Hasta el momento, se han detectado un total de 2,187 monumentos históricos en la ruta del Tren Maya. Así lo informó el director general del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), Rogelio Jiménez Pons, quien reveló además que los vestigios se localizaron en los dos primeros tramos.
“[Los hallazgos] se sumarán al acervo histórico y cultural del país. No sólo ninguno de ellos está en riesgo, sino que su descubrimiento asegura su resguardo y abre una puerta al acceso del conocimiento ante nuestro patrimonio”, señaló el sábado, durante la supervisión de obra del tramo dos, ubicado en el estado de Campeche.
La construcción del Tren Maya, proyecto insignia de la administración del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, recibió desde el inicio fuertes críticas de expertos en arqueología y medioambiente. Entre los principales temores de los investigadores se encontraba la posibilidad de que las obras destruyeran importantes yacimientos históricos todavía sin descubrir, a lo largo de los 1,500 kilómetros de ruta.
Ya antes de que comenzaran los trabajos sobre el terreno, el Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos de México incluía un total de 1,709 vestigios ubicados en distintos puntos por los que pasaría el tren. Según informó a la agencia EFE Pedro Francisco Sánchez Nava, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la mayoría de ellos se localizaba en Yucatán (649), Campeche (481) y Tabasco (295), aunque también había en Quintana Roo y Chiapas (142 cada uno).
En general, se trataba de pequeños caseríos mayas, estructuras más relevantes, y desechos de cerámica. Además, se calculaba que las vías atravesarían unos 24 cenotes en los que podría haber nuevos hallazgos, entre ellos, restos de fauna del Pleistoceno, de entre 2.6 millones de años y 11 mil 700 años.
De acuerdo a los expertos, las obras del Tren Maya no sólo pondrían en peligro los vestigios que ya formaban parte del Registro Público, sino también, otros muchos desconocidos que aún permanecen bajo tierra.
A finales de septiembre, en un video informativo acerca de las labores realizadas en la quinta semana de trabajos, Fonatur reveló por primera vez que ya se habían encontrado restos arqueológicos, aunque no detalló la cifra ni indicó dónde se habían descubierto. Sí explicaron que se trataba en su mayor parte de arquitectura de tierra -estructuras en las que se emplea para su edificación el suelo natural-, pequeñas unidades habitacionales y arquitectura monumental de piedra.
La detección fue posible gracias a los vuelos LIDAR (Light Detection and Ranging), drones equipados con tecnología laser que permiten al laboratorio de geomática generar información precisa sobre una superficie, que permita gestionar la información del terreno para identificar posibles vestigios.
Concretamente, los vuelos LIDAR emiten rayos que rebotan sobre el objetivo y vuelven al sensor, el cual determina a qué distancia se encuentra un objeto bajo tierra. El proceso se repite hasta conseguir un plano tridimensional de la zona. Esta información se facilita a los arqueólogos para planificar las prospecciones.
Ahora se sabe que se hallaron 2,187 monumentos históricos, en los 228 kilómetros del tramo uno Palenque-Escárcega, y en los 222 kilómetros del tramo dos, Escárcega-Calkiní, es decir, entre los estados de Chiapas y Campeche.
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