Dos meses después de que Emilio Lozoya Austin, presentó una denuncia ante la Fiscalía General de la República en contra del ex presidente Enrique Peña Nieto y quien fue el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, entre otros ex funcionarios, por “actos que posiblemente constituyan delitos”; la FGR pretendía obtener una orden de aprehensión contra Videgaray Caso por cinco delitos federales. Sin embargo, el poder judicial la habría negado por “falta de sustento jurídico”.
El segundo hombre más poderoso en el sexenio anterior ha estado en la mira del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, por las presuntas irregularidades cometidas a lo largo del gobierno priista; pero hasta el momento, no se le han podido fincar responsabilidades jurídicas. Es por eso que, ante la negativa del poder judicial para girar una orden de aprehensión, la Unidad Especializada en Delitos Federales de la FGR podría reformular los cargos.
La influencia de Luis Videgaray Caso en el gobierno de Enrique Peña Nieto, lo llevó a ser considerado como el “poder detrás del trono”. Sus opiniones pesaban más que las de cualquier otro en el equipo cercano del ex mandatario y su autoridad era tan grande, que decidía quién podría recibir el mandatario.
Debido a sus grandes habilidades como operador, era conocido como “Vicegaray”, un juego de palabras que hacía alusión a la figura política de Vicepresidente. En pocas palabras, fue un elemento clave en la administración pasada, tanto como secretario de Hacienda como de Relaciones Exteriores.
Dada su importancia, por la oficina de Videgaray Caso pasaban todos los temas fundamentales para el gobierno peñanietista. No había asunto que se le escapara.
Aunque en ocasiones estuvo en el “ojo del huracán” por sus acciones, su amigo Enrique Peña Nieto siempre lo mantuvo a salvo. Al término de su gobierno, Videgaray Caso huyó de México, adoptó un perfil bajo y encontró cobijo como profesor en el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Estados Unidos desde hace un año.
Pero ahora, con la tormenta política que se ha desatado tras la captura y extradición a México del ex director de Petróleos Mexicanos (Pemex) Emilio Lozoya Austin, Luis Videgaray vuelve a estar en el ojo público por su dudoso y cuestionable desempeño como funcionario público en el gobierno anterior.
Los escándalos
La relación de Luis Videgaray con Enrique Peña Nieto data de hace varios años. De acuerdo con versiones periodísticas, ambos personajes se conocieron en la década de los 90 en la empresa Protego, propiedad del ex secretario de Hacienda Pedro Aspe Armella.
En 2005 llegó a trabajar con Enrique Peña Nieto, quien en ese momento era gobernador del Estado de México, ofreciendo asesoría para el manejo de la deuda de la entidad mientras trabajaba en la firma Protego. Y llegó para quedarse.
Ese mismo año se convirtió en el secretario de Finanzas del gobierno mexiquense, después fue diputado federal y presidió la Comisión de Hacienda.
En 2011 coordinó la campaña de Eruviel Ávila al Estado de México y en 2012 coordinó la campaña presidencial de Peña Nieto (a la cual se incorporó Emilio Lozoya Austin).
Poco después de que Enrique Peña Nieto ganó las elecciones de julio de 2012, estalló el primer escándalo que involucró al hombre más cercano del entonces presidente.
Integrantes del Partido Acción Nacional (PAN) y del Movimiento Progresista que después se convertiría en Morena, revelaron que durante la campaña de Peña Nieto, el grupo comercial Inizzio así como la importadora y comercializadora Efra, formaban parte de un entramado financiero mediante el cual se canalizó dinero a la campaña de Peña mediante la utilización de tarjetas bancarias de la empresa “SÍ vale”, propiedad de banco Monex.
Posteriormente, investigaciones periodísticas revelaron que esta red financiera fue utilizada para hacer llegar dinero a operadores del priismo entre delegados distritales y representantes generales en los distritos electorales. También fueron usadas tarjetas de otras instituciones y monederos electrónicos que se ofrecieron a los electores a lo largo y ancho del país a cambio de votar por el PRI.
Luego de una indagatoria de la Unidad de Fiscalización (UF), el 23 de enero de 2013, el Consejo General del entonces Instituto Federal Electoral ( hoy INE) determinó que el esquema de financiamiento para dispersar 66.3 millones de pesos en 7,851 tarjetas fue legal y que los contratos privados celebrados entre el PRI y sus operadores (enlaces y coordinadores tanto locales como distritales) comprobaron que el dinero se gastó en un fin lícito.
A la par que se realizaba la investigación, Luis Videgaray Caso fue nombrado el coordinador general para la transición gubernamental y luego, Secretario de Hacienda.
Debido a sus grandes habilidades como operador político, fue el principal interlocutor con los legisladores durante la negociación de la Reforma Fiscal. Además, diseñó los Presupuestos de Egresos 2013 y 2014 e instrumentó la Reforma Financiera.
En los pasillos de la política mexicana, se sabía que Videgaray nunca gozó de la simpatía del empresariado. Cuando era secretario de Hacienda, los primeros meses se negaba a reunirse con ellos.
Además, se decía que “los moches” (sobornos) que pedían en su administración al frente de Hacienda, llegaban hasta el 40% cuando en otras administraciones era de entre 10 y 20%.
Como titular de Hacienda, Videgaray Caso era jefe de Emilio Lozoya, cuando éste fue director de Pemex, cargo que logró gracias a su amigo Videgaray. Pero además, también era miembro del Consejo de Administración de Pemex, por lo que Luis Videgaray también habría avalado la compra fraudulenta de la planta de fertilizantes Agronitrogenados a Altos Hornos de México (AHMSA) y la operación de obras otorgadas a la constructora brasileña Odebrecht (casos por lo que Lozoya está acusado).
Ambos casos, se concretaron gracias a créditos multimillonarios otorgados por Nacional Financiera (Nafin) y el Banco Mexicano de Comercio Exterior (Bancomext), cuyos consejos de administración también estaban presididos por Videgaray Caso.
En 2015 el diario estadounidense The Wall Street Journal publicó que Videgaray compró una casa ubicada en Malinalco, en el Estado de México, a un contratista cercano al Gobierno de Peña Nieto. El entonces secretario reconoció que Juan Armando Hinojosa, fundador de Grupo Higa, le vendió la propiedad en lo que describió como una operación “legal y dentro de los parámetros del mercado”.
Pesea a las revelaciones, el poder de Luis Videgaray parecía imparable, hasta que en septiembre de 2016 se vio obligado a renunciar a su cargo luego de la polémica que generó la invitación al entonces candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump y a la candidata demócrata, Hillary Clinton, a México antes de las elecciones del 8 de noviembre de 2016 en la Unión Americana.
Trump (quien durante su campaña había insistido en que México pagaría el muro fronterizo entre ambos países y catalogó a los mexicanos como delincuentes y violadores) aceptó y fue recibido en la residencia presidencial de Los Pinos.
La oposición y la opinión pública estallaron pues consideraron como un agravio la invitación del candidato Republicano. El ánimo se encendió aún más cuando varios medios de comunicación revelaron que Videgaray fue quien convenció a Peña Nieto de invitar al magnate.
En medio de la polémica, Videgaray aseguró que con la visita de Donald Trump, Peña Nieto “actuó como un hombre de Estado”. Luego abandonó la Secretaría de Hacienda.
Pero su amigo Peña no lo dejó solo y pese a la polémica y el rechazo de la opinión pública por lo sucedido con Trump, lo nombró secretario de Relaciones Exteriores, cargo en el que reconoció el propio Videgaray, llegaría “a aprender”.
Ya como “canciller” Luis Videgaray volvió a imponer sus intereses y anunció que entregaría por decisión del mandatario, la Orden del Águila Azteca a Jared Kushner, yerno de Donald Trump y asesor principal de la Casa Blanca.
El galardón es la más alta distinción que otorga el país a personas extranjeras, por lo que la decisión generó una acalorada polémica. Las tensiones y reacciones que provocó la concesión de este premio llevaron a que Peña Nieto y Luis Videgaray tuvieran que salir a dar la cara para defender la decisión.
“Es una atribución del presidente y la quiero dar”, insistió Peña Nieto.
El argumento para otorgarle el premio fue debido a las “significativas contribuciones” del yerno de Trump para lograr la negociación del nuevo Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá.
Luis Videgaray Caso concluyó el sexenio al frente de la Secretaría de Relaciones Exteriores y enseguida desapareció del ojo público. Fue tiempo después que se descubrió que era profesor en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), institución de la cual es egresado ya que realizó su doctorado.
Luis Videgaray es director del Proyecto Mundial sobre Políticas de Inteligencia Artificial, maestro en la escuela de administración e investigador en el Instituto de Investigaciones sobre Políticas de Internet, en el MIT.
Fue en sus clases en este instituto cuando en febrero de este año (justo unos días antes de que Emilio Lozoya fuera detenido en España) Videgaray Caso fue cuestionado por un estudiante de matemáticas identificado como “Alonso”. El joven confrontó a Luis Videgaray sobre su papel en Odebrecht, Pemex, Lozoya, OHL, así como malversación de fondos para las campañas priistas, Monex y Soriana. “Valdría la pena abordarlos en el contexto de su discurso sobre confianza y democracia, porque se me ocurre que es el enorme elefante en el cuarto”, señaló el estudiante.
“Defiendo mi trayectoria y mis acciones. Obviamente, como hacedor de política, hice buenas cosas y cometí errores, pero aprendí mucho. Con gusto hablo contigo cuando quieras, la puerta de mi oficina siempre estará abierta y podemos discutirlo”, respondió Videgaray. El momento fue grabado en un video que se encuentra en internet y que fue citado este martes por la periodista Dolia Estévez.
La comunicadora destacó que Luis Videgaray Caso vive solo en un pequeño departamento a unos pasos del campus universitario, fuera de los reflectores, concentrado en su trabajo, dando clases y conferencias antes de la pandemia. Adoptó el look del desenfadado profesor con chaqueta sport y camisa de color. Viaja a la Ciudad de México a visitar a su familia, aunque no se sabe con qué frecuencia. No obstante, las autoridades mexicanas aseguran que lo tiene “localizado” en Nueva York.
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