En la superficie: sol, edificios y una gran ciudad. Bajo tierra, fosas clandestinas y cadáveres sin nombre ni apellido. Esta es la tragedia que se esconde en la capital mexicana, la metrópoli más importante del país.
Los descubrimientos de narco cementerios en la Ciudad de México han sacado nuevamente a la superficie la vorágine de la violencia y el crimen organizado que impera en México.
En la región que, hasta hace poco, declinó ser parte del infierno que envuelve al país, la mayoría de las fosas son poco profundas, incluso algunos cuerpos sólo son apilados verticalmente.
Dice el periodista y experto en seguridad nacional, Óscar Balderas, que las alcaldías Xochimilco, Tláhuac, Gustavo A. Madero, y Tlalpan, se han convertido en un verdadero cementerio amarillo, vacío y en el olvido de las autoridades.
Balderas revela el testimonio de un sicario del Cártel de Tláhuac, quien asegura que en los terrenos del Ajusco, uno de los parques nacionales que se ubican en la periferia de la ciudad, se han sepultado cuerpos (reducidos a osamentas) hasta de otros estados.
En aquel lugar, el primer indicio de narcofosa que se encontró llegó el 18 de agosto, cuando un grupo de 50 personas de la Brigada Marabunta encontró el cráneo de una persona. El hallazgo prueba que en la capital mexicana pueden encontrarse los restos de muchas personas desaparecidas.
La Brigada Marabunta, que desde hace 8 años trabaja con personas voluntarias, en la observación y defensa de los derechos humanos, ha señalado que investigarán posibles conexiones entre las bandas criminales y las desapariciones forzadas.
En la Ciudad de México, el modus operandi tiene atisbos aterradores. Según el sicario del Cártel de Tláhuac, entrevistado por Balderas, los jefes criminales les prometen una cantidad de 20,000 pesos por desaparecer a sus víctimas. Las secuestran, las asesinan en casas de seguridad y las desaparecen en terrenos baldíos.
Ciudad de México es un terreno disputado por los cárteles la Unión Tepito, Los Molina, Los Rodolfos, Cartel de Tláhuac, la célula delictiva de Lenin Canchola, y el poderosisímo Cártel Jalisco Nueva Generación.
De acuerdo con informes federales a los que el diario El Universal tuvo acceso, la incursión y crecimiento del CJNG en Puerto Vallarta, Jalisco, le facilitaron su entrada a la capital de México, desde donde coordina muchas de sus operaciones. En la CDMX, el grupo criminal tiene tiene una estructura descentralizada con células más pequeñas y poco vinculadas. Según los documentos, el cártel tiene vínculos con el grupo criminal local Fuerza Anti-Unión Tepito y se asienta en las alcaldías Gustavo A. Madero, Cuauhtémoc, Tlalpan, Xochimilco, Milpa Alta, Tláhuac, Benito Juárez, Miguel Hidalgo y Cuajimalpa.
Los expertos advierten que a diferencia de las demás entidades mexicanas, en la Ciudad de México el CJNG no tiene grupo antagónicos, sino los obstáculos para entrar a la región han sido las propias autoridades, recalca El Universal.
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