En un año inédito por la pandemia de coronavirus, el desfile militar del 16 de septiembre se llevó a cabo de un modo particular, resaltando la gala del poderío militar en sustitución de las aglomeraciones en la explanada del zócalo.
Como parte del desfile conmemorativo de la Independencia de México, dos helicópteros MB530F realizaron una “sombrilla aérea” para que integrantes de las Fuerzas Armadas descendieran por una cuerda.
Este tipo de despliegues se realizan para apoyar misiones donde se requiere aplicar el efecto disuasivo de empleo de helicópteros, que proporcionan rapidez, sorpresa, maniobrabilidad, volumen y potencia de fuego.
La operación de descenso consiste en introducir al personal en forma rápida y sorpresiva a un objetivo determinado, para el cumplimiento de sus diversas misiones.
Cuando los helicópteros no pueden aterrizar por las condiciones adversas del terreno, o los obstáculos existentes, el descenso se hace a través de la soga rápida evitando que la aeronave se pose en tierra. Este tipo de operaciones se hace a una altura de 30 metros y es llevada a cabo por fuerzas especiales.
El desfile contó con la participación de más de 600 elementos de las Fuerzas Armadas que arribaron a la plancha del Zócalo para conmemorar el 210 Aniversario de la Independencia de México.
Las tropas del Ejército realizaron el toque de levante, que es el sonido que realizan con trompetas, como una manera de alistarse para la celebración.
Con un reducido grupo de militares integrantes de las Fuerzas Armadas, entre los que destacaron la participación inédita de una tripulación de mujeres pilotos aviadoras, y con el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, lejos del balcón presidencial y parado en un templete colocado en la plancha del Zócalo, se entregaron reconocimientos a los trabajadores de salud que atienden la pandemia de coronavirus.
Junto al mandatario mexicano estuvieron su esposa Beatriz Gutiérrez Müller; el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval; Oscar Eduardo Ramírez, presidente de la Cámara de senadores; María Sauri, presidenta de la Cámara de diputados; el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar; el secretario de Marina, Rafael Ojeda; el secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo; la secretaria de Gobernación; Olga Sánchez Cordero, y la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheibaum.
Tras el toque de cornetas, militares abordaron sus vehículos y comenzaron a salir de la Plaza de la Constitución. Al son del himno de las Fuerzas Armadas, los vehículos y contingentes pasaron frente al Presidente, para desplegarse en el ya conocido desfile.
Desde tropas a caballo, en motocicletas y camiones, los soldados realizaron su recorrido frente a Palacio Nacional.
El equipo de acción y respuesta del ejército desfiló con vehículos blindados y unidades tácticas. Asimismo, presentaron cortinas de humo, camuflajes, tiradores y tanques. Al mismo tiempo, hizo su aparición el equipo antibombas, que está capacitado para atender emergencias en las que se involucren aparatos explosivos.
También, desde una altura de 3 mil pies y a una velocidad de descenso de 200 kilómetros por hora, durante 40 segundos, diez paracaidistas de la brigada de fusileros de la Sedena y 5 de las fuerzas especiales de la Semar realizaron un salto en caída libre militar.
Esta hazaña fue realizada con un paracaídas tipo ala de apertura manual. Para el desarrollo táctico de esta actividad se usa un paracaídas tipo W9340 tipo ala; mientras que el deportivo es usado para exhibiciones y muestra de destreza.
El personal de inspectores imparten el curso, empleando sus brazos y piernas para orientar su caída en la dirección ordenada. Estos saltos están divididos en 10 grados de dificultad y son realizados de manera individual, en parejas o tercias.
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