Agentes de inteligencia policial de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México capturaron en calles de la alcaldía Cuauhtémoc a José David “N”, también conocido como El Chayan, extorsionador y presunto líder de una célula de la organización criminal la Unión Tepito: es una detención posiblemente vinculada con el asesinato de los dos adolescentes descuartizados en el Centro Histórico.
El operativo, realizado durante la tarde de esta jueves, terminará en la presentación de El Chayan ante la agencia 50 de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México. De acuerdo con las primeras versiones, el presunto criminal fue arrestado por el delito de robo a transeúnte en la colonia Doctores.
José David “N”, ligado al narcotráfico, extorsiones, y homicidios en la capital del país, fue trasladado a las inmediaciones de la Fiscalía de Investigación Estratégica. Al momento de su captura, el implicado se encontraba en posesión del dinero robado, un arma de fuego 9 milímetros, y una camioneta Mazda con las placas H62AVG.
El reportero Antonio Nieto, de Noticieros Televisa, informó a través de su cuenta de Twitter que El Chayan es subalterno de otros miembros de la Unión Tepito, El Chori y El Manzanas, y que se indaga su participación en el homicidio de los dos niños mazahua.
Nieto también señaló que el presunto criminal es familiar de El Irving, la violenta ex cabecilla de la organización criminal.
El asesinato de dos niños indígenas mazahuas que vivían en el Centro Histórico de la Ciudad de México y eran hijos de comerciantes ambulantes ha conmocionado a todo el país.
El día de ayer los padres acudieron al forense para identificar los cadáveres mutilados. Apenas eran unos niños: Yahir tenía 12 años y Héctor Efraín 14. Los dos eran hijos de indígenas mazahuas de San Antonio Pueblo Nuevo, Estado de México, y vivían en la ciudad desde pequeños. Solían acompañar a sus padres en las horas de trabajo. Todos eran comerciantes ambulantes.
La jefa de gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum, deslizó ayer la posibilidad de un ajuste de cuentas por temas de narcomenudeo. Sin embargo, Karina, la madre de los niños, negó que sus hijos tuvieran algún tipo de vinculo con el crimen organizado y pidió que por favor ya “no les ocasionen más problemas” a ella y a su familia.
“Si nos citan a las audiencias si vamos a presentarnos, pero por ejemplo, pedir justicia, la verdad ya no, ya no queremos más problemas... Ya lo que queremos es que nuestros hijos estén descansando y que Dios se encargue de lo que se tenga que encargar. Eso de que eran de la Unión y que iban a vender y que trabajaban para ellos, todo eso es mentira, eran unos niños de casa que no se metían con nadie”, dijo la madre al periódico Milenio.
Las víctimas vivían en el Centro Histórico, donde presuntamente se dedicaban al comercio con sus papás, según la Fiscalía General de Justicia capitalina. Alan Yahir y Héctor Efraín asistieron a la iglesia de San Hipólito y, más tarde, de acuerdo con Excélsior, Héctor le pidió a Alan que lo acompañara a ver a su novia.
Desde entonces no se supo nada de ellos.
La novia aseguró, reportó el medio, que Héctor nunca arribó, ya que lo estaba esperando para asistir a unos arrancones de motocicletas en la alcaldía de Iztapalapa. Las autoridades presumen que ambos fueron asesinados y desmembrados dentro de una vecindad de la calle República de Chile, lugar donde operan sicarios de la organización criminal la Unión Tepito.
Un miembro del cártel, identificado como Édgar Zúñiga, El Zúñiga, de 39 años de edad, fue el encargado de trasladar los restos: intentó engañar a las autoridades al fingir ser un adicto e indigente al que le habían pagado por sacar cajas y botes con basura.
Sin embargo, en realidad se trataba de un miembro de la Unión, quien operaría para dos cabecillas: El Chori y El David, señaló el reportero Carlos Jiménez.
El reportero Hector de Mauleón, para El Universal, declaró que arrestaron a Édgar Zúñiga cuando dos agentes de la Secretaría de Seguridad Ciudadana se movilizaron hacia la esquina de Chile y Belisario Domínguez para hacer un corte de circulación y así impedir que un grupo de motociclistas ingresara al antiguo Primer Cuadro.
Las calles desiertas provocaron que les llamara la atención un hombre que empujaba nerviosamente un diablito.
Sin embargo, cuando caminó cerca de los agentes se le cayeron dos cajas de plástico. Uno de ellos se acercó a ayudar y notó que de las cajas habían salido tres bolsas de plástico negro. “La persona quiso volver a meter las bolsas muy rápidamente, pero estaban pesadas, le costó trabajo”, relató el agente al periodista.
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