El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, destacó que una prueba más del cambio que significa el gobierno que encabeza es que ya no se espía a nadie desde el poder.
El mandatario incluso aseguró que el gobierno federal lo espió desde 1977, a través de la Dirección Federal de Seguridad, y cuya tarea quedó a cargo de Miguel Nazar Haro, director de la agencia durante el gobierno de José López Portillo.
“En 1979 me espiaba Nazar Haro. Para los que dicen que no hay cambios, el huachicol disminuyó un 95%, ya no hay espionaje, desapareció el Cisen, está prohibido condonar y no hay aumento de impuestos en la miscelánea fiscal", explicó el mandatario.
También dijo que el espionaje en su contra continuó hasta la existencia del Cisen, instancia de gobierno que pidió desaparecer cuando llegó. “Cuando llegamos decidimos terminar con el espionaje, nosotros no espiamos a nadie”, agregó.
La desaparición de personajes incómodos para los presidentes Luis Echeverría y José López Portillo, no se entienden sin el trabajo de Miguel Nazar Haro, quien fungió como director de la Dirección Federal de Seguridad de la Secretaría de Gobernación entre 1978 y 1982.
Miguel Nazar Haro es el hombre que perseguía, torturaba y mataba. También es la clave para el desarrollo de la “Guerra Sucia" en México que consistió en disolver con grupos secretos a los opositores a los gobiernos del PRI y que comenzó a finales de los años 60 y continuó durante la década de los 70 en todo el país.
Con base en testimonios y documentos se sabe que el edificio sede de la entonces Dirección Federal de Seguridad (DFS) fue un centro de detención arbitraria, de interrogatorios, tortura y desaparición forzada.
La Brigada Blanca se integró en junio de 1972 con un grupo de 240 elementos, entre policías del entonces Distrito Federal ( hoy Ciudad de México), elementos del Estado de México, militares y personal de la Dirección Federal de Seguridad, así como de la Policía Judicial Federal, para “investigar y localizar por todos los medios a los miembros de la llamada Liga Comunista 23 de Septiembre y a los guerrilleros que actuaban en el valle de México”, reveló la investigación que desde hace años sigue abierta.
e acuerdo a los reportes oficiales la Brigada Blanca operó en Guerrero, Sinaloa, Chihuahua, Nuevo León, Jalisco, Puebla y Morelos; el expresidente Luis Echeverría fue quien decidió que comenzara operaciones en la capital mexicana, y decidió que sus mandos fueran el coronel Francisco Quiroz Hermosillo, el capitán Luis de la Barreda Moreno y Miguel Nazar Haro.
Documentos que están bajo resguardo en el Archivo General de la Nación, detallan el “Plan de Operaciones Número Uno: Rastreo”, el cuerpo de tipo paramilitar contaba con 55 vehículos, 253 armas: 153 eran Browning calibre 9 milímetros.
Los integrantes de esta operación se sometieron a un programa de entrenamiento que incluía: “información y análisis sobre la integración, desarrollo y actividades de la llamada Liga Comunista 23 de Septiembre; conocimientos sobre armamento y prácticas de tiro; técnicas de seguridad; entrenamiento físico y combate sin armas…”
La Liga Comunista 23 de Septiembre, fue una organización guerrillera que surgió para rechazar la política económica y social del presidente Luis Echeverría Álvarez.
“Para realizar sus acciones (la liga) está organizada en comandos independientes que cubren las áreas más críticas del valle de México, concentrándose principalmente en zonas fabriles, estudiantiles y de construcciones, en las que busca cubrirse y donde tienen oportunidad de distribuir literatura de carácter subversivo o realizar pintas en contra del gobierno y la burguesía”, indica uno de los informes oficiales de la Brigada Blanca.
El testimonio de el ex guerrillero Rubén Melitón Ramírez González sostiene que cuando estaba siendo torturado, se le desprendió la venda de los ojos y pudo identificar a Miguel Nazar Haro como su agresor principal.
“Me aplicaba toques eléctricos con una picana, me echaba agua fría en el cuerpo y me golpeaba con una barra. Sus ayudantes solo colaboraban amarrándome y deteniéndome, pero él me aplicaba toques en el ano y los genitales. Me introducía un pequeño cable con corriente eléctrica en el pene y me sumergía en agua podrida o en piletas de excremento. A mis espaldas se encontraba quien después supe que era el capitán Fernando Gutiérrez Barrios”, aseguró en entrevistas con medios de comunicación muchos años después.
En las sesiones de torturas también había extranjeros, probablemente de origen estadounidense, presenciando el desarrollo de las torturas.
Eladio Torres Flores, de la Liga Comunista 23 de Septiembre, también fue víctima de tortura a manos de Nazar Haro: “Él mismo que sacó una escuadra 9 mm, cortó cartucho, me la puso en la sien y jaló del gatillo, no tenía tiros en la recámara”.
Eladio Torres repartía entre obreros y trabajadores el periódico Madera, órgano oficial de la organización. Perdió el brazo a causa de las torturas que recibió en el Campo Militar número Uno.
Fernando Pineda, exmiembro del Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR), contó hace unos años para el semanario Proceso :"De su escritorio sacó cables, un aparato y una picana .Él mismo me empezó a torturar, luego exigió que me bajara los pantalones ante mi negativa, estalló en ira y él (Nazar Haro) personalmente, me empezó a dar toques en los testículos".
“Las torturas empezaron desde el mismo día de mi detención en Xalapa, en febrero de 1971. Primero fue una ‘calentadita’, querían saber qué hacia en esa casa, no lograron mayor cosa y optaron por trasladarnos a México. Eramos cuatro, dos mujeres y dos hombres, a cada uno nos llevaron por separado, siempre con el rostro cubierto. Nazar Haro simuló tener a mis padres en un cuarto contiguo. Amenazaba con violar a mi madre si no decía lo que sabía. Le dije que no sabía nada”.
La escritora Elena Poniatowska había incluido el siguiente testimonio en su libro “Fuerte es silencio” publicado en 1980.
“Yo, Pedro Cassian Olvera, con 35 años de edad, mexicano, doy testimonio de que el 28 de octubre de 1974 fui aprehendido por la Dirección Federal de Seguridad; en donde se me desnudó y se me empezó a golpear en todo el cuerpo, después me mojaron y me empezaron a dar toques eléctricos con una picana en el pene, los testículos, el ano, en una cicatriz que tengo, en las orejas, dentro de las fosas nasales, en los labios, en las encías y en la lengua; después de esto me hicieron comer dos tasas de excremento, luego me tendieron en el suelo y Miguel Nazar me ponía una pistola en la sien jalando el gatillo”.
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