El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se refirió este jueves a la calificación crediticia que otorgó la calificadora Fitch Ratings, y lo interpretó como un reconocimiento al buen manejo de las finanzas públicas.
“Ayer una calificadora internacional mantuvo la calificación de México, es decir, no nos rebajaron nuestra calificación, lo cual significa que hay un reconocimiento del manejo responsable de las finanzas públicas”, dijo López Obrador. La calificadora otorgó a México la etiqueta “BBB-” (leída “triple bé menos”), que es el escalón más bajo dentro de las calificaciones de inversión.
Por su parte, el secretario de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera, dio una explicación de por qué la estabilidad de la calificación “es una noticia muy buena para el gobierno, pero también es una noticia muy buena para el sector empresarial que utiliza el financiamiento, y sobre todo es un reconocimiento de que aun en circunstancias como estas hay un marco sólido de finanzas públicas”.
Herrera resaltó que “Fitch fue muy claro en su comunicado de prensa, se está reconociendo el marco macroeconómico estable y el marco sólido de las finanzas públicas. Yo creo que hubo una lectura distinta del gobierno federal sobre las implicaciones del covid, fuimos extraordinariamente prudentes, no hay un sobreendeudamiento del país”.
Y es cierto, el informe califica como positiva la renuencia del gobierno federal a adquirir deuda que no sirva para inversión y subraya el incremento en la recaudación de impuestos. Sin embargo, también acota el elogio al reconocer que “México está priorizando la estabilidad de las finanzas públicas, pero evitar la asistencia pública a gran escala en los hogares y negocios representa un posible costo para el crecimiento”.
Sobre las oportunidades para la inversión privada, Fitch también resaltó que, antes de la pandemia, la inversión privada ya había disminuido (4 por ciento en 2019), porque las políticas de gobierno, principalmente en el sector energético, habían dañado la confianza de los inversores. Por eso, aunque el secretario Herrera celebre que la calificación aprobatoria es extensible a Pemex y a CFE, la inclinación política hacia estas empresas tiene consecuencias negativas en la inversión en general.
Además, el informe de la calificadora enfatiza que las pérdidas contingentes de Pemex siguen siendo un riesgo para el crédito, que es, al final de cuentas, lo que designa la BBB-.
En la escala de la empresa, AAA es la calificación más alta y sirve para asignar a los acreedores más confiables. Le siguen AA y A, para países con baja probabilidad de impago. La BBB es la designación más baja dentro de la escala de inversión. Los países con BBB ofrecen un riesgo de impago moderado. A partir de la BB hasta D, Fitch califica a los países como “no inversión”.
En México los factores de riesgo económicos son la deuda de Pemex, la resistencia a invertir en el desarrollo microeconómico (casas y negocios), el crecimiento del desempleo, junto con el dominio de la economía informal y el estancamiento del crecimiento económico interno.
Fitch estima un incremento del 4 por ciento en el Producto Interno Bruto para 2021, luego uno de 2.5 por ciento para 2022, ambos son crecimientos relativos, ya que están calculados a partir de la crisis provocada por la pandemia. La calificadora estima que, si el crecimiento sigue estable, México alcanzará el nivel que tenía antes de la pandemia hasta 2024.
Pero el principal factor de riesgo en el país es la gobernabilidad. Fitch escribe que ésta “sigue siendo una debilidad relativa a los otros soberanos (países calificados) del grupo BBB-. Los indicadores de aplicación de la ley y de control de la corrupción son propios de un país con calificación B-”.
En resumen, el presidente y el secretario de Haciendo celebraron a su gobierno por no haber reprobado en medio de la crisis. Aun cuando eso significó descuidar las finanzas personales de la ciudadanía.
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