Según investigaciones de la científica Jazmín García Machorro, experta en virología del Instituto Politécnico Nacional (IPN), las varias cepas del COVID-19 podrían causar una reinfección.
Explicó que el hecho de que incluso una misma cepa presente pequeñas variaciones genómicas, puede ser suficiente para que el patógeno engañe al sistema inmune y un paciente recuperado de coronavirus pueda volver a infectarse.
La científica señaló que se desconoce el tiempo de inmunidad de quienes han padecido la enfermedad, ya que éste podría depender de diversos factores como la edad, la genética y la salud de las personas, así como la cantidad de anticuerpos neutralizantes que se generen, los cuales tienen la capacidad de impedir la entrada del virus a las células.
Indicó que por esa razón es importante hacerse estudios de seguimiento cada tres, seis y 12 meses.
Por otro lado, la especialista destacó que ser una persona asintomática o enfermar de gravedad puede depender de los antígenos a los que previamente fue expuesto el organismo.
“Es posible que se genere inmunidad cruzada con cepas de influenza u otros virus que tengan pequeñas porciones de proteínas similares a SARS-CoV-2, es decir, que las personas que ya padecieron influenza pueden tener una mejor respuesta ante una infección de coronavirus”, indicó.
En cuanto a la respuesta de los anticuerpos encargados de proteger al organismo, García Machorro explicó que ante una infección por coronavirus, hay una respuesta de varios anticuerpos, que a su vez se derivan variantes con distintas funciones, por lo que aquellos anticuerpos que tengan mayor atracción con el agente patógeno son los que brindan mayor protección al organismo.
“Ante una infección por SARS-CoV-2 hay una respuesta policlonal (de varios anticuerpos), desde los que actúan en las mucosas (IgA) a los que actúan en la sangre (IgG) y, de ellos, se derivan variantes con distintas funciones (subclases); es un hecho que aquellos anticuerpos (neutralizantes) que tengan atracción de alta afinidad con el agente patógeno son los que brindan mayor protección al organismo”, detalló.
Finalmente, la doctora enfatizó que que las medidas higiénicas y de protección deben conservarse como parte de una nueva cultura, pues las vacunas y tratamientos no están listos todavía; asimismo, llamó a la sociedad mexicana a aplicarse la vacuna contra la influenza estacional, porque podría aumentar la inmunidad cruzada y, en caso de contagio por COVID-19, el organismo podría tener una mejor respuesta.
Cepillo dental, foco de contagio
El IPN alertó que microorganismos pueden alojarse en las cerdas del cepillo dental, convirtiéndose en una fuente más de contagio.
La especialista en odontopediatría del Instituto, Nancy Arzate Mora, alertó que es necesario no poner juntos los cepillos familiares en un solo contenedor.
“La primera indicación es guardar los cepillos dentales con una cubierta individual en sitios o contenedores separados para evitar la contaminación cruzada”, mencionó.
De igual modo, resaltó la necesidad de un adecuado lavado de manos antes de lavar la boca, ya que así se evitará contaminar el mango del cepillo; consideró conveniente que cada miembro de la familia cuente con un tubo de pasta dental.
La investigadora del IPN comentó que después del aseo bucal el cepillo se debe lavar y desinfectar al sumergir las cerdas durante 30 minutos en una solución de yodopovidona diluida al 0.2%, en agua oxigenada diluida al 1% o en algún enjuague bucal que contenga clorhexidina. Posteriormente, secar perfectamente y guardar.
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