El pasado miércoles 14 de octubre, desde la conferencia de prensa matutina de Palacio Nacional, el canciller Marcelo Ebrard garantizó que México vacunará a toda su población entre diciembre de 2020 y septiembre de 2021.
Para cumplir con esa meta, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador necesita invertir millones de pesos no sólo en la compra de vacunas, sino en infraestructura para el transporte y almacenaje bajo parámetros que garanticen la persistencia de la cadena de frío, el desarrollo de un sistema central para coordinar la oferta y demanda de todo el país en tiempo real, una campaña de comunicación efectiva y una plantilla con el suficiente personal capacitado para la aplicación de vacunas. Eso, sin tomar en cuenta la planeación logística de toda la movilización.
Como ejemplo de operatividad en un proyecto relacionado destacan los protocolos de Fase III que el gobierno federal prometió a siete laboratorios de producción de vacunas. Casi 3 meses después de que el titular de Relaciones Exteriores hiciera público el primer acuerdo para realizar ensayos clínicos en México, la Secretaría de Salud no ha podido publicar los detalles de los mismos. Las farmacéuticas que ya comenzaron sus Fases III en otros países, siguen esperando en México.
Cada una de estas pruebas de eficacia necesita la participación de más o menos 10 mil personas. La aplicación y monitoreo de las pruebas corre a cargo de los laboratorios interesados. Al país sólo le toca reglamentar en materia de selección de voluntarios y protocolos de calidad para garantizar la seguridad de los mismos.
La campaña de vacunación contra el SARS-CoV-2 debe llegar, por lo menos, a 100 millones de personas en 10 meses, o el equivalente a 10 mil pruebas clínicas en todo el territorio nacional. Esta cantidad no corresponde con el total de población, sino con el número de vacunas que la cancillería dice haber asegurado por distintas vías. Le faltarían 27 millones para alcanzar la cobertura universal.
En septiembre, la empresa de paquetería DHL publicó el informe “Entregar resiliencia contra la pandemia”. Ahí analiza, desde un punto de vista logístico, los retos que enfrenta el mundo ante la inmunización de millones de personas en los próximos meses. Cada paso en la cadena de distribución presenta retos generales y la gravedad de cada uno de éstos varía para el caso mexicano.
Abasto de dosis
En primer lugar, está la procuración de las vacunas. La cancillería ha perseguido cuatro estrategias para obtener el fármaco.
Primero, México accedió a la plataforma Covax de la Alianza para las Vacunas (conocida como Gavi). El acuerdo equivale 51.6 millones de vacunas, que corresponde al 20 % de la población.
Además, negoció acuerdos de pre-compra con distintas farmacéuticas y coordinó el plan para producir la vacuna de AstraZeneca entre Fundación Slim, Laboratorios Liomont y mAbxience en Argentina.
De acuerdo con la líder de Cadena de Suministros y Distribución de Honeywell México, Claudia Estrada, antes de planear las distribuciones y aplicaciones, es indispensable que el sistema de salud conozca las fechas exactas en las que recibirán los lotes de las vacunas. Estrada gestiona el transporte de tecnologías en la región de América Latina, excepto Brasil. En entrevista con Infobae México, explica que un sistema de distribución que depende del tiempo de forma tan crítica exige toda la información necesaria para que cada etapa del traslado sepa qué hacer y lo haga lo más rápido posible.
La eficiencia es indispensable en la planeación de cada jornada de vacunación porque todas las vacunas, y especialmente las del SARS-CoV-2 necesitan un frío específico --los primeros lotes no pasarán por el proceso de estabilización que otras vacunas han tenido y los fabricantes carecen de la información necesaria para saber cuál es el límite de temperatura--. DHL estima que las primeras vacunas deberán ser distribuidas a 80 grados centígrados bajo cero para tener un rango de tolerancia.
Cadena de frío
“Uno de los riesgos más grandes es la ruptura de la cadena de frío”, advierte Estrada y cita a la Organización Mundial de la Salud: el 25 % de las vacunas no sirven porque no conservó la temperatura. Y es que, un error de almacenaje en un puerto o aeropuerto, o en un tráiler de transporte entre ciudades, o en una bodega, o en una camioneta de paquetería, o en una clínica puede arruinar la inmunización de una comunidad entera.
Tanto Estrada como el documento de DHL advierten que México no tiene la infraestructura necesaria para garantizar la distribución de vacunas con requisitos de frío tan estrictos como los que demandará la primera ola.
La vacunas llegarán en contenedores marítimos refrigerados, porque son más baratos que los vuelos, de ahí serán transportados a almacenes en las grandes ciudades. A partir de ese primer movimiento, las dosis ya necesitan monitoreo de temperatura constante. No es tan fácil, explica Estrada, incluso dos de las empresas lecheras más grandes de México tienen problemas para conservar la temperatura de algunos de sus camiones.
Si las vacunas llegan a los centros urbanos, serán almacenadas para repartirlas en paquetes que pasarán a otra bodega o directamente a la clínica para su aplicación. Los empaques industriales de las farmacéuticas podrían conservar el frío hasta 4 días en condiciones idóneas, mientras que las hieleras del sistema de salud pueden garantizar hasta 36 horas más. Por eso es indispensable que el plan de logística contemple la refrigeración en almacén, lo que requiere invertir en adaptación de almacenes u optimizar la ocupación de los que ya existen.
Frecuencia, espacio y costo
Estrada explica que, uno de los retos que la crisis sanitaria trajo a la industria del transporte es la disminución del espacio en vehículos. “Antes metía mercancía en 25 vuelos a la semana, ahora salen 4”, el incremento en el costo del transporte creció hasta 300 %. Esta reducción de espacio y frecuencia no sólo afecta a los vehículos, también aumenta el riesgo de la saturación en bodegas.
Por otra parte, el “transporte de última milla” a comunidades aisladas es irregular aun en las mejores condiciones. “Las empresas refresqueras tienen que esperar 3 o 4 días para llevar sus productos a ciertas comunidades porque los camiones no circulan a diario”.
El plan de distribución también debe contemplar el transporte de regreso para los paquetes de transporte en frío.
Estrada estima que estas condiciones harán que el costo de la jornada extraordinaria de vacunación tenga un incremento de hasta 200 % con respecto de una jornada regular. En 2020, el Presupuesto de Egresos de la Federación de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público destinó 2 mil 89 millones de pesos al Programa nacional de vacunación. Bajo ese supuesto, el costo del transporte y almacenaje rondará los 5 mil millones de pesos.
Seguridad
En el caso de México, la campaña de vacunación también debe tomar en cuenta el riesgo de robo. Estrada explica que, en el transporte de tecnologías en el que está especializada, el protocolo normal es contratar custodias para la mercancía entre el puerto y los almacenes y luego monitorear por satélite la distribución territorial. Reconoce que “es la única forma de saber si detuvieron al camión, o bajaron al chofer o se llevaron la mercancía”.
Además, el servicio suele contemplar un seguro que proteja contra robos. Pero, en el caso de las vacunas contra el Covid-19, la producción no alcanza a cubrir las unidades perdidas.
Soluciones
“Lo que más importa es garantizar la demanda de las vacunas”, reconoce la directora. Una de las prioridades debe ser el diseño de la comunicación institucional para lograr que toda la población viable asista a su centro de salud el día que le corresponde. Esto evitaría que las vacunas permanezcan guardadas más tiempo del necesario y que sobren dosis que deban ser devueltas o redistribuidas.
De acuerdo con la doctora Elizabeth Macías Barrera, fundadora y directora de Vacunas y Visas en Viajes, una organización especializada en vacunación internacional que, además, tiene un programa para realizar pruebas a domicilio para detectar la infección de coronavirus, sí es posible implementar una campaña de comunicación efectiva para convencer a la población de ir a vacunarse. La doctora Macías recibió un reconocimiento presidencial por su labor en contra de la pandemia de influenza en 2009.
La doctora confía en que la respuesta a la jornada contra la influencia de este año es un indicador positivo. “No es bueno tenerle miedo a las vacunas”, explica y reconoce que la gente comienza a ver que las vacunas salvan vidas. Pero también advierte que hay mucha desinformación y mitos sobre la aplicación de estos fármacos. “Mucha gente cree que las vacunas les provocan enfermedades, combatir esas ideas debe ser una prioridad”. Ella cree que, si las vacunas llegan a donde deben, las personas irán.
Por su parte, Claudia Estrada admite que hay suficiente tiempo para llevarlo a cabo, pero el gobierno necesita tomarlo en serio y pedir ayuda. “Sin la iniciativa privada no es posible”, declara. El sector público necesita empresas con conocimiento e infraestructura para realizar este tipo de operaciones y necesita invertir en cada paso del proceso. “No basta con comprar las vacunas”.
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