“Estamos, otra vez, en uno de los peores momentos de violencia del país”: Ricardo Raphael

Al inicio de este mes de septiembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador, señaló que en materia de seguridad, a excepción de los homicidios dolosos y las extorsiones, la mayoría de los delitos ha presentado disminución en el nivel de incidencia.

“Casi en todos los delitos ha habido disminuciones en comparación con noviembre de 2018. Hay menos secuestros, feminicidios, robos a transeúntes, a transportistas, robo de vehículo, robo en transporte público colectivo, robo en transporte público individual, robo a negocio y robo a casa habitación, en todos ellos se ha registrado una baja del orden del 30 por ciento en promedio”, señaló el mandatario.

Las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) dan fe de ello. Por ejemplo, el robo, en general, en este 2020 pasó de 61,780 casos en enero a 45,627 en junio. También el secuestro, en mismos periodos, fue de 87 a 62 casos denunciados.

Pero la situación de contingencia que desde hace meses se vive a causa de la pandemia del COVID-19 podría explicar más esta disminución, que la propia estrategia de seguridad del gobierno.

“Si normalmente la gente no acude a denunciar porque sabe que no pasa nada, mucho menor denuncia hay cuando están en confinamiento. Evidentemente esa es la variable principal por la que disminuyeron”, explicó en un diálogo con Infobae México, el escritor y analista político Ricardo Raphael.

El académico remarcó cambios en la dinámica de la ciudadanía, a causa de las restricciones sanitarias, como una menor circulación de personas en las calles. También recordó que diversas instituciones públicas, como los tribunales, cerraron los últimos meses por la misma razón.

“Si a esto le añadimos que el tráfico de personas disminuyó últimamente también por el confinamiento, pues en efecto también se tiene una disminución del robo. Entonces no puede atribuirse la caída de estos delitos a una buena gestión de la política de pacificación o de seguridad o de la política de criminalidad”.

“Inmoral”, decir que los homicidios dolosos solo aumentaron 7.9%

El presidente López Obrador también declaró que “solo han aumentado dos delitos: homicidio doloso y extorsión en 7.9 y 12.7 por ciento, respectivamente; vinculados, en lo fundamental, a la llamada delincuencia organizada”.

“No es lo mismo crecer el 7% por ciento, digamos en estatura, si uno está a nivel del mar que si uno está en la punta del Himalaya”, reclamó Ricardo Raphael al criticar el tono en que el mandatario señaló esos datos, subrayando que usó las palabras “solo han aumentado”, como si se tratara de poca cosa.

“No puede decir uno ‘solo crecimos 7.9%’ cuando se está en la punta del Himalaya; es inmoral”.

El también periodista alertó que, también de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo, México tiene al mes un promedio de 3,000 homicidios dolosos, y añadió que, a nivel mundial, en el país ocurren 12 de cada 100 homicidios de ese tipo.

“Estamos aportando el 12% del homicidio doloso en el mundo: somos la potencia número 12 en homicidios dolosos (...) Nos estacionamos en una meseta mortal”.

Por otro lado, respecto al delito de extorsión, Ricardo Raphael advirtió que la verdadera cifra de incidencia puede ser mucho peor, debido a que es precisamente ese delito el que menos se denuncia.

“La extorsión no se persigue de oficio, también se denuncia. En la ENVIPE se puede encontrar que el delito menos denunciado es la extorsión. Si el delito menos denunciado creció 12.7%, imaginemos en realidad cuánto creció”.

Entonces el analista alertó que estos datos –homicidio doloso y extorsión– en realidad explican un problema criminal mucho mayor.

¿Ya no hay masacres?

En otras de sus declaraciones hechas al inicio de septiembre en su segundo Informe de Gobierno, el mandatario mexicano aseguró que en México ya no ocurrían delitos como las masacres.

“Ahora hay justicia para el pobre y en materia de seguridad ya no manda la delincuencia organizada, como era antes. Ya no hay torturas, desapariciones ni masacres; se respetan los derechos humanos y se castiga al culpable sea quien sea”.

El autor de “Hijo de la guerra” también reclamó que dijera que se acabaron las masacres y entonces, solo refiriéndose a los pasados meses de junio y julio, empezó a recordar ejemplos que demuestran lo contrario, como las fosas en las que se encontraron 75 bolsas con restos en Jalisco; las 15 personas quemadas vivas por un grupo armado en Oaxaca; o los 12 muertos por enfrentamientos criminales en Caborca, Sonora. Entonces, señaló, tenemos que no se han acabado las masacres en México.

“Claramente, mientras los demás estábamos confinados, las organizaciones criminales, que son responsables más o menos de 9 de cada 10 homicidios dolosos, pues estaban reacomodando el territorio. Aprovecharon el confinamiento para reacomodar territorio, para volver a poner sus fronteras. Eso hizo crecer las mortandad y las masacres“, dijo el escritor.

Incluso, apuntó, con el pretexto del plan DN-III (el programa nacional de auxilio a la población en casos de desastres) el presidente sacó al Ejército a las calles, pero –resaltó– no fue en mayo, sino hasta finales de junio cuando, coincidentemente, empezaron las masacres.

“Estamos, otra vez, en uno de los peores momentos de violencia del país”.

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