Reconocida como una de las poetas mexicanas más trascendentes en la historia del país, lo cierto es que la misma historia de Juana Inés de Asbaje Ramírez de Santillana, mejor conocida con su nombre de monja, Sor Juana, es todo un misterio. Pues poco se sabe de la infancia o de sus orígenes más allá de lo que diversos biógrafos puedan atribuirse como “un cálculo aproximado”.
Y es que lo desconocido siempre ha sido un aura que ha rodeado la vida de la “Décima Musa”, pero curiosamente, hay más preguntas sobre su origen que sobre su final, el cual tuvo como sede el convento de las monjas durante uno de los episodios de peste que asolaron a la capital mexicana.
Sin un registro que le permita a los historiadores ponerle una fecha exacta a su nacimiento, se sabe que Juana de Asbaje nació en las cercanías del Estado de México, siempre se le adjudica al pueblo de Nepantla, en el Estado de México, pero hasta los mismos historiadores y biógrafos de la poetisa no se ponen de acuerdo en las fechas precisas ni en la localidad exacta de su nacimiento.
El llamado San Miguel Nepantla ahora se ha rebautizado como Nepantla de Sor Juana Inés de la Cruz. Una pequeña ciudad que se encuentra en el municipio de Tepetlixpa, con una cantidad de habitantes 2,347 habitantes según los últimos censos hechos por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), que datan aproximadamente del año 2010.
Según las primeras versiones, fue en 1648 cuando se dio el nacimiento de quien sería la poeta más importante de su tiempo en la literatura hispanoamericana, como fueron las que avalaron Octavio Paz, sin embargo la fecha que oficialmente se maneja es al que dijo la doctora Lourdes Aguilar Salas, quien fue la que escribió la biografía que maneja oficialmente la universidad conocida como El Claustro de Sor Juana. Según Salas, Juana de Asbaje habría nacido en 1651.
El gran problema es que el acta de Bautismo de Sor Juana apuntó la fecha de 1651. Sin embargo esto tampoco da certeza para el nacimiento de la poetisa ya que antes se acostumbraba a tardar para presentar a los bebés en el registro y mayormente se tenían en cuenta estas fechas como las de nacimiento a pesar de que podrían haber pasado años o meses antes de que fueran bautizados.
La creadora de versos como “El Amor es más laberinto” y de la célebre “Respuesta a Sor Filotea de la Cruz” se pasó su juventud en las haciendas de su familia, entre los territorios de Morelos (como la ciudad de Yecapixtla) y algunas partes del Estado de México. Poco después de que creció, pasó por otro tremendo episodio de vergüenza para la cerrada sociedad novohispana de ese siglo. Había sido hija ilegítima.
Resulta curioso que los padres de Sor Juana nunca estuvieran unidos por el matrimonio, pues en aquél momento, tener hijos sin una unión ante la Iglesia eran motivo de una pérdida de reputación y respeto casi inmediato, pues se les consideraba como bastardos o negados. La misma Sor Juana ocultó esto cuando en su adolescencia decidió internarse en el convento de la Orden de San Jerónimo, a donde fue a parar con el fin de seguir con sus estudios.
Ya se había visto beneficiada con la amistad de los virreyes de la Ciudad, Antonio Sebastián de Toledo y sobre todo de su esposa, Leonor de Carreto, quien fue una gran amiga para Sor Juana. Impulsaron sus proyectos y su instrucción pues en aquél entonces estaba mal visto que las mujeres pudieran acceder a la educación que ofrecían las universidades, por lo que su acceso a la Real y Pontificia Universidad de la capital estuvo prohibido.
Esto no la detuvo, la entonces joven Sor Juana decidió esconder todo rasgo de su feminidad para buscar un lugar en la casa de estudios, pero no logró ocultarlo por mucho tiempo. Fue entonces cuando el virrey le recomendó asistir al único espacio en donde sería bien recibidas sus ansias de estudiar: el Claustro. De hecho la poetisa intentó acceder a la orden de las Carmelitas Descalzas en lugar de la Orden de San Jerónimo, pero no pasó los exámenes y la disciplina del lugar la hizo entrar en una crisis emocional.
Cuando se le admitió el acceso a la Orden, le pidieron registrar toda su información, incluyendo el nombre de sus padres, fue entonces cuando decidió esconder que había sido concebida fuera del matrimonio, marcó la relación como un matrimonio para poder escapar de la vergüenza o inclusive de que se viera afectado el privilegio que le tenían por su amistad con el virrey y la virreina.
Se sabe que la madre de Sor Juana, María Ramírez se separó de Pedro de Asbaje cuando ella era sólo una niña. Pedro desapareció de su vida, aunque sí pudo recordar su nombre, mientras su madre se juntó con otro hombre y procreo con él tres hijos más, tampoco se casó con su nueva pareja y esto fue otro de los episodios que la poetiza quiso esconder para evitar el escarnio social.
De forma similar, Sor Juana defendió con mucho vigor sus derechos a seguir estudiando, a pesar de que no pudo acceder a los estudios en la universidad, su calidad literaria fue de indiscutible y se volvió muy popular para una época de absoluta represión para el género femenino. A pesar de que muchos expertos deciden no tomarlo como textos feministas, pues el concepto se forjó después de ella y bajo otras condiciones, Sor Juana argumentó que era fundamental buscar que las mujeres tomaran las riendas de su vida y de su educación. También fue puesta a prueba su calidad en la prosa y en el verso las cuales pasó sin problema alguno.
Como era de esperar, Sor Juana fue el caso de admiración y conflicto en esa época, El caso más emblemático fue la “Respuesta a Sor Filotea”, en donde ella responde al Obispo de Puebla, Manuel Fernández de Santa Cruz, quien la criticó de hablar de temas humanos en lugar de hacer rezos y dirigirse a Dios.
El texto fue prologado con el nombre de Sor Filotea por el religioso. Pero Sor Juana se molestó y decidió responderle exigiéndole mayor oportunidad a las mujeres para el estudio y argumentó que la calidad de los poemas que la habían puesto como una de las figuras más importantes de la sociedad novohispana se dieron gracias a que ella decidió dedicarse a ello. La crítica fue lapidaria hacia el obispo, quien actuó en represalias con ella, según algunas versiones.
Poco después dejó de escribir, coincidió la fecha en que la ciudad fue afectada por una epidemia que al parecer se trató Tifus, que terminó por costarle la vida a varios de sus amigos en el convento. Ella se dedicó a ayudar a las monjas enfermas y donó todo sus bienes al virrey para que se diera ayuda a los pobres.
Se cree que durante esta fecha se contagió y a los 46 años aproximadamente, en 1645, fallecería en el mes de abril, víctima de la enfermedad. Fue su familia paterna, los Asbaje, quienes se quedarían con más de 180 documentos que eran de su posesión, pero no tuvieron ningún retrato o pintura de ella, pues se los había dado al Arzobispo como un regalo especial. Fue enterrada en la zona cercana a las calles Isabel La Católica y e Izazaga y aún hay duda sobre si sus restos son en realidad los que fueron encontrados tras una serie de excavaciones en 1978.
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