La mañana del 26 de junio, un viernes que parecía parte de la rutina diaria, el secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch salió un poco más tarde de lo normal en compañía de dos policías que más tarde perderían la vida.
Contó que viajaba en una camioneta blindada, con una escolta muy austera y a la 6:30 horas de la mañana. Poco antes de cruzar la calle Monteblanco, una camioneta de dos toneladas se atravesó al frente del vehículo en el que viajaban los funcionarios y asegura que “sabía en ese momento que algo iba a suceder.
“Cuando se cierra (el vehículo de sus atacantes) truena el primer impacto en la camioneta, en el parabrisas del lado derecho. El primero seguido de no sé cuantos más”, comenzó a relatar en entrevista con el periodista Carlos Loret de Mola.
Entre la ráfaga, que resultó ser de 400 balas, el secretario no podía ver nada. Al interior de la camioneta había demasiado humo y, por un lapso de más de dos minutos, los impactos de los proyectiles de presuntos miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) “fue muchísimo tiempo de disparos. Se sintieron horas”.
Desde antes del primer disparo, cuando el enorme vehículo se cerró frente a su transporte sabía que el objetivo era asesinarlo. “Yo sabía en ese momento que iban a atentar", aseguró.
Cuando comenzó la lluvia de proyectiles, Edgar G., el policía que manejaba la camioneta, trató de meter reversa, pero, para ese entonces, todos los mecanismos del vehículo se encontraban destruidos por fuego enemigo.
A Édgar le dije ‘mete reversa’ y me acuerdo perfecto que dijo ‘ya no prende la camioneta’. O sea, él no se congela en ningún momento, él intenta meter reversa. Veo cómo acelera, pero la camioneta ya no tenía tracción, estaba completamente apagada.
García Harfuch aseguró a Latinus que trató de disparar a sus atacantes; sin embargo, al tratarse de un vehículo blindado, sus balas quedaron atrapadas en el parabrisas.
Decidió entonces pasarse a la parte de atrás de la camioneta para buscar otra arma y sintió por primera vez el impacto de arma de fuego en el codo. En total, el secretario tuvo siete heridas: las de tres balas directas y otras cuatro lesiones grandes producidas por las esquirlas de los proyectiles.
El otro agente que lo acompañaba se llamaba Rafael O. fue quien pidió apoyo por radio antes de perder la vida por 15 impactos. Por su parte Edgar G. falleció luego de que nueve balas lo alcanzaron.
Es muy difícil decir esto porque él murió haciendo su trabajo como muchos compañeros en esta ciudad
Gracias a la llegada de las patrullas fue que los supuestos miembros del CJNG detuvieron el ataque y emprendieron la huida. Si bien se sabe que hubo 19 detenidos, García Harfuch cuenta que al detenerse el ataque, uno de sus compañeros le gritó, por lo que él abrió y pateó la puerta solo para notar la herida en su rodilla.
Una vez debajo del vehículo comenzó a darse cuenta de las heridas en su cuerpo. “Me bajo y luego luego digo: tengo la pierna quebrada y el brazo”. Le pidió a uno de sus compañeros que le prestara un radio con el que informó de lo sucedido y comenzó a coordinar el reforzamiento de la seguridad para su traslado y la posterior hospitalización de la que fue objeto.
Aunque en el momento del atentado del cártel sí sabía que podría morir, declaró que una vez que se detuvo el fuego enemigo sabía “que estaba fuera de peligro”.
Señaló a Loret de Mola que lo que le salvó la vida fue la respuesta de los agentes de seguridad capitalinos porque “si no llega la policía, estos tipos siguen disparando”. La misma policía dio a conocer que a los atacantes aún les quedaban 2,000 balas para continuar el ataque.
García Harfuch aceptó tener miedo por algunos aspectos del ataque; sin embargo, dijo sentirse tranquilo porque su trabajo impacta miles de vidas. También reiteró que por las investigaciones previas que se habían hecho es que desde ese día acusó al CJNG de ser el autor del atentado.
No tenemos la menor duda de que fue un grupo que viene de esos estados y que tiene que ver con ese grupo delincuencial
Sobre la supuesta lista de funcionarios que serían objetivo del CJNG, contó que se trató un llamado de precaución por la información que estaban trabajando. Para él, esta advertencia llegó tres semanas antes de esa escalofriante mañana. El día que uno de los grupos delictivos más cruentos del país intentó quitarle la vida.
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