La periodista y escritora Anabel Hernández aseguró que Omar García Harfuch, actual secretario de Seguridad capitalino, no investigó a Tomás Zerón de Lucio, arquitecto de la “verdad histórica” sobre la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa, pues los funcionarios formaban parte del mismo grupo “corrupto” en las instituciones de seguridad.
En 2016, García Harfuch fue designado titular de la Agencia de Investigación Criminal, perteneciente a la entonces Procuraduría de la República. Llegó en sustitución de Zerón de Lucio, quien pasó a una secretaría técnica del Consejo de Seguridad Nacional. Pero el nuevo director de la AIC no inició alguna indagatoria sobre las acusaciones de tortura con que se construyó el caso de los normalistas, mismo que había maquinado su antecesor.
Estas violaciones a las garantías individuales y el debido proceso ya habían sido consignadas por la Oficina del Alto Comisionado de de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU-DH). Antes lo había reportado el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), seleccionado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para esclarecer la desaparición de los estudiantes. Además de las irregularidades reportadas por el Equipo Argentino de Antropología Forense y Forensic Architecture, peritos internacionales.
“El señor García Harfuch no hizo nada, pues porque es parte de este mismo grupo de policías que se protegen unos a otros, son una hermandad que es por desgracia muy sólida, y no solo el señor Omar García Harfuch sigue ahí enquistado en las instituciones de la seguridad pública, sino muchos otros que he mencionado en este año en diversos reportajes documentados", refirió la periodista.
En sus dos años como titular de la dependencia que había manejado el proceso, Omar Hamid García Harfuch no tocó a Tomás Zerón de Lucio, aún cuando los organismos habían hecho público, durante su periodo al frente de la AIC, que se habían realizado al menos 34 detenciones con elementos de tortura; esto, para construir la “verdad histórica” de aquel suceso ocurrido la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero.
Incorporado por Cárdenas Palomino
En 2008, García Harfuch trabajaba en la inmobiliaria familiar (El Ángel, SA de CV), del lado de su madre, la actriz María Sorté. Tampoco había concluido la universidad. Ese año, una de sus amistades (una mujer) le presentó a Luis Cárdenas Palomino y de aquel primer encuentro hubo química entre ambos, tanto que el Coordinador de Inteligencia para la Prevención del Delito (CIPD) de la Policía Federal (PF) lo invitó a sumarse a la dependencia.
El hijo de Javier García Paniagua, titular de la extinta Dirección Federal de Seguridad, llegaba sin ninguna experiencia policial. Su padre dirigió, entre 1976 y 1978, el órgano encargado de la persecución política de opositores al régimen priista en la llamada guerra sucia, cuando fueron desaparecidos, secuestrados, asesinados y torturados líderes de movimientos sociales. Fuera de ese nexo incómodo, no tenía relación con las fuerzas de seguridad. De súbito, ascendió a una jefatura departamental de la CIPD.
Después de su paso por la suboficialía en Cuernavaca, Morelos, fue nombrado coordinador de la Policía Federal en Guerrero en diciembre de 2012. Luego de su cargo por la PF escaló a la Agencia de Investigación Criminal.
“Era el coordinador (de la PF) cuando ocurrieron los hechos en Iguala, en la jerarquía de mando él era uno de los responsables directos de lo que ahí ocurrió, de cómo los federales atacaron, dispararon y desaparecieron a los estudiantes, y después, curiosamente, Omar García Harfuch, este hombre que debería ser investigado por el caso Ayotzinapa, se convierte en el sucesor de Tomás Zerón”, relató Anabel Hernández quien agregó que el actual funcionario capitalino ha pretendido desentenderse de sus responsabilidades, porque se había auto-comicionado a una diligencia en Michoacán cuando los sucesos de 2014.
Sin molestar a Tomás Zerón de Lucio y parte del grupo
Durante 2017 y 2018, García Harfuch no molestó a su antecesor. No actuó antes las denuncias de tortura, según la periodista.
“Ya que sustituyó al señor Tomás Zerón y vio el desastre en que estaba convertida la AIC y vio cómo se estaba retorciendo y alterando la investigación de Ayotzinapa, pero se quedó callado, ¿por qué se quedó callado?, ¿porque no lo sabía? si no lo sabía sería gravísimo, no debería ir ni a la esquina, ni siquiera ser un policía de tránsito, pero me parece absurdo que no lo sepa cuando había ya un montón de investigaciones", dijo la periodista, autora de “La verdadera Noche de Iguala” (Grijalbo 2016).
Por su parte, Zerón de Lucio pasó de la iniciativa privada a la extinta Agencia Federal de Investigaciones (AFI) durante el sexenio de Vicente Fox, también, con invitación de Cárdenas Palomino. Todo ello, sin mérito ni preparación alguna, según refirió Anabel Hernández. Cuando Genaro García Luna y Cárdenas Palomino, su amigo, migran hacia la PF, con Felipe Calderón, Zerón de Lucio los secunda como coordinador de Control Policial.
Sin embargo, el arquitecto de la “verdad histórica” salió de la corporación, pues el 18 de mayo de 2007 la PF fue responsabilizada de permitir que un convoy de 50 sicarios transitara libremente por más de 300 kilómetros en una autopista federal para llegar a Cananea, Sonora, donde masacraron a cinco policías municipales y al menos 10 civiles. Durante el ataque, la PF no acudió. Zerón junto con otros cinco mandos, a cuyo cuidado estaban las vías, fueron separados de sus cargos como una especie de control de daños.
“Pero en realidad, Tomás Zerón siempre siguió siendo del grupo, siempre siguió siendo fiel. Tomás Zerón con García Luna y Luis Cárdenas Palomino volvió a encontrar un punto de referencia que era Humberto Castillejos Cervantes, cuando Tomás Zerón se va a trabajar con Enrique Peña Nieto, quien se lo lleva al Estado de México cuando era gobernador”, explicó Anabel Hernández.
Y es que Castillejos Cervantes era un viejo conocido de la “hermandad” identificada por a periodista durante sus investigaciones. En el sexenio de Vicente Fox, este abogado era asesor de Rafael Macedo de la Concha, titular de la PGR en aquel periodo (2000-2005). Según indagatorias de la Procuraduría del Estado de México, Castillejos Cervantes fue encontrado copartícipe del homicidio de Enrique Salinas de Gortari, hermano menor del ex presidente Carlos Salinas de Gortari, ocurrido a finales de 2004. Tras quedar impune, Enrique Peña Nieto lo incorporó a su equipo donde hizo mancuerna con Zerón de Lucio. Ya en su arribo al ejecutivo federal, EPN lo nombra Consejero Jurídico de la presidencia.
“Tomás Zerón era muy, muy amigo de Humberto Castillejos, este último cuñado de Luis Cárdenas Palomino, amigo personal, muy cercano de García Luna, de todos ellos. Por eso en el sexenio de EPN este grupo criminal de policías fue intocable, aunque dejaron una ola y un desastre de violencia y una ola de señalamientos por corrupción, quedó intocable, porque ahí estaba el cuñado fiel, cuidándoles las espaldas y Tomás Zerón en la Agencia de Investigación Criminal”, abundó la periodista a Infobae México.
Con ello, Anabel Hernández unió los nexos entre personajes y refirió que otros elementos del mismo equipo permanecen en áreas de la actual Fiscalía General de la República (FGR). Hace un par de meses cuestionó esto al titular de esa institución, Alejandro Gertz Manero, quien remitió los nombres al órgano Interno de Control para que indagara.
Un ejemplo de los funcionarios con la vieja escuela de García Luna y compañía es García Harfuch, quien renunció a la AIC el 3 de junio de 2019 para incorporarse al gabinete de Claudia Sheinbaum, jefa del gobierno capitalino; el funcionario llegó para comandar a la Policía de Investigación y coordinación de Inteligencia.
Luego de la dimisión de Jesús Orta Martínez, en octubre del año pasado, García Harfuch escaló a la Secretaría de Seguridad de la CDMX. Sus cartas de presentación: las capturas de los líderes de los grupos criminales La Unión Tepito “El Jamón”, y de la Anti Unión, “El Tortas”, carteles locales; así como de Dámaso López Núñez, el “Licenciado”, líder del Cártel de Sinaloa; y la coordinación para arrestar a los ex gobernadores de Veracruz Javier Duarte en Guatemala y de Quintana Roo, Roberto Borge en Panamá.
Su bandera para combatir el crimen ha sido la labor de inteligencia. Tras las recientes acusaciones de la FGR contra Cárdenas Palomino por actos de tortura, el funcionario capitalino ha negado conocimiento de ello, pero reconoce que fue cercano a él. A decir de Anabel Hernández, lo seguía frecuentando aún cuando ya tenía denuncias por nexos con el narcotráfico.
Fue atacado la mañana del 26 de junio pasado cuando se dirigía a sus labores, por sicarios del Cartel Jalisco Nueva Generación, el presunto motivo, los golpes a la delincuencia en la Ciudad de México. Unas semanas antes se había tenido conocimiento del atentado. Junto con su escolta fue agredido con armas de grueso calibre –Barret .50, AK-47 y R-15, entre otras–. Resultó con heridas en brazo, hombro y rodilla, así como por esquirlas, por lo que fue intervenido quirúrgicamente. En las acciones murieron dos de sus guardaespaldas y una civil. Tras dos meses de recuperación volvió a sus actividades.
Lós Cómplices del presidente, 11 años después
A poco más de una década, Anabel Hernández relanzó “Los Cómplices del presidente”, un perfil sobre los hombres más importantes de Felipe Calderón: el titular de seguridad, Genaro García Luna y el de Gobernación, Juan Camilo Mouriño. De cómo el segundo de ellos favoreció a los negocios de su familia cunado ocupó cargos públicos. Así como las corruptelas del otro y sus nexos con el crimen.
En nueve capítulos, la autora delineó los orígenes del secretario de Seguridad Pública, quien actualmente está acusado por nexos con el narcotráfico en EEUU. Así como los inicios del mismo presidente, desde que operó para su candidatura en el Partido Acción Nacional, hasta desatar la guerra contra el crimen organizado en un sexenio que dejó más de 130,000 personas asesinadas y unos 26,000 desaparecidos. Durante los años de su gobierno, Calderón estuvo enterado de las corruptelas ejecutadas por sus subordinados y no los detuvo. Ahora niega saber de los vínculos, pero el texto de Anabel Hernández deja claro que fue alertado antes, durante y después, con el libro mismo.
Se trató de la primera investigación periodística sobre la hermandad de García Luna, desde sus primeros pasos en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, la AFI y la PF. Entre las revelaciones estuvieron los antecedentes penales de Cárdenas Palomino, el nepotismo del propio secretario de Seguridad, que tenía a sus dos hermanas en puestos para los cuales no poseían ni la experiencia ni la preparación, ganando sueldos de primer nivel. Así como propiedades de origen inexplicable para el salario de García Luna.
También dio cuenta de los shows que el secretario montaba junto con sus allegados en la AFI y la PF para simular detenciones, incriminar y torturar a inocentes, ello le ganó el mote del “guionista”, por su tendencia a maquinar rescates espectaculares, cuando las mismas fuerzas del orden a su cargo eran causantes del ilícito.
Destacan por ejemplo, las inconsistencias en el secuestro de las dos hermanas de Thalía, así como la incriminación del joven Guillermo Vélez, torturado y asesinado en las mazmorras de la AFI en 2002, falsamente acusado de liderar una banda de secuestradores; el principal comandante de la operación, Hugo Armando Muro Arellano sigue prófugo 18 años después, bajo la presunta protección inicial de García Luna, su jefe.
Además de otros plagios a empresarios y el caso de la ciudadana francesa Florence Cassez e Isarael Vallarta; ambos detenidos en 2005, pero ella fue liberada en 2013, tras un fallo de la Suprema Corte por violaciones al debido proceso para inculparla, mientras que Vallarta sigue preso sin condena luego de casi 15 años de su arresto. La AFI, liderada por García Luna, los acusó de ser parte de una banda de secuestradores y montó un operativo de detención en vivo para las cámaras de Televisa y Tv Azteca.
La publicación de su obra periodística le costó amenazas a Anabel Hernández, quien desde 2014 ha vivido fuera del país, porque el grupo de agentes corruptos a los que ha exhibido con pruebas y documentos, poco a poco han sido denunciados formalmente en EEUU como en México; pero gran parte se mantienen en el poder o están prófugos por la complicidad de sus círculos en las instituciones de seguridad actuales.
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