Joaquín “El Chapo” Guzmán tuvo muchos hijos, pero solo un selecto grupo de ellos, a quienes se les conoce como “Los Chapitos”, se encuentran en el centro de la actual pugna interna por el control de las operaciones del Cártel de Sinaloa. El último miembro que queda de la “vieja guardia” es Ismael “El Mayo” Zambada, de 72 años.
Ovidio, Iván y Jesús Alfredo se involucraron en las operaciones criminales del Cártel de Sinaloa desde que eran adolescentes, con el fin de que aprendieran cómo funcionaba la organización.
En octubre de 2019, las fuerzas de seguridad mexicanas ejecutaron una operación para capturar a Ovidio en Culiacán, la capital del estado de Sinaloa, pero resultó mal planeada. Poco después de que se corriera la voz sobre la detención de Ovidio, los miembros del cártel respondieron con toda su fuerza, llenando la ciudad con un ejército que paralizó a los ciudadanos y lanzó una ofensiva total para demandar su liberación. El presidente Andrés Manuel López Obrador finalmente “ordenó que se detuviera el operativo y se liberara al presunto criminal”.
Según el Departamento del Tesoro estadounidense, Ovidio era un “lugarteniente clave” en las filas del Cartel de Sinaloa.
Iván y Jesús, por su parte, se cree que también son operadores importantes de la organización. En 2016, ambos y otras 18 personas celebraban aparentemente el cumpleaños de Jesús, cuando un comando entró al establecimiento, separó a las mujeres y se llevó a seis hombres, entre ellos, los dos chapitos. Fueron secuestrados por el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) en un restaurante elegante del centro turístico de Puerto Vallarta, en el estado de Jalisco, aunque ambos fueron liberados posteriormente.
Jesús Alfredo parece ser el que tiene un papel más destacado en la organización sinaloense. Es el único de todos los hijos del Chapo que está en la lista de los más buscados por la Administración Antidrogas de Estados Unidos (DEA). En 2015, los fiscales estadounidenses también lo imputaron junto con su padre y a otros jefes del cártel por cargos de narcotráfico.
También se cree que cumple un papel importante en las actividades internacionales del grupo. En 2016, supuestamente pasó unos meses en la ciudad colombiana de Medellín bajo la protección de “La Terraza”, una de las bandas criminales más poderosas de Colombia.
Sobre Joaquín no se sabe mucho. Ha mantenido un perfil relativamente bajo en comparación con sus demás hermanos. Aunque en febrero de 2019 el Departamento de Justicia estadounidense lo acusó formalmente junto con Ovidio por conspirar para traficar cocaína, metanfetamina y marihuana a EEUU.
Al parecer, tras la captura definitiva de su padre en 2016, “Los Chapitos” no se han puesto de acuerdo con “El Mayo”, ni con su tío, Aureliano Guzmán Loera, alias “El Guano”, sobre el control de las operaciones del grupo.
Debido a que su padre fue uno de los fundadores del cártel, ellos sienten que tienen derecho a heredar lo que él construyó. Y aunque es cierto que son mucho más ostentosos que “El Mayo” en cuanto a gastos y fiestas se refiere, “Los Chapitos" sí que conocen el funcionamiento interno y por eso quieren asumir el control absoluto. Como resultado, los dos bandos llevan años envueltos en feroces batallas.
Una de los episodios más recientes ocurrió en mayo de 2020, cuando José Rodrigo Aréchiga Gamboa, alias “El Chino Antrax”, quien fuera el jefe del escuadrón de sicarios “Los Antrax”, fue hallado muerto luego de escapar de la supervisión federal por su libertad condicional en San Diego. Se cree que “Los Chapitos” fueron los responsables de la masacre.
“El Chino Ántrax” era un aliado cercano de “El Mayo”, pues creció junto a los hijos de Zambada en Culiacán. Un mes después de su asesinato, se registró un tiroteo de varias horas en las afueras de Culiacán, al parecer entre los dos bandos, dejando un saldo de 16 muertos.
El principal negocio de “Los Chapitos” es el narcotráfico internacional. Según varios pliegos acusatorios en Estados Unidos, los hijos están involucrados en el tráfico de grandes cantidades cocaína, marihuana y metanfetamina hacia Estados Unidos, usando una amplísima red de contactos en toda Latinoamérica.
Se sabe que el grupo se ha adaptado a los cambios de los mercados de la droga y ha apostado por el tráfico de drogas sintéticas, junto al CJNG, especialmente en lo que respecta al tráfico del potente opioide sintético fentanilo. Además, el grupo ha buscado otros mercados diferentes al estadounidense y ha comenzado a capitalizar los lucrativos mercados en Australia.
Los principales territorios para “Los Chapitos” son su lugar natal en el estado de Sinaloa, especialmente la capital Culiacán, donde parecen tener mucha más influencia y poder que en otros centros urbanos. Por otro lado, se cree que “El Mayo" mantiene un control fuerte en las zonas rurales y circundantes a la capital.
En su conjunto, el Cartel de Sinaloa opera en grandes ciudades que van desde Nueva York, Estados Unidos, hasta Buenos Aires, Argentina, y un sinnúmero de otras más. También opera en por lo menos 17 estados mexicanos, y según algunos estimativos, hasta en 50 países.
Sin embargo, hay menos claridad sobre qué tan directamente figuran los hermanos en operaciones ajenas a Sinaloa.
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