La cercanía entre Arturo Beltrán Leyva y Salvador Cienfuegos Zepeda era tal que convivían en fiestas, tomaban tequila y departían en un yate en la bahía de Acapulco, justo cuando el general era comandante en la novena región militar en Guerrero, aseguró Anabel Hernández, quien ha investigado sobre el narcotráfico en México por más de una década.
La periodista sostiene, con base en su trabajo de reporteo, que los vínculos de Cienfuegos Zepeda con el crimen organizado, particularmente con el Cártel de los Beltrán Leyva, no son nuevos. Datan cuando menos de 2005 y 2007. Esto igual ha sido declarado por narcos como Sergio Villareal, El Grande, lugarteniente de Arturo Beltrán Leyva, El Barbas.
“En ese momento Salvador Cienfuegos estaba como responsable de la novena región militar en Guerrero, y ya entonces había comentarios de narcos y de autoridades de que Cienfuegos estaba ahí departiendo con un importante empresario y el Barbas, Arturo Beltrán Leyva, en un yate ahí a todo lujo en la bahía de Acapulco, echándose sus tequilas, haciendo fiestas", dijo Anabel Hernández en el programa Los Periodistas de La Octava.
A esas reuniones en el yate asistía una secretaria cercana a Martha Sahagún, esposa del ex presidente Vicente Fox, quien gobernó de 2000 a 2006. A los paseos en la bahía de Acapulco también asistía el empresario Jaime Camil Garza, quien ha sido señalado por sus vínculos de quienes ayudaban al lavado de dinero a Amado Carrillo Fuentes, el Señor de los Cielos, poderoso narcotraficante a finales de 1980.
Cienfuegos Zepeda, titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) con Enrique Peña Nieto (2012-2018), fue detenido el pasado 15 de octubre a su arribo al aeropuerto de California, en Los Ángeles. Una orden de arresto pesaba en su contra desde agosto del 2019, pues se le acusa de tres cargos de conspiración para manufacturar, importar y distribuir drogas, además de un cargo por lavado de dinero.
Quien fuera jefe del Ejército habría colaborado con el Cártel H-2 para el tráfico terrestre y marítimo de cocaína, marihuana y metanfetamina, hacia EEUU, según el Departamento de Justicia de aquel país. Principalmente, estaría ligado con Juan Francisco Patrón Sánchez, El H2, quien asumió el liderazgo de una facción desprendida del Cártel de los Beltrán Leyva desde 2014. El mote por el que conocían al militar era “El Padrino”.
Una de las declaraciones clave sobre la presunta corrupción de Cienfuegos Zepeda data del 2012, cuando Villareal Barragán dijo que los militares sobornados por él, a encargo del Barbas, recibían hasta USD 100 mil.
“Para el jefe de destacamento, el de caballería, el de la blindada, el de infantería y para el jefe de la zona militar, para cada uno se destinaban cien en mil dólares, y así tenía a varios mandos arreglados en Morelos, en Guerrero, en el Distrito Federal”, aseveró el capo el 23 de mayo del 2012 ante la entonces Procuraduría General de la República.
“El arreglo no era para que no catearan las tiendas sino para abordar asuntos grandes como tráfico de drogas por toneladas, para que pasaran a través de retenes militares, para quitar y poner retenes en todos los estados de la República; inclusive llegamos a operar en Guatemala”, detalló El Grande.
Precisamente, a quien mencionó de forma implícita era Salvador Cienfuegos Zepeda, pues el general comandó las regiones militares en la capital de México como en la entidad guerrerense cuando los Beltrán Leyva, asociados entonces con el Cártel de Sinaloa, eran dueños de la plaza.
De 2001 a 2007, los Beltrán Leyva formaban parte de la llamada Federación, concilio histórico que agrupó a los principales líderes del narcotráfico del Pacífico, que lo mismo incluía a Vicente Carrillo Fuentes, Juan José Esparragoza Moreno, El Azul, e Ismael el Mayo Zambada. La idea fue de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo. Para este grupo había un pacto de protección a cambio de sobornos, que abarcaba a políticos y altos mandos de la policía, hasta generales del Ejército.
Tras comparecer ante el juez Alexander F. McKinnon, el pasado martes 20 de octubre, a Cienfuegos Zepeda le fue negado seguir su proceso en libertad, pese a que ofreció pagar una fianza de USD 750 mil. Será trasladado a Nueva York, donde radica su caso.
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