Esta mañana, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México (CDMX), Claudia Sheinbaum, presidió una ceremonia en conmemoración a los 52 años de la masacre del 2 de octubre de 1968. Acompañada por la banda de guerra de la Policía Auxiliar, el evento inició con la mandataria izando la bandera mexicana a media asta en señal de luto por las personas asesinadas por elementos del Ejército Mexicano durante el gobierno del ex presidente Díaz Ordaz en la Plaza de las Tres Culturas.
La jefa de gobierno caminó hacia la Estela del 68 acompañada por miembros del Comité del 68, como el sobreviviente de la masacre de Tlatelolco, Félix Hernandez Gamundi, y miembros del gobierno de la Ciudad de México como Rafael Guerra Álvarez, Presidente del Poder Judicial de la CDMX, Néstor Núñez López, alcalde de Cuauhtémoc, José Alfonso Suárez, Secretario de Gobierno de la CDMX y Guadalupe Lozada León, encargada del despacho de Cultura de la CDMX.
Allí, el primero en emitir un discurso fue Félix Hernández, quien reconoció a la Jefa de Gobierno como una amiga. Posteriormente, el miembro del Comité del 68 cuestionó “¿Por qué no se ha castigado a los culpables?”. Recordó a las autoridades que el delito por genocidio, según diversas autoridades internacionales, no prescribe, por lo que mandatarios como el ex presidente Luis Echeverría Álvarez aún podrían ser juzgados por este delito.
“Exigimos que se proceda, ya sin dilación, a castigar a los culpables del genocidio perpetrado en esta plaza hace 52 años”, expresó Gamundi. Añadió que anteriormente ya se había iniciado un caso en contra del ex presidente, quien cumplió 98 años en enero de este año: “Que se reabra, se retome el proceso en contra del ex presidente. Abierto, pero interrumpido por la antigua Procuraduría General de la República para proteger a los delincuentes que atacaron a nuestro pueblo”.
Tras las palabras de Félix Hernández, la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, tomó su lugar en el estrado.
Ella enfatizó la necesidad de mantener la memoria colectiva en torno a un gobierno que calificó de autoritario, y que decidió “reprimir y masacrar estudiantes” ante las demandas de estos.
La mandataria relata que durante su infancia creció en cercanía de personajes como el mismo Félix Hernández y Raúl Álvarez Garín, quien fue dirigente del movimiento estudiantil del 68 y posteriormente formó parte de los fundadores del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Claudia Sheinbaum recordó que una de sus primeras acciones al frente de la jefatura de gobierno de la CDMX fue decretar la desaparición del cuerpo de granaderos. Esta era una de las demandas que esgrimía el movimiento estudiantil de 1968. Ella añadió “No se puede usar las fuerzas de la policía con el objeto de reprimir”. Afirma además que este es un compromiso “que sigue válido y que seguiremos construyendo”.
Por otro lado, durante las marchas que se llevaron a cabo el pasado 28 de septiembre, en las que participaron diversas colectivas feministas para exigir el aborto legal, seguro y gratuito a nivel nacional, el gobierno de Claudia Sheinbaum desplegó un operativo policial que fue posteriormente condenado por organizaciones de protección a los Derechos Humanos como Amnistía Internacional.
Tras haber avanzado un máximo de 700 metros, las manifestantes que acudieron a la marcha fueron encapsuladas por elementos del cuerpo “Ateneas”, un operativo de policías mujeres que se despliega con el objetivo de contener movilizaciones en las que participan colectivas feministas.
El cerco comenzó alrededor de las 14:45 de la tarde y se prolongó hasta casi las 19 horas. Durante las aproximadamente 4 horas en que las manifestantes quedaron impedidas de continuar con su movilización, se registró el uso de gases lacrimógenos y extintores en contra de las mismas.
“Las personas encapsuladas deben tener la posibilidad de salir de la contención, la práctica de ayer más el uso de gas lacrimógeno se convirtió en una detención arbitraria y violatoria de los derechos humanos ya que no existía una orden de aprehensión en contra de las activistas” declaró para Forbes Edith Olivares Ferreto, jefa de la Unidad de Derechos Humanos de Amnistía Internacional.
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