Figuras como Olga Wornat y Anabel Hernández han robado la óptica nacional con sus más recientes libros “Felipe, El Oscuro” y “El Traidor”, respectivamente, por plasmar con una prosa magistral, entre otras cosas, las relaciones que se establecieron entre grandes capos de la droga con políticos del más alto perfil en México; sin embargo, para ampliar la postal nacional del crimen organizado, es indispensable leer la obra de J. Jesús Lemus, un periodista destacado que ni el haber estado preso injustamente durante tres años lo detuvo.
Si de por sí la historia de vida de Lemus Barajas parece ser tomada de una novela policiaca, su ojo y su pluma resultan ser de los más certeros para narrar la realidad llena de violencia que viven las y los mexicanos a causa de las organizaciones criminales y sus vínculos con políticos y empresarios.
Es autor de “Los Malditos” (2013), “Michoacán en Guerra” (2014), “Mireles, el Rebelde” (2014), “Cara de Diablo” (2014), “Tierra Sin Dios” (2015) “Los Malditos 2” (2016), “México a Cielo Abierto” (2018) y “El Agua o la Vida” (2019). Libros en los que su óptica narrativa da cuenta de la evolución de los narcotraficantes como “empresarios” y que cada día el narco, cada día, está más lejos del negocio exclusivo del narco.
Por tal razón, Infobae México consiguió una entrevista con el escritor de bestsellers e investigador mexicano que aún cuando Felipe Calderón ya no esté en el poder, continúa siendo amenazado.
-En su trabajo más reciente podemos ver que usted se dio la libertad de explorar cómo el narco no sólo trasciende en lo político sino en ciertas esferas económicas con empresarios, ¿puede ahondar un poco al respecto?
-Los medios tradicionales o los periodistas más cuadrados se enfocan a ver el crimen organizado básicamente desde su aspecto de criminalidad: en cuanto al empuje de las cifras de violencia, asesinatos, secuestros, extorsiones. Pero la verdad el narco tiene muchas caretas, muchas facetas, entre ellas las del aspecto económica que es la que finalmente lo nutre porque hoy puedo decirte que el narco está cada vez más alejado de su actividad principal que es el narcotráfico y está aún más adentro de otras actividades. Yo considero que, por lo menos, hay 23 actividades económicas en las que el narco se encuentra íntimamente ligado. Entre ellas está la minería, el despojo del agua, por supuesto el lavado de dinero, el cobro de piso, el secuestro… Hay una serie de actividades que no debemos de dejar de señalar: la participación de las células del narcotráfico en la explotación de los recursos a nivel municipal. Te voy a decir que casi el 70% de los municipios a nivel nacional, dentro de sus partidas de presupuesto para obras públicas, una gran partida la pagan como pago de piso para las células criminales o extorsiones por parte de estos criminales, entonces sí es muy importante la actividad económica del narco en ese sentido.
-Usted es un caso histórico de que fue víctima de abuso tanto de una orquestación de lo más perversa, donde el poder político y el poder coercitivo que puede tener un narcotraficante contra usted. Ahora, con la cuarta transformación, ¿ha notado un cambio en cuanto a la seguridad en la que usted puede ejercer su oficio?
-No, ningún cambio. Las condiciones para ejercer el trabajo periodístico en México en esta cuarta transformación siguen siendo tan iguales como las que prevalecieron durante la administración de Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón, por mencionarte los más recientes. No ha cambiado en nada, sigue habiendo intimidación, sigue habiendo amenazas, sigue habiendo persecución, sigue habiendo desplazamiento, sigue habiendo ese tipo de presión económica también para los periodistas, para que no hagan a fondo su labor de información para que se desanimen en su trabajo de investigación y para que permitan, de alguna forma, que se sigan dando esos actos de corrupción sin que los medios tradicionales lo señalen. Incluso, yo diría que en esta administración con la implementación de una agenda diaria por parte del presidente de la república, a través de las mañaneras, pues prácticamente obliga a los medios a montarse en esa agenda y olvidarse de temas de investigación: corrupción, narcotráfico, relación de funcionarios públicos con células criminales... para abocarse, prácticamente, a lo que va dictando todos los días el presidente de la república. Yo diría que en esta administración es incluso más perverso el sesgo que se le da a la labor informativa y se orilla a través de una agenda forzada prácticamente desde Palacio Nacional para que se siga. Entonces, eso ocupa al periodista para que se imbuya en esa agenda para dejar de lado el tema de investigación.
-Y también va robando la óptica del público porque estamos más pendiente de una declaración, que es más fácil de digerir…
-Exactamente, a veces como periodistas hemos caído en una dinámica de flojera, valemadrismo y de huevonada. A veces es más fácil montarnos en una declaración del presidente y trabajar sobre ella en el trayecto del día que darle continuidad al trabajo de investigación, creo que también eso es parte de la flojera de muchos periodistas que hacen que se olviden de la dinámica del día para ofrecerle a la gente lo que el presidente de la república está planteando desde su conferencia mañanera de todos los días.
-Regresando a su trabajo de investigación, distintos autores han coincidiendo con usted: invariablemente el narcotráfico va abarcando estos temas de minería o de explotación de recursos naturales porque, casualmente, en el norte del país, donde hay más producción minera es donde más se ha padecido la violencia del narcotráfico.
-Eso yo lo planteo en el libro de México a Cielo Abierto donde exploro, precisamente, la minería y su relación con el narcotráfico y justamente en esos polos de desarrollo que ha plantado el gobierno federal a través de la Secretaría de Economía, que ha dicho que son puntos para el desarrollo social y económico de las regiones es justamente donde se encuentran anclados los principales puntos de violencia actualmente. Si tú revisas, por ejemplo, Sonora, en su región concretamente de Cananea; o Zacatecas, en Mazapil y en Salaverna; o en San Luis Potosí, en la capital del estado; y hablamos de Michoacán, de Oaxaca, de Guerrero, de Veracruz... de cualquier punto del país donde hay minería, donde hay puntos de desarrollo económico propuesto por el gobierno nacional y con presencia de transnacionales es donde hay mayor índice de violencia registrada, donde más se dan los asesinatos, donde más se dan los desplazamientos, donde más se dan las amenazas, no nada más contra los defensores de los recursos o defensores de derechos humanos o periodistas, sino también se da contra la población en general, se niegan a entregar los recursos a esas instancias.
Si sobreponemos un mapa de violencia de los puntos más rojos que tenemos en el país, los más candentes en cuanto a violencia, lo sobreponemos en un mapa que refleje los puntos de mayor desarrollo económico vas a ver que coincide de manera extraordinaria, embonan perfectamente, de tal forma que hay violencia donde hay puntos de desarrollo
-¿Es aquí donde entra el papel de los gatilleros para ejercer la violencia y desplazar a las personas?
-Por supuesto, porque el narcotráfico está actuando como una policía, una guardia privada. Son paramilitares de las empresas transnacionales, porque las empresas transnacionales llegan con todo su gran capital y al más puro estilo de los 60 y 70 como ocurrió en África, llegan estos grupos paramilitares. Hoy no llegan ejércitos de EEUU ni de Europa, pero sí llegan grandes a contratar servicios paramilitares del narcotráfico local. Entonces convierten a las células criminales en algo así como sus policías particulares y eso es detona realmente la violencia.
-Entonces, en una investigación de índole judicial, ¿se tendría que investigar a estos grandes transnacionales?
-Por supuesto, si hubiera voluntad del gobierno federal y de la Fiscalía General de la República para llegar a fondo sobre la problemática de la violencia y que no se culpara así nada más a priori al narcotráfico, porque eso, te digo, engloba mucho. Si hubiera una investigación seria que se quisiera llegar a fondo de dónde está la raíz de la violencia, tendrían que investigarse a los grandes capitales que operan en México: Pepsico, Coca-Cola, Nestlé, VolksWagen, Levi’s, las cerveceras Modelo, Heineken, todas esas. Estoy seguro que ninguna empresa pasa el examen de una revisión de su relación con el narcotráfico y con los grupos paramilitares que son miembros del narcotráfico. Si se quisiera llegar a hacer una investigación seria, se tendrían que tocar por supuesto, esos intereses para encontrar a fondo cómo es la participación de estos grupos con el narcotráfico.
-En este sentido, puedo notar dos vertientes de la administración de López Obrador en el combate al narco, aparte de que heredó del combate frontal, está implementando medidas restaurativas hacia los jóvenes por medio de becas y de incentivos económicos y también está alimentando un revanchismo hacia los políticos porque son las figuras más visibles que han participado con el narcotráfico como el caso de García Luna.
-Sin duda alguna la política de Felipe Calderón que va en esas dos vertientes que tú señalas tiene una lista que es atender a esos grupos vulnerables a largo plazo, los desempleados, los pobres, los marginados, los jóvenes olvidados en las regiones que son los que nutren básicamente las células del narcotráfico; sin embargo, la otra arista es precisamente el combate a esos grupos del crimen organizado que están todavía incrustados en la administración pública federal y que aunque diga él que se acabó la corrupción, a lo mejor se acabó la corrupción a nivel de presidente de la república, pero la corrupción sigue permeando como en las dependencias de la Secretaría de Seguridad Pública, la Secretaría de la Defensa Nacional, la Marina, todavía ahí hay funcionarios que tienen mucha relación con el crimen organizado y, lo que es peor, que tienen relación con personajes como Genaro García Luna y por supuesto con otros actores muy cercanos a él como Cárdenas Palomino, Ramón Eduardo Pequeño o como Facundo Rosas, ese tipo de funcionarios aún tienen muchos tentáculos dentro del tema de gobierno y el presidente de la república tendrá que hacer un gran labor para poder erradicar este vicio.
-¿Y cómo se puede erradicar ese vicio? porque Alfonso Durazo también fue secretario de Seguridad con Fox y ahí tenía de subordinado a García Luna.
-Ese es el principal problema, el principal problema de seguridad del presidente Felipe Calderón fue precisamente Alfonso Durazo, porque Durazo, no podemos olvidar, era el jefe de García Luna cuando acordó la salida del Chapo Guzmán de la cárcel federal de Puente Grande en enero del 2001. Entonces, Alfonso Durazo es la principal piedra para que el presidente López Obrador pueda llegar a plantear una verdadera política de limpieza dentro de las estructuras de gobierno, él es el principal emisario del pasado en esa relación que existió entre el crimen organizado y el gobierno federal.
-Suponiendo que estas medidas se vuelven un éxito: sí empieza a reducir su consumo narcóticos, si se restaura el tejido social, si los jóvenes se dejan de incorporar a las filas del narco, ¿estima que a lo mejor en un periodo de largo plazo esto pueda ser benéfico para México o es una especie de placebo para ingenuos?
-El problema del narcotráfico en México no es el consumo de las drogas, porque México mantiene una tasa per cápita de consumo de drogas muy baja comparada con cualquier otro país de América Latina y de Europa, incluso de EEUU y Canadá. El problema del narcotráfico es primero las grandes cantidades de narcóticos que se producen en EEUU y en Europa que se suministran desde aquí. El segundo problema del narcotráfico en México es la extensión del crimen organizado a esas áreas que te digo, a esas áreas de oportunidades económicas que se exploran porque cada vez es menos rentable el negocio de tráfico de drogas en México, el negocio de tráfico de drogas es especialmente rentable cuando se traslada a EEUU o hacia Europa, porque realmente en México el consumo es mínimo es, te digo, una tasa per cápita muy baja comparada con otros países, entonces el problema es que si el gobierno federal quiere realmente disminuir los índices de violencia, tiene que hacer una revisión a cómo están operando las principales transnacionales en el país para que con ella disminuyan consecuentemente el índice de secuestros, de desplazamientos, y de la violencia en general, asesinatos por supuesto, entonces eso es lo fundamental que se debe revisar.
-De acuerdo con esto que acaba de mencionar, la legalización de mariguana no sería un gran impacto para los traficantes, ¿cierto?
-Nada, para nada. La legalización de la mariguana no ayuda a disminuir el problema, te voy a poner un ejemplo, por cada kilogramo de mariguana que el narcotráfico trasiega en el país está trasegando por lo menos 20 kilos de cocaína. Es decir, no tiene caso que legalicen la droga más blanda y de menos consumo, cuando realmente el gran problema del narcotráfico o de las utilidades del narcotráfico se encuentran radicadas en la cocaína o el fentanilo u otras drogas sintéticas. Esa legalización es de risa, no va a ayudar en nada contra el narcotráfico. Puede haber algún otro beneficio social por supuesto, como fines lúdicos, hay quien la consume por placer, pero para efectos del narcotráfico no tiene para mí ningún impacto.
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