La titular de la Secretaría de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, aseguró esta semana que los feminicidios en el país han sufrido un repunte “moderado” e incluso se aventuró a decir que podrían haber entrado en una “meseta”.
“De venir en una curva ascendente verdaderamente vertiginosa en los años previos, hoy estamos, si no en una meseta, cuando menos, es un repunte moderado, o si no básicamente en meseta”, expresó la ex ministra de la Suprema Corte.
Las declaraciones de la funcionaria, autodenominada feminista, con el cargo más prominente en el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, fueron realizadas en la octava conferencia de prensa del Grupo Interinstitucional de Estrategias contra las Violencias hacia las mujeres, niñas y adolescentes (GIEV) el martes pasado.
La primera secretaria de Gobernación en la historia del país realizó estas declaraciones en un contexto difícil para las mujeres mexicanas. Apenas entre enero y septiembre de 2020, de acuerdo con datos oficiales de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, 704 mujeres fueron víctimas de feminicidio.
La funcionaria de 73 años concedió que, además de la epidemia de COVID-19 que México y el resto del mundo atraviesan desde hace ya casi un año, hay una “pandemia de violencias”. Además, indicó que la actual administración “tiene como objetivo claro, prioritario y específico disminuir y erradicar las violencias contra las mujeres”.
Sin embargo, esta declaración también contrasta con algunas de las posturas de su jefe, López Obrador, quien en los últimos meses, sobre todo a partir del confinamiento provocado por el coronavirus, ha minimizado los índices que su propio gobierno publica cada mes.
“No quiero decir que no exista la violencia contra las mujeres, no quiero que me vayan a malinterpretar. El 90% de las llamadas que se registran por violencia contra las mujeres son falsas”, declaró el mandatario en mayo pasado, en referencia a las llamadas de emergencia realizadas al 911.
Unos días después, el titular del Ejecutivo redobló su postura. “Fíjense que, contrario a lo que sucedió o lo que está sucediendo, se pensaba que si se unían las familias iba a haber más violencia. Es un concepto que no aplica para México por las características de nuestras familias, que son distintas las costumbres, a lo que sucede en otras partes del mundo, con todo respeto”, señaló.
Pero las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública lo han contradicho. Abril de 2020, con 26,171 llamadas al 911 relacionadas con incidentes de violencia contra la mujer, se convirtió en el periodo con el mayor registro desde enero de 2016, cuando comenzó a consignarse esta estadística.
En favor de las declaraciones de Sánchez Cordero está la estadística posterior. En cuanto a llamadas al 911 por violencia de género, la cifra récord de abril dio paso en el siguiente cuatrimestre a llamadas por encima de los 20,000 casos, efectivamente en una meseta.
Sin embargo, comparado con años anteriores, sigue siendo una cifra alta: con los datos de septiembre (casi 200,000 llamadas realizadas), se rompió el récord de todo el 2019 con dos meses por sumarse todavía a 2020.
En el tema de feminicidios, la situación es similar: tras un pico en junio de 94 presuntos asesinatos contra mujeres por cuestión de género, a cuatro casos del récord histórico, que también se registró durante la actual administración, le siguió una “meseta” con casos por encima de los 70 feminicidios al mes.
Sin embargo, comparado con años pasados, estas cifras siguen siendo altas. En 10 meses de 2020, México superó los casos totales de 2015 y 2016 y se encamina a ser el año con más feminicidios del que se tenga registro.
Pero eso no sería todo. Nadine Gasman, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) destacó en abril pasado que, de acuerdo con datos oficiales, cada día unas 10 mujeres son víctimas de feminicidio en alguna parte del país, lo que equivale a que en promedio ocurra este delito cada 2.4 horas.
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