Este jueves ha sido capturado en el municipio de Chignahuapan, Puebla, el presunto líder huachicolero, Juan "L"., alias el “Moco”.
Derivado de trabajos de inteligencia, investigación y reacción de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), agentes de la Policía Estatal detuvieron al presunto criminal acusado del trasiego y comercialización de hidrocaburo robado en la región de la Sierra Norte de la entidad. Además es señalado de participar en delitos de alto impacto, como homicidio y narcomenudeo.
A través de un comunicado, la SSP informó que al practicarle una revisión se le encontraron entre sus pertenencias 97 bolsas de metanfetamina. También, se halló en su poder, una escopeta recortada.
El “Moco” era uno de los principales objetivos del gobierno estatal, que lo señala de ser el presunto principal extractor y distribuidor de combustible robado de los ductos de Pemex, actividad que a su vez lo vinculó a delitos graves como el homicidio y la venta de droga.
Según los reportes de la dependencia, este sujeto formó recientemente una asociación delictiva con Oscar T., alias el "Loco Téllez”, detenido el pasado 29 de junio, y quien igualmente es señalado de ser uno de los principales generadores de violencia en la entidad. El “Loco Téllez” mudó sus actividades al norte de Puebla, luego del cerco que la Policía Estatal le impuso en la zona de San Martín Texmelucan.
En esta última región, los crímenes aumentaron 91 por ciento durante el primer trimestre del 2018, y un 257 por ciento de incremento en las carpetas de investigación por homicidio culposo en comparación con enero, febrero y marzo del 2017.
Dentro de algunos delitos a los que presuntamente está vinculado el "Moco”, se encuentra el asesinato de tres personas en la localidad de Tres Cabezas, en el municipio de Chignahuapan, en marzo pasado. Recientemente, uno de los inmuebles que utilizaba como almacén clandestino de combustible robado, en el municipio de Aquixtla, estalló.
El robo de combustible (huachicol) tiene un fuerte arraigo territorial en estados como Guanajuato y Michoacán, pero sobre todo en Puebla, donde existe una zona llamada Triángulo Rojo compuesta por los municipios de Acajete, Acatzingo, Quecholac, Tepeaca y Palmar de Bravo, entre otros.
En dichas zonas existe un caldo de cultivo muy inestable, donde se unen la pobreza, corrupción, crimen organizado y la inacción gubernamental. Éste fenómeno no es reciente, pero sí lo son los elevados niveles de violencia que se registran en Puebla, siendo el año 2014 el punto de inflexión.
La situación comenzó a salirse de control cuando los cárteles, en especial Los Zetas y el CJNG, entraron en el negocio del robo de combustible.
Al igual que ocurre con el narcotráfico, el crimen organizado también se disputa el territorio con el objetivo de dominar el robo de combustible en la zona. Los Zetas comenzaron en 2015 a propagar la idea en las comunidades rurales de Puebla de que el petróleo pertenecía al pueblo.
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