A tan solo unas cuadras de Palacio Nacional, la residencia del presidente López Obrador, la semana pasada fueron torturados y descuartizados Alan y Yair, dos niños de 12 y 14 años. Ambos eran hermanos y sus padres indígenas mazahuas que habían migrado a la capital para incursionar en el comercio ambulante. El caso estremeció la opinión pública y acaparó los titulares de casi todos los diarios.
El homicidio ocurrió en Cuba 86, la misma vecindad en la que vivía el adolescente que fue descuartizado en 2018 por la Unión y sus restos esparcidos en el Puente de Nonoalco.
Reportes de la policía indican que cuatro cuartos de lámina ubicados en la azotea de Cuba 86 eran empleados desde hace cuatro años como “oficinas” y bodegas de delincuentes.
En esa vecindad han sido ubicados, por denuncias de vecinos y comerciantes que se hallan en poder de las autoridades, Kevin Torres y Enrique Torres, vendedores de droga relacionados con robo a negocio; Martín Hernández García y Alicia Chanán, vinculadas con extorsión a establecimientos mercantiles y robo a negocio, y María de la Luz Navarrete, dedicada a la venta de droga.
En uno de esos cuartos de cuatro fueron sacrificados y desmembrados la semana pasada los dos menores que estaban reportados como desaparecidos. La Policía de Investigación (PDI) localizó huellas hemáticas, herramientas punzocortantes, seguetas, una manguera empleada “para lavar el piso”, así como restos de cloro y cal, probablemente empleados para borrar evidencias.
La PDI señaló como responsable a un joven de 25 años, identificado como Baltazar “N”, al que las cámaras del C-5 captaron la madrugada del 31 de octubre empujando un “diablito” con las bolsas en las que iban los restos. Se cree que los “halcones” le avisaron que adelante había algunas patrullas, y que entonces Baltazar envió a un adicto, Edgar “Z”, a deshacerse de los restos.
Sin embargo, el hombre tropezó mientras transportaba los restos de las dos víctimas. Y en ese momento, los policías se acercaron y vieron que las bolsas y cajas de plástico contenían restos humanos.
Según la indagatoria, Baltazar y un sujeto identificado como “El Chayan”, quien fue detenido horas más tarde, bajaron los cadáveres con la instrucción de deshacerse de ellos.
De acuerdo con los trabajos de inteligencia “El Chayan” es el jefe de Baltazar “N”, alias “El Zúñiga”, el hombre que trasladaba los cuerpos desmembrados de los jovencitos.
En el camino, uno de sus halcones les avisó que había una patrulla de la SSC, fue entonces que encontraron a Édgar “Z”, conocido como “mandadero y drogadicto del sector”, a quien pidieron llevar las cajas a una zona oscura.
La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) confirmó que las dos personas detenidas por su presunta responsabilidad en el doble homicidio ya fueron vinculados a proceso. Al primer imputado el juez le confirmó la prisión preventiva oficiosa como medida cautelar y la investigación complementaria se cerrará en tres meses.
En cuanto al segundo caso, el individuo fue imputado por posibles delitos contra la salud, en su modalidad de narcomenudeo, hipótesis de posesión con fines de comercio, y cohecho. A él también le dieron prisión preventiva oficiosa y se determinó un plazo de 15 días para el cierre de la investigación complementaria.
La información más reciente indica que los asesinos supuestamente detectaron que Alan Yair y Héctor Efraín eran presuntos halcones de La Anti-Unión.
Por otro lado, mensajes encontrados en el teléfono de Héctor indican que competía con un vendedor de droga por el amor de una joven. Las autoridades señalan que este podría ser uno de los motivos detrás del atroz crimen.
De acuerdo con las primeras indagatorias, los criminales les dijeron a Héctor y a Alan Yair que irían a los arrancones, ya que a Héctor le gustaban las motos de pista. Otras versiones señalan que los invitaron a dar gracias a San Judas Tadeo el 28 de octubre.
Después de subirse a una moto, los adolescentes desaparecieron y días más tarde sus restos fueron encontrados.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: