El avión presidencial, Boeing 787-87, mejor conocido como TP-01 José María Morelos y Pavón, ha recorrido tres sexenios desde que fue comprado en 2012, hasta que Andrés Manuel López Obrador prometió venderlo, pero no ha podido y mejor decidió la rifa de un monto representativo de su costo en 100 premios de 20,000,000 (veinte millones) de pesos cada uno.
Adquirida en noviembre de 2012, en una compra ordenada por el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, la aeronave costó unos USD 114,000,000. Pero elevó su valor a casi el doble, pues se le hicieron modificaciones en su interior, por lo que su precio final fue calculado en USD 218,700,000 (doscientos dieciocho millones setecientos mil dólares). La justificación para la compra fue, que el antiguo avión presidencial, Benito Juárez Boeing 757, había cumplido un ciclo, tras 19 años de servicio. En la actualidad está valuado en USD 130,000,000.
Sin embargo, Calderón Hinojosa no llegó a usarlo, el único mandatario que se transportó en la aeronave fue Enrique Peña Nieto, quien lo estrenó el 10 de febrero de 2016, cuando viajó a Sonora, en un evento para conmemorar el día de la Fuerza Aérea Mexicana. Su primer vuelo trasatlántico se realizó hacia Alemania, en una visita de Estado, el 10 de abril de aquel 2016.
El TP-01, placas XC-MEX, realizó 214 vuelos en dos años 10 meses y recorrió 600,000 kilómetros. Su última operación oficial fue a la cumbre del G-20, que tuvo lugar en Buenos Aires Argentina, el 30 de noviembre y 1 de diciembre de 2018.
Peña Nieto lo usó para trasladarse a 122 giras nacionales y 36 internacionales. De acuerdo con la Secretaría dela Defensa Nacional (Sedena), en su mantenimiento y conservación se habían gastado, de 2016 a 2018, 408,489,560.12 pesos.
El pasado 27 de julio, Luis Crescencio Sandoval, titular de la Sedena, informó que, entre 2012 y 2020, el gobierno saldó 8 anualidades de 2,255,842,960.66 (dos mil doscientos cincuenta y cinco millones) de pesos, por lo que aún se debía pagar 3,838,846,926.34 (tres mil ochocientos ochenta y tres millones) de pesos correspondientes a los años de 2021 a 2027.
Cuenta con doble pasillo, mide 60 metros de longitud y en el mercado tiene una capacidad para unos 300 pasajeros, pero fue adaptado para 80 viajeros. Tiene una elegante recámara con baño y regadera revestido de mármol, así como cama king size. Junto a la habitación hay una oficina privada que incluye una caminadora.
En la sala intermedia hay 24 asientos de piel que son reclinables. De entre todas destaca en la que se sentaba Peña Nieto, pues tiene bordado el Escudo Nacional. La última área, tiene una capacidad para 42 personas y estaba destinada a la prensa que acompañaba al presidente en sus viajes.
Desde que era opositor, López Obrador denunció la fastuosidad de la aeronave. En sus spots como fundador del Movimiento de Regeneración Nacional, acusaba que ese avión no lo tenía ni el entonces presidente estadounidense Barack Obama. Después actualizó, en su campaña de 2018, y dijo que tampoco lo tenía ni Donald Trump, quien actualmente está en el cargo.
Su promesa constante fue que, de llegar al poder, se desharía del avión presidencial, que lo vendería para recuperar el dinero del pueblo que había sido derrochado en ese lujo faraónico. Como parte de una administración austera, AMLO prometió viajar en vuelos comerciales, algo que ha cumplido, incluso en su primera visita como jefe de Estado a la Casa Blanca de julio pasado, se trasladó como cualquier ciudadano.
La aeronave está dividida en tres áreas: la primera ubicada en la parte delantera, era para el Estado Mayor Presidencial, la segunda, en medio, para el Ejecutivo y la comitiva; y en la tercera (parte trasera del avión) viajaba parte del Estado Mayor Presidencial, tripulación y medios de comunicación.
A dos días de tomar posesión López Obrador, el 3 de diciembre de 2018, el avión presidencial voló rumbó a San Bernardino, California, pues el objetivo era concretar su venta, llegó al hangar de Boeing en Victorville, mientras surgiera comprador.
Los meses pasaron y aunque el presidente mencionaba 46 posibles compradores en 16 países, la venta no se concretaba. Así estuvo estacionado por 19 meses, en los cuales se gastaron USD 1,700,000 para su mantenimiento, según el el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras).
Finalmente regresó a México el 22 de julio pasado; y cinco días después, el gobierno federal informó que de diciembre de 2018 a julio de 2020, se gastaron 78,501,613.41 pesos en mantenimiento.
“Un avión de nueva generación que cuenta con confort y avances tecnológicos suficientes para volar 14 horas y media y que puede llegar a cualquier parte del continente”, así describió personal del ejército el avión presidencial cuando regresó al país.
El 17 de enero pasado, López Obrador dijo que si no vendía el avión presidencial, haría una rifa, entonces parecía una ocurrencia. Los memes abundaron, Javier Jiménez Espriú, entonces titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, dijo que eso no era posible, pues no se podían entregar bienes en sorteos de la Lotería Nacional, únicamente premios en efectivo.
El 28 de enero, AMLO presentó un diseño del boleto (cachito), y dijo que se haría el ajuste legal para que el costo de la aeronave fuera lo rifado.
Por ello, la logística determinada fue que serían 6 millones de cachitos a 500 pesos cada uno, para recaudar 3,000 millones de pesos. Cada ganador obtendría 20,000,000. Pero el último informe del gobierno federal arrojó que solo se había vendido el 70% de lo estimado. El dinero recaudado será para equipo médico.
Para el 10 de febrero, la Fiscalía General de la República entregó un cheque por 2,000 millones para los premios de la rifa al Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado; dinero incautado de un fraude al Infonavit en el sexenio de Peña Nieto.
En una cena donde se ofrecieron tamales de chipilín y chocolate espeso, 75 empresarios se comprometieron a comprar la mitad de los cachitos, es decir, 3 millones, esto fue confirmado por el presidente para el 14 de febrero.
El 10 de marzo comenzó la venta oficial de los boletos para el sorteo, misma que fue suspendida hasta el 30 de abril por la contingencia sanitaria, pero esta situación se prolongó por 100 días y se reanudó la venta de cachitos desde el 13 de julio, hasta pasadas las 14:30 horas de este 15 de septiembre.
La rifa se llevó a cabo entre las 16:00 y 18:47 horas, los 100 premios fueron anunciados en una transmisión por Youtube. Funcionarios, el ejército, diputados e instituciones, compraron boletos, en una campaña por agotar la venta.
Lo último que se supo de la venta del avión fue el 13 de julio, cuando Jorge Mendoza, director de Banobras, informó que recibieron una oferta para el avión presidencial por USD 120 millones que son 2,697 millones de pesos. La oferta es en efectivo y en equipo médico.
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