Según la DEA, cuatro personas estuvieron involucradas directamente en la muerte de Enrique “Kiki” Camarena, el agente antinarcóticos que pasó sus últimas horas recibiendo drogas intravenosas que lo ayudaban a seguir vivo mientras tres capos del Cártel de Guadalajara lo sometían a tortura.
El doctor que supuestamente le inyectó los narcóticos al agente antidrogas para mantenerlo con vida y extender su agonía fue Humberto Álvarez Machain.
La escena fue retratada en la serie ‘Narcos México’ de Netflix. En uno de los capítulos aparece un médico que con frialdad le inyecta una sustancia en el corazón al personaje que interpreta a Camarena. La DEA insiste en que todo eso fue real.
El agente fue secuestrado el 7 de febrero de 1985 por Caro Quintero, Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo. El primero encabeza la lista de los narcos más buscados por la DEA y se ofrece una recompensa de USD 20 millones por información que lleva a su captura.
“Kiki” Camarena había logrado infiltrarse en el Cártel de Guadalajara, la organización criminal más poderosa de México que después originaría el cártel de Sinaloa. Poco antes de morir, el agente doble había desmantelado con sus investigaciones una gigantesca plantación de marihuana de un rancho llamado El Búfalo y en represalia los capos ordenaron su secuestro y asesinato.
Actualmente Álvarez Machain es un anciano con sobrepeso y dueño de una taquería en Guadalajara, que jamás volvió a ejercer la medicina tras haber sido secuestrado por el gobierno de Estados Unidos, encontró Univision en un reporte de Isaías Alvarado.
Aunque la implicación del médico parecía evidente para las autoridades de EEUU, la defensa de Álvarez Machain apeló que éste había sido llevado a los banquillos de la Corte estadounidense de manera ilegal, al ser secuestrado por una docena de exmilitares y policías mexicanos.
Los defensores argumentaron que el traslado de México a Estados Unidos de Álvarez Machain se ordenó desde la Casa Blanca y la administración antidrogas estadounidense (DEA) le pagó USD 250,000 a una docena de ex militares y policías mexicanos para que cumplieran con la misión.
A principios de febrero de 1990 Jack Lawn, quien cumplía sus últimos días al frente de la DEA, recibió instrucciones confidenciales del entonces presidente George H. W. Bush: a cualquier costo y sin importar las consecuencias se tenía que llevar ante la justicia de Estados Unidos al ginecólogo mexicano que mantuvo vivo a Camarena.
Quien sostuvo lo anterior fue Héctor Berrellez, el agente que dirigió esa acción clasificada como “top secret”. Adscrito entonces a la DEA y encargado de supervisar la “Operación Leyenda”, cuyo propósito era localizar a los autores del secuestro y asesinato de “Kiki Camarena”. El plagio del médico provocó una disputa entre los gobiernos de México y Estados Unidos.
La justicia estadounidense desechó el caso contra Álvarez Machain y confirmó que en el proceso hubo serias violaciones al debido proceso. Se alegó que un grupo de policías mexicanos secuestró al médico por órdenes de la DEA y lo llevó a Texas para acelerar su proceso judicial. Dos años estuvo bajo custodia.
A finales de 1992, en una corte federal estadounidense, Álvarez Machain inclinó la cabeza y comenzó a llorar después de que un juez concluyó que la Fiscalía carecía de evidencia para inculparlo por la tortura y muerte del agente.
“No hay pruebas de que (Álvarez Machain) haya participado en la conspiración para secuestrar al agente Camarena o de que incluso lo supiera”, declaró Edward Rafeedie al absolver al doctor mexicano, reportó el diario Los Angeles Times hace 28 años.
Pero la DEA aún cree que este ginecólogo participó directamente en el homicidio de uno de los suyos y no ha dejado de seguirle la pista en México.
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