Anselmo Gómez Hernández, el danzante originario de Pahuatlán que cayó de una altura de más de 10 metros cuando realizaba el ritual de los voladores de Papantla, se encuentra en estado grave, según informó la Secretaría de Salud de Puebla en un comunicado.
“Con respecto al estado clínico del paciente, el secretario de Salud José Antonio Martínez García precisó que su situación es grave derivado de las múltiples lesiones que tuvo a causa de una caída de más de 10 metros de altura. Sin embargo, dijo que está consciente, lo que favoreció el traslado con el consentimiento de los familiares”, apuntó la dependencia estatal.
En el reporte, las autoridades no facilitaron detalles sobre las contusiones que presenta el joven de 25 años, pero de acuerdo a medios locales, sufrió fracturas en uno de los brazos, daños en piernas, cadera y columna vertebral.
Tras el accidente, los servicios de emergencia lo trasladaron al Hospital General de Tulancingo, un nosocomio de la capital poblana en el que está siendo atendido de las lesiones ortopédicas y traumáticas. La acción se realizó en coordinación con el gobierno de Hidalgo, ya que los hechos ocurrieron en dicho estado, durante una fiesta patronal de la comunidad de Acaxochitlán.
"Una vez que el paciente llegue al hospital, se le realizarán los estudios necesarios, tal y como lo instruyó el gobernador Miguel Barbosa Huerta”, informó la Secretaría de Salud de Puebla.
Gómez Hernández cayó del palo volador cuando realizaba las acrobacias propias de la danza. El incidente fue captado por testigos que grababan con sus celulares la función. Él era uno de los siete voladores que fueron invitados a participar en la festividad popular de Toxtla en representación de Xolotla, comunidad de Pahuatlán.
La danza de los voladores de Papantla
La ceremonia ritual de los voladores de Papantla es una danza ejecutada por cuatro personas; en el transcurso de esta, los participantes suben por un mástil de 18 a 40 metros de altura. Adicionalmente, un quinto hombre se sienta en la plataforma ubicada en la punta del tronco y toca una flauta y un tambor.
Se ejecuta por diversos grupos étnicos de Centroamérica y México, en particular por los totonacos del estado de Veracruz. Su objeto, según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés), es “expresar el respeto profesado hacia la naturaleza y el universo espiritual, así como la armonía con ambos”.
Luego de realizar el acto de invocación, los danzantes se lanzan al vacío desde la plataforma a la que están atados con largas cuerdas. En el aire, giran y realizan acrobacias imitando el vuelo de los pájaros, mientras la cuerda se desarrolla y van descendiendo hasta llegar al suelo.
“Cada variante de la danza ritual de los voladores representa un medio de hacer revivir el mito del universo, de modo que esta ceremonia expresa la visión del mundo y los valores de la comunidad, propicia la comunicación con los dioses e impetra la prosperidad.”, explica la organización internacional.
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