Las conferencias de prensa de Andrés Manuel López Obrador cada mañana desde Palacio Nacional son blanco de críticas desde que arrancó el sexenio, pues el gremio no las considera un verdadero acto de rendición de cuentas por parte del presidente mexicano.
En este contexto, Luis Antonio Espino, consultor en comunicación y columnista del diario The Washington Post, consideró que se tratan de “un fracaso comunicativo, pero un rotundo éxito propagandístico”.
Consideró en su reciente colaboración con el medio de comunicación estadounidense que no es la transparencia, la veracidad, ni el intercambio de argumentos ni el derecho al acceso de información de medios o ciudadanos lo que verdaderamente motiva las mañaneras del jefe del ejecutivo federal, sino sus índices en las distintas encuestas de aprobación.
Al respecto, con base en la publicación Populocracy, la tiranía de la autenticidad y el auge del populismo de Catherine Fieschi, el columnista identificó en las conferencias de AMLO cuatro características o atractivos que las vuelven un rotundo éxito.
El columnista indicó que la primera de ellas es la simplicidad, pues con historias de “el pueblo que lucha contra todo tipo de villanos” como ex presidentes, empresarios, neoliberales, entre otros, el presidente “logra que su relato llegue y se quede en las mentes de millones”.
En segundo lugar enlistó la inmediatez, donde considera que López Obrador enlista en cada conferencia las distintas soluciones a problemas planteados por la prensa, como signo de que tiene la convicción de arreglar o cambiar al país.
“Las conferencias confirman una creencia política fundamental del mexicano: para resolver los problemas del país solo hace falta que el presidente quiera resolverlos”, escribió Luis Antonio Espino en el texto La propaganda de AMLO es un éxito. Estas son las claves.
Lo anterior se conectaría directamente con el tercer punto: la transparencia. De acuerdo con el consultor político, la forma en que se muestra ante as cámaras podría dar la sensación de que es un hombre abierto que “no oculta nada”, pero la gente no se preocupa por corroborar ni darle seguimiento a sus decisiones, instrucciones o acusaciones.
“Si el expresidente Enrique Peña Nieto convirtió su gestión en una telenovela, AMLO transformó la suya en un reality show (...) a la gente le basta saber que AMLO está ahí, a diario”, escribió.
Por último, agregó la autenticidad, pues considera que los simpatizantes de Andrés Manuel tienen un pacto con él, mismo que va más allá de los resultados ante las promesas tanto de campaña como las que se han acumulado con el paso del tiempo, más bien se trata de "un vínculo sentimental de unión para luchar contra las élites.
Además, consideró que la evaluación correcta no es la de “un acto de comunicación institucional fallido”, más bien, se trata de un “exitoso ritual político donde se cumple religiosamente una liturgia (...) y el líder y los seguidores comulgan en el odio a los adversarios”.
Por último, Espino considero que tanto los medios de comunicación como los analísticas políticos y el sector privado tienen tareas a cumplir para cambiar el sentido de las conferencias mañaneras de Andrés Manuel López Obrador, mientras que la oposición tendría que “aprender algo de la retórica presidencial".
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