Desde que irrumpió la pandemia del COVID-19, millones de personas en México han tenido que adaptarse a las nuevas tecnologías. Los estudiantes y sus familias, los maestros, los trabajadores de oficina y los propietarios de negocios, son sólo algunos ejemplos. Y en este tiempo de adaptación, los ciberdelincuentes han aprovechado para perfeccionar e incrementar los fraudes a través de Internet.
Así lo advirtió la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), que explicó que durante la crisis sanitaria, este tipo de ilícitos creció globalmente un 400%.
“Ante el incremento de actividades educativas, de salud, trabajo o entretenimiento virtuales, los ciberdelincuentes han sofisticado y multiplicado sus métodos de ataque, al grado de haberse registrado un incremento hasta en un 400% a instituciones gubernamentales y personas a nivel mundial”, indicó el organismo.
Entre estas tácticas fraudulentas, una de las más comunes en México es el phishing. A través de este método, el estafador contacta con su víctima y se hace pasar por una empresa, o una entidad pública, para sonsacarle datos, claves, números de cuenta, tarjetas bancarias, o información personal.
“La suplantación de identidad, o phishing, es un tipo de fraude en línea que se realiza por mensajes de texto, llamadas y con mayor frecuencia, por correo electrónico, con el objetivo de robar tu información personal, dinero o provocar que descargues un virus”, señaló Profeco.
El ciberdelincuente puede fingir que trabaja como representante de un banco, o como inversionista, y presenta una oferta falsa diseñada para robar datos financieros del damnificado. También puede fingir que es empleado de una institución pública, y solicitar información a nombre de la entidad, o pedir un número de cuenta para realizar un supuesto pago del gobierno.
Además, en los últimos tiempos estos estafadores se han reinventado y se sirven de la coyuntura actual para explotar la situación vulnerable de muchas familias. Así, se hacen pasar por autoridades sanitarias, como la OMS, o por organizaciones no gubernamentales.
Un caso claro fue el que reportó recientemente el diario El Universal, que denunció cómo un grupo de estafadores logró robar a un hombre de 91 años 355 mil pesos a través de un fraude telefónico. El adulto mayor había vendido unos terrenos y depositó el dinero en una cuenta de Scotiabank. Poco después, los ladrones le llamaron y aseguraron ser trabajadores del banco. Ellos ya tenían su contraseña, y su nombre de usuario, y lograron con mentiras que la víctima les dijera el token dinámico. Así le robaron sus ahorros, y al saber lo sucedido, la institución bancaria explicó que era culpa del señor haber revelado su información personal, por lo que rechazó devolverle el dinero.
Ante este tipo de experiencias, Profeco lanzó las siguientes recomendaciones para alertar a la población y evitar que caigan en una de esas trampas:
- No compartas información personal
- Verifica la fuente antes de dar clic y revisa bien los archivos.
- Comprueba que la URL del sitio web empieza por “https”.
- Ten cuidado con las llamadas telefónicas y los correos electrónicos no solicitados.
- Desconfía de las ofertas que te ofrecen formas rápidas de ganar dinero.
- Mantén actualizado el software de tus dispositivos.
- Usa un antivirus confiable.
- Recurre al sistema de verificación en dos pasos en tu correo electrónico y redes sociales.
- Elimina los mensajes y no los compartas.
Por último, recuerda que en los sitios webs legítimos no solicitan por mensajes contraseñas o información financiera.
Alerta por skimming
El phishing no es la única estafa que ha proliferado en tiempos de pandemia. Y ahora que llega la época del Buen Fin, y las fechas navideñas, otro de los fraudes que preocupa a las autoridades es la clonación de tarjetas.
Según la edición mensual de la revista “Proteja su Dinero”, publicada por la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), dentro del duplicado, una de las técnicas más comunes es el skimming.
A través de esta modalidad, los delincuentes logran obtener la información de una tarjeta que ha sido utilizada en una transacción, tanto en un cajero como en un local comercial. Para ello utilizan un escáner que copia los datos de nuestra cartulina de crédito o débito, y les permite utilizarlos en fraudes posteriores.
“Para robar tu información utilizan una máquina de escaneo llamada skimmer de bolsillo, el cual se coloca en la ranura del cajero automático en donde insertas tu tarjeta. Una vez dentro, esta máquina leerá la banda magnética de la misma, para obtener el número de plástico, fecha de expedición, nombre del titular y número de seguridad. Esta es una de las formas de clonación más rápidas, y también puede ocurrir en tiendas comerciales”, explica la Condusef en su artículo.
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