“No hay evidencia de la transmisión directa de la enfermedad del coronavirus de madre a hijo, aunque sí es necesario seguir medidas de seguridad como uso de cubrebocas, lavado de manos y pecho, desinfección del área y evitar el contacto del bebé con personas ajenas”, dijo María de los Ángeles Torres Lagunas, de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia (ENEO) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
De acuerdo con la especialista, la leche materna es fundamental para proteger la salud de los recién nacidos, por lo que la lactancia no debe ser interrumpida, incluso si la madre está infectada de COVID-19.
Asimismo, dio a conocer que las mujeres embarazadas tienen un seguimiento puntual en los hospitales para detectar síntomas como fiebre, dificultad respiratoria, cambio en los signos vitales o en la saturación de oxígeno, y si el bebé ya nació, el cuidado es para ambos.
“Si tiene COVID-19 y está en el hospital, lo recomendable es separarla, mantener al bebé en un cunero y orientar a la madre para que extraiga la leche, que será almacenada para alimentar a su hijo. Este proceso debe hacerse con mucha precaución y con todas las medidas de seguridad”, detalló.
La doctora precisó en su participación en el programa La UNAM Responde, que en la leche no se ha detectado el SARS-CoV-2, está en las gotas de saliva que se expelen al hablar, al estornudar, en la nariz; por ello, es importante que la mamá use cubrebocas, además de lavarse constantemente el pezón y hacer los ejercicios para favorecer la salida de leche, y una vez que amamante, volver a asearse.
La jefa de la División de Estudios de Posgrado de la ENEO recordó que la leche materna es el principal alimento que se puede ofrecer, ya que transmite nutrientes, el aporte calórico requerido, factores inmunológicos y la proteína taurina. Además, enfatizó que también trae beneficios psicológicos, pues el contacto piel a piel y el calor es fundamental emocionalmente.
Por otro lado, sólo una de cada 10 mujeres trabajadoras amamanta a sus hijos en México, una práctica que si bien ha logrado incrementarse en el país sigue teniendo niveles muy bajos.
“Cada vez mejora el tema en México pero aún falta mucho”, dijo este viernes a Efe Ana Paola Ruiz Magaña, socia fundadora y directora operativa del Proyecto de Apoyo a la Lactancia Materna (Palma).
En la semana mundial de la lactancia materna que se celebra entre el 1 y el 7 de agosto, la especialista en derechos humanos explicó que pese a la importancia que tiene la lactancia materna, en Latinoamérica los tabúes, la cultura y las condiciones laborales siguen siendo un freno para que esta práctica se incremente.
De igual manera, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la alimentación de leche materna de modo exclusivo durante los seis primeros meses de vida y posteriormente se puede acompañar con otros alimentos hasta los dos años de edad.
Mientras que en México, según cifras de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) de 2018, entre los 0 y seis meses solo 28.6% de los niños es amamantado.
En tanto, la Encuesta Nacional de Niños, Niñas y Mujeres, asegura que 31% de los menores de 6 meses son alimentados solo con leche materna, mientras que la mitad de los recién nacidos no son lactados en la primera hora tras el parto.
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