La detención del ex secretario de la Defensa Nacional (Sedena), Salvador Cienfuegos Zepeda, quien fue detenido por la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), caló hondo en las filas castrenses del país, pues algunos elementos del ejército todavía no terminar de entender qué ocurrió ni tampoco se explican cómo fue que el mando superior del ejército terminó vinculado con el narcotráfico.
Así lo afirmó el general José Francisco Gallardo Rodríguez, militar, profesor universitario y defensor de derechos humanos.
“La visión de ellos (del Gobierno) es que en el Ejército son incorruptibles y ya vimos que eso no es cierto porque el Ejército, como cualquier institución del Estado, está formado por personas, de humanos, que tienen en su mente laberintos oscuros y no sabemos cuáles son las reacciones que pueden tener cuando se tiene poder”, dijo al portal SinEmbargo. “Es grave que por esta circunstancia que se dio apenas se están dando cuenta que hay una infiltración en las cúpulas militares y, pues si es así, también las hay en las cúpulas de Gobierno”.
El también doctor en Administración pública por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM marcó la década de los ochenta, concretamente durante el sexenio de Miguel de la Madrid, como el momento en el que el crimen organizado comenzó a infiltrarse en el ejército.
“Fue cuando el Ejército empezó a participar abiertamente en el combate a los sembradíos en el ‘Plan Condor’, que tenía como objeto el combate a la siembra y cultivo de enervantes, eso se inició en la época de De la Madrid. En aquel entonces estaba en apogeo en Jalisco, por ejemplo, el Cártel de Caro Quintero, después esos cárteles fueron mutando hasta llegar a los que tenemos ahora”, detalló.
“Se tienen que revisar los sistemas de inteligencia del Ejército, porque si ahí no se dieron cuenta que había una investigación a un alto mando militar, tampoco se dio cuenta la organización de inteligencia de Gobierno federal, ni la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) ni nadie en el Poder Ejecutivo. Bonita cosa, ¿no?”, puntualizó.
De acuerdo con la periodista Anabel Hernández, quien ha investigado sobre el narcotráfico en México por más de una década, la cercanía entre Arturo Beltrán Leyva y Salvador Cienfuegos Zepeda era tal que convivían en fiestas, tomaban tequila y departían en un yate en la bahía de Acapulco, justo cuando el general era comandante en la novena región militar en Guerrero.
Hernández también sostuvo que los vínculos de Cienfuegos Zepeda con el crimen organizado, particularmente con el Cártel de los Beltrán Leyva, no son nuevos. Datan cuando menos de 2005 y 2007. Esto igual ha sido declarado por narcos como Sergio Villareal, El Grande, lugarteniente de Arturo Beltrán Leyva, El Barbas.
A esas reuniones en el yate asistía una secretaria cercana a Martha Sahagún, esposa del ex presidente Vicente Fox, quien gobernó de 2000 a 2006. A los paseos en la bahía de Acapulco también asistía el empresario Jaime Camil Garza, quien ha sido señalado por sus vínculos de quienes ayudaban al lavado de dinero a Amado Carrillo Fuentes, el Señor de los Cielos, poderoso narcotraficante a finales de 1980.
Cienfuegos Zepeda, titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) con Enrique Peña Nieto (2012-2018), fue detenido el pasado 15 de octubre a su arribo al aeropuerto de California, en Los Ángeles. Una orden de arresto pesaba en su contra desde agosto del 2019, pues se le acusa de tres cargos de conspiración para manufacturar, importar y distribuir drogas, además de un cargo por lavado de dinero.
Quien fuera jefe del Ejército habría colaborado con el Cártel H-2 para el tráfico terrestre y marítimo de cocaína, marihuana y metanfetamina, hacia EEUU, según el Departamento de Justicia de aquel país. Principalmente, estaría ligado con Juan Francisco Patrón Sánchez, El H2, quien asumió el liderazgo de una facción desprendida del Cártel de los Beltrán Leyva desde 2014.
El mote por el que conocían al militar era “El Padrino”.
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