Los cuerpos descuartizados de tres menores de edad fueron localizados en la capital del país en un lapso de 10 días, el mismo cuadro de la ciudad donde el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene su residencia oficial, en Palacio Nacional.
Estos actos conmocionaron a México, no solo por la cercanía entre un evento y otro al suceder en menos de dos semanas. Sino por la brutalidad del asesinato a manos de grupos del narcotráfico que operan en el Centro Histórico y sus inmediaciones.
Un día antes de que fueran localizados los restos de Alan y Héctor, AMLO había montado una ofrenda en Palacio Nacional para rememorar en el día de muertos a las más de 90 mil víctimas de COVID-19. “Una flor para cada alma” se llamó el evento.
Para ese mismo sábado, la familia de indígenas mazahuas que se dedican al comercio ambulante en el primer cuadro de la Ciudad de México, aún tenían esperanzas de hallar con vida a los adolescentes de 12 y 14 años, desaparecidos desde la noche del pasado 27 de octubre.
A tan solo tres cuadras de Palacio Nacional, en una vecindad de República de Cuba 86, los dos amigos fueron torturados, asesinados y su cuerpos hechos pedazos. Esto ocurrió entre el 28 de octubre y la noche del 1 de noviembre.
El crimen tan cerca de la residencia oficial del presidente. Cuba 86 es un domicilio como otros de la zona, pero al mismo tiempo tan particular: usado por miembros de la Unión Tepito para llevar y golpear a quienes se negaban a pagar la extorsión y otros ilícitos.
De acuerdo con cálculos del portal Calc Maps, este centro de operaciones de la célula delictiva se encuentra en un radio de 630 metros de donde AMLO decidió habitar durante su sexenio. Según Google Maps, son 10 minutos a pie entre un punto y otro.
Entre las 23:30 horas del domingo 1 de noviembre y los primeros minutos del día lunes 2, Baltazar “N” fue el encargado de llevarse los restos de Alan y Héctor. Apenas había doblado la esquina sobre República de Chile, tras salir de Cuba 86, y estaba por llegar a Belisario Domínguez. Llevaba los cuerpos desmembrados en bolsas negras que a su vez estaban en cajas de plástico, acomodados en un “diablito”.
Pero al querer sortear el borde una banqueta descompuesta, empujó la carretilla con fuerza y tiró la carga, regando el contenido en la vía peatonal a escasos metros de un policía, según se aprecia en videos difundidos del momento. Este operador de La Unión volvió a Cuba 86 y comunicó a Édgar Zúñiga que fuera a recoger “la basura”.
El Zúñiga llegó y comenzó a levantar las bolsas, entonces se acercaron los oficiales para tratar de ayudarlo, pero se percataron que se desprendía un olor muy fuerte, difícil de respirar. Luego notaron que entre la carga sobresalían extremidades. Arrestaron al individuo, quien dijo ser un indigente y adicto y que solo fue a recoger las bolsas a cambio de dos grapas de cocaína, sin saber de qué se trataba. Tras investigar sus datos en la Fiscalía, se supo que era de la Unión Tepito.
Para el 4 de noviembre, los familiares identificaron los restos que pertenecían a los adolescentes desaparecidos. Fue hasta el 5 de noviembre que las autoridades capitalinas arrestaron a Baltazar “N”, luego de haberle seguido la pista mediante cámaras de videovigilancia en la zona. Estaba en Cuba 86, donde fueron hallados restos de sangre y prendas pertenecientes a Alan y Héctor. Por la tarde de ese jueves también fue arrestado José David, El Chayan, superior del Zúñiga y Baltazar.
El caso no terminaba de ser asimilado. Toda la semana corrieron varias hipótesis sobre el móvil del asesinato. Versiones de prensa reportaron que los padres de los menores se habrían negado a pagar el “derecho de piso”.
Entonces sucedió el segundo caso, igual de brutal y contra otro menor de 14 años. Las primeras horas del 11 de noviembre fueron hallados, en la colonia Guerrero, los restos de un joven secuestrado horas antes en la alcaldía Venustiano Carranza. Presuntamente, pedían 800 mil pesos por su rescate. Pero finalmente lo asesinaron y metieron sus restos en una valija.
Darwin “N” de 15 años llevaba en la maleta negra el cuerpo hecho pedazos de Alessandro. Fue arrestado sobre Magnolia y su cómplice de la misma edad, asegurado minutos minutos más tarde, antes de que ingresara a su domicilio.
Los restos del joven Alessandro serían arrojados en el Mercado Martínez de la Torre por 2 mil pesos. Darwin ya tenía antecedentes por robo a transeúnte en 2019 y el mes pasado.
Según Calc Maps, entre Palacio Nacional y Magnolia 108, lugar donde descuartizaron al adolescente secuestrado, hay un radio de 1.68 kilómetros. A unas 15 calles a pie, en los límites del Centro Histórico. La residencia de AMLO está a menos de 20 caminando de la dirección del crimen.
A dos cuadras del domicilio donde se hallaron restos de sangre en Magnolia 108, también está la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) de la Fiscalía General de la República.
Los dos brutales asesinatos tocaron las puertas de las autoridades y mantuvieron un par de semanas el ambiente de terror en pleno corazón de México. Aunque para la Fiscalía capitalina, ambos hechos no guardan relación, se presume que fueron actos de la Unión Tepito. Tan solo unas calles separan las acciones del crimen con la sede del poder.
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