aumento en esta práctica del 20%.
“Los altos costos de la energía eléctrica nos están pegando a todos pero mortal. Si resistimos de aquí al otro año, ya estamos del otro lado. Pero quién sabe”, confiesa.
Este abarrotero asegura que las autoridades “definitivamente no apoyan” a los comercios de proximidad, mientras el presidente de la ANPEC critica que la nueva normalidad “no ha funcionado” y no se ha conseguido paliar el aumento de la inflación y la caída del consumo.
Riveros cuenta que solo ha tenido el apoyo de una marca de palomitas, que le ha regalado una mampara de seguridad, como parte de las acciones individuales que están teniendo algunas de las empresas.
Industria Mexicana de Coca-Cola, que calcula que hay 500,000 de estos pequeños comercios en riesgo para 2021, también está ayudando a los abarroteros, uno de sus principales puntos de distribución.
La compañía ha diseñado una estrategia para impulsar las ventas de estas tienditas, con iniciativas para promover las compras locales, paquetes promocionales asequibles, descuentos para los consumidores o facilitando la digitalización de los comercios.
La refresquera también está repartiendo mamparas de protección, haciendo préstamos de producto e inventario y facilitando alianzas a los comerciantes de un sector que ofrece un ingreso a tres millones de familias.
EFE
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