En el sexenio pasado, el Cártel Jalisco Nueva Generación se consolidó como el más poderoso. En poco más de diez años, el grupo de Nemesio Oseguera Cervantes pasó de ser una célula al servicio del Cártel de Sinaloa, a la organización más poderosa y con mayor presencia en el país.
Según coinciden analistas, el cártel de las cuatro letras aprovechó los golpes que sufrieron sus rivales de Sinaloa, Los Zetas, Caballeros Templarios y La Familia Michoacana, para ganar territorios estratégicos que no tenían controlados.
En 2012, cuando Enrique Peña Nieto asumió la presidencia de México, el entonces fiscal, Jesús Murillo Karam, aseguró que la estrategia del ex mandatario Felipe Calderón (2006-2012) había ocasionado la fragmentación de cárteles y el surgimiento de hasta 80 células que tenían en llamas al país. Entonces, la organización del Mencho operaba para el de Sinaloa en Jalisco, Michoacán y Veracruz.
Sólo cinco años después, el Cártel Jalisco Nueva Generación se expandió hasta dominar 24 estados.
Uno de los ejes de la estrategia de la administración de Peña Nieto fue ubicar a los principales cabecillas de los cárteles de la droga. Sólo la minoría pertenecían al CJNG.
La violencia y la corrupción perpetradas por la organización de “El Mencho” han sido clave para la rápida expansión de su imperio criminal.
En 2015, el Departamento del Tesoro incluyó a su líder Nemesio Oseguera Cervantes en la lista negra de narcotraficantes. Desde entonces, advirtió que el capo había aprovechado el debilitamiento de otros cárteles para expandirse.
La huella de Cienfuegos
Poco después de su investidura como secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda —actualmente acusado de nexos con el crimen organizado— advirtió que en cualquier Gobierno se debía trabajar en equipo para combatir al narcotráfico.
Planteó que la siembra, el cultivo y el tráfico de drogas eran actividades que contaminaban a las comunidades y ponían en riesgo a las personas, además de las ganancias económicas a la delincuencia organizada.
“En cualquier gobierno, la mejor manera para afrontar estas actividades ilícitas es trabajando en equipo y en la misma dirección, convencidos de que las acciones son en beneficio directo de las personas. Para los militares siempre será muy satisfactorio trabajar por las mejores causas de México", explicó el otrora de la Defensa Nacional.
Para 2016, cuando la violencia de la guerra contra las drogas cumplía 10 años (2006), Cienfuegos dijo estar en favor de que el Ejército dejara las calles. Habló entonces sobre la incertidumbre en la que se movían los soldados mexicanos que, según Cienfuegos, presumió que los militares eran quienes destruían 99 por ciento de los plantíos.
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