El día de hoy, el presidente de México Andrés Manuel López Obrador, en compañía de Blanca Jiménez Cisneros, Directora de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y de Roberto Velasco Álvarez, Director General para América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), anunciaron que se entregó a los Estados Unidos (EEUU) la cantidad de 131 millones de metros cúbicos (Mm3) de agua para cumplir con el Tratado de Agua entre México y EEUU de 1944.
Según las autoridades que se presentaron el día de hoy en la conferencia matutina, el agua se obtuvo mediante un incremento en la demanda de otras presas diferentes a La Boquilla, que actualmente se encuentra tomada por manifestantes del estado de Chihuahua en reclamo de que el recurso hídrico pertenece a los agricultores de la entidad.
Tanto el presidente como Roberto Velasco reiteraron, el día de hoy, su percepción de que la postura de las autoridades Chihuahuenses frente al conflicto responden a intereses electorales y ponen en riesgo al Tratado de Aguas de 1944 y al suministro de agua del norte del país. Sin embargo, no todos los datos que dieron son precisos.
Por ejemplo, Andrés Manuel aseguró que al llegar a la cuota de agua por entregar, según el acuerdo diplomático, se evitó una sanción por el incumplimiento del Tratado. Sin embargo, esto es falso. Ya en otras ocasiones México ha quedado en adeudo del vital líquido con el gobierno de los EEUU sin que se aplique ninguna sanción.
El Dr. en Geografía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y especialista en el tema, Gonzalo Hatch Kuri, explica lo que pasaría en caso de que no se entregara el agua faltante a tiempo: “Lo que va a pasar es sencillo, ambos gobiernos van a firmar un acta donde EEUU y México reconozcan que hubo un faltante en la deuda de agua. [...] y tendremos otro quinquenio más para pagarlo, y ya. Nada más. No va a pasar nada. No nos van a hacer la guerra, no nos van a poner más aranceles. No van a hacer nada.”
La misma titular de la Comisión Internacional de Límites y Agua en EEUU, Jayne Harkins, escribió que “no hay consecuencias explícitas escritas en el Tratado del Agua de 1944 u otros acuerdos internacionales entre los Estados Unidos y México en el caso de que México terminara el ciclo con endeudamiento”.
Por otro lado, la directora de Conagua aseguró que el líquido a entregar en este periodo de 5 años, a las presas de los EEUU, se tenía que sumar la deuda con la que el gobierno mexicano cerró el periodo anterior. Es decir, que teníamos que entregar una cantidad adicional de aproximadamente 370 Mm3 de agua.
Dicha deuda se pagó a los tres meses del terminar el ciclo número 34 del 2015. Es decir, el agua que debíamos de entregar a los EEUU se saldó en Febrero del 2016, mencionó el Dr. Gonzalo Hatch Kuri.
Gonzalo también explicó que las autoridades de la Conagua estimaron desde octubre, del año pasado, que este ciclo se cerraría con un adeudo de aproximadamente 650 Mm3 de agua. Sin embargo, cuando se reunió con autoridades de Chihuahua, la Conagua pidió extraer la cantidad aproximada de 1,300 Mm3, es decir, el doble de lo que requería. Hatch Kuri también dio la razón del suministro de agua a los demás distritos de riego que se benefician de la cuenca del Río Bravo.
El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, aseguró que el Tratado de Aguas suministra de recursos a las ciudades del norte del país y que la posición del gobernador de Chihuahua, Javier Corral, ponía en riesgo la disponibilidad del líquido en la región. Sin embargo, en un estudio para analizar los efectos del cambio climático en la cuenca del Conchos, se reporta que sólo el 7% de esa agua se destina a usos municipales mientras que el 91% es para el riego.
En los EEUU ocurre algo similar en cuanto a los usos del vital líquido. El agua que se entrega al gobierno de Texas se usa principalmente para fines agrícolas, por lo que, de ser cierto que se le entregó agua de consumo humano a los EEUU, como mencionó López Obrador, esto implicaría que se envió agua potable al país vecino y este se utilizará para el riego de tierras.
El Dr. Samuel Sandoval Solis, egresado del Instituto Politécnico Nacional y la Universidad de Austin Texas, especialista en el manejo de aguas, explica que el principal factor de riesgo para el Tratado de Aguas entre México y EEUU son los efectos del cambio climático.
Él explica que inicialmente el Tratado de Aguas se firmó durante una etapa de humedad en todo el planeta. Sin embargo, unos años después de que se firmara el tratado, la región entró en una sequía. Por lo que él calcula una sobrestimación del 17% del agua disponible.
Este tipo de comportamientos son normales en la región. Las etapas húmedas y las secas se comportan de manera cíclica. Sin embargo, en los últimos años se ha registrado que las etapas húmedas y secas tienen duraciones más cortas y efectos más profundos. Es decir, cuando llueve, lo hace de manera abundante, mientras que las sequías se vuelven más severas. Este efecto se le conoce como Whiplash o de látigo y se puede considerar como un efecto del cambio climático.
En un estudio sobre los efectos del cambio climático en la cuenca del río Conchos se estima que para finales de este siglo habrá un déficit del 20% en la cantidad de agua disponible en la región. Esto, sumado a la sobreestimación del 17% ya mencionada, obligará en algún momento a que se cambien los términos del Tratado de Aguas entre México y EEUU, explica Samuel.
Por su lado, el Dr. Hatch Kuri coincide con esta predicción y agrega: “los efectos negativos del cambio climático lo que van a hacer es recrudecer los conflictos por el agua y va a haber cada vez mayor conflictividad. Esto va a conducir a que los Estados tengan que reabrir los temas de los tratados, revisarlos, analizarlos y, si se quiere un clima de paz, adecuarlos al escenario que está imponiendo el cambio climático”.
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