En un momento en que la producción de petróleo está en mínimos históricos, los prestamistas que quieren que el gigante petrolero mexicano Pemex se adapte al cambio climático están luchando por ser escuchados.
Las grandes compañías petroleras como BP Royal Dutch Shell y Repsol han comenzado a establecer estrategias para reducir el carbono que emiten. Pero Pemex, uno de los mayores prestatarios en los mercados emergentes, está decidida a empujar en la dirección opuesta, dijeron a Reuters tres personas de la empresa y del gobierno.
El presidente Andrés Manuel López Obrador, un nacionalista de izquierda, ha puesto en juego su reputación para revitalizar a Pemex, un poderoso símbolo de soberanía mexicana desde su creación en 1938, pero que ahora está muy endeudada.
A principios de este año, Pemex se convirtió en el mayor “ángel caído” de la historia, un prestatario que desciende del grado de inversión al de basura.
López Obrador ha dicho que la rehabilitación de las seis antiguas refinerías del país y la construcción de una séptima en su estado natal, Tabasco, es clave.
El mandatario considera que la nueva planta es un hito en el camino hacia la independencia energética, dijo una fuente de alto nivel en la Secretaría de Hacienda, añadiendo que esta preocupación se ha vuelto más apremiante a la luz del poder del presidente de Estados Unidos, Donald Trump para sofocar la economía de México.
Pemex, que emplea a casi 150,600 trabajadores y es la fuente de casi una quinta parte de los ingresos presupuestarios de México, parece ser un caso de prueba crítico tanto para inversionistas institucionales como para defensores del cambio climático.
Si su dirección no atiende los llamados para frenar emisiones de carbono, “se les hará más difícil emitir deuda”, dijo Marie-Sybille Connan, analista de la gestora de activos Allianz Global Investors.
Los inversores rara vez han hablado de su compromiso con la administración de Pemex, pero Allianz es uno de los cuatro grandes prestamistas que lo hace públicamente.
Casi el 90% de los USD 107,200 millones de deuda financiera de la petrolera está en manos de inversionistas de bonos, según datos de Refinitiv Eikon, informes trimestrales y archivos relacionados con recientes transacciones de refinanciamiento. Además, tiene USD 64,900 millones en pasivos de pensiones.
“Será cada vez más difícil para los inversores institucionales internacionales invertir en sus emisiones de bonos si no abordan sus preocupaciones de sostenibilidad, ya sea el clima, los derrames de petróleo debido al robo de crudo, la salud y la seguridad”, dijo Connan.
El mayor desafío tanto para México como para Pemex es el hecho de que hay otras cosas que tienen prioridad, dijo Aaron Gifford, analista de deuda de mercados emergentes de T.Rowe Price, uno de los mayores tenedores de bonos de Pemex. Después de los impuestos que la compañía paga al gobierno, no queda dinero para invertir en nuevas formas de producir petróleo.
“Hemos estado muy interesados en hablar con el consejo de administración de Pemex y realmente tratar de que se comprometan a hacer cambios”, dijo Gifford. Pero la dirección ha cancelado muchas reuniones y llamadas de inversores.
“Esas reuniones en las que he estado, han sido muy tensas y a veces incluso un poco acaloradas”, añadió. “Tenemos tantas preguntas para ellos”.
Pemex, la Hacienda y la oficina del presidente no respondieron a solicitudes de comentarios. López Obrador ha culpado a sus predecesores de los problemas de Pemex. La deuda financiera aumentó un 75% bajo el último gobierno, según un análisis de Reuters de las cuentas de la última década.
CRISIS CREDITICIA
Sobre el papel, Pemex es apenas solvente. Sus pasivos superan a sus activos en más de 110,000 millones de dólares y la razón por la que inversionistas internacionales siguen otorgando préstamos es porque el mercado considera que el gobierno mexicano ha otorgado una garantía implícita a Pemex.
Este apoyo se reiteró en abril, luego de que las agencias calificadoras rebajaron las notas crediticias de los bonos de Pemex.
“Hoy más que nunca, Petróleos Mexicanos cuenta con el respaldo absoluto del Gobierno de la República”, dijeron ejecutivos de la empresa en una carta enviada a inversionistas en papel con membrete del gobierno, vista por Reuters.
Pero la presión del mercado está aumentando. Los diferenciales de rendimiento de la compañía se han ampliado, lo que demuestra que ya es más difícil pedir prestado, pues incluso los más ávidos de rendimiento están reconsiderando su inversión.
Hasta el 28 de agosto, los rendimientos de los bonos de Pemex estaban entre el 7% y poco menos del 9% en los papeles más negociados, según datos de MarketAxess.
Inversionistas como Allianz dijeron que a pesar de que Pemex tiene problemas urgentes ahora, no debe ignorar los objetivos a largo plazo. Ninguno espera un cambio radical, pero los cuatro que hablaron con Reuters dijeron que sienten que la compañía no se está tomando en serio sus preocupaciones.
Si los inversionistas internacionales se muestran reacios a prestar, el propio acceso de México al crédito también podría estar en juego.
Las calificadoras han citado repetidamente el nivel de deuda insostenible de la compañía como un factor de riesgo para la calificación soberana. Los bonos soberanos de México están al borde de una rebaja.
Climate Action 100+, un grupo de 450 administradoras con activos conjuntos por unos USD 40,000 millones, dijo a Reuters a principios de este mes que agregaría a Pemex a la lista de 160 empresas con las que buscará hablar directamente para impulsar estrategias para reducir las emisiones de carbono.
“Cuando vemos lo que están haciendo sus pares, Pemex debería hacer más, mostrar más ambición en términos de compromiso para reducir las emisiones de carbono”, dijo Jaime Gornsztejn, quien supervisa inversiones con compromiso ambiental de empresas latinoamericanas para Federated Hermes.
Él y otros dijeron que empresas como la colombiana Ecopetrol y la brasileña Petrobras, han ido más lejos que Pemex para abordar las preocupaciones climáticas.
“No hemos tenido mucha influencia hasta ahora”, dijo.
Las opciones crediticias de Pemex están limitadas por la proximidad de México a Estados Unidos. Incluso si otros países estuvieran hipotéticamente abiertos a prestar a la compañía era poco probable que México recurriera a ellos, dijo Jorge Sánchez, director del grupo de expertos financieros mexicano Fundef.
“No es un tema de Pemex sino un tema geopolítico”, dijo Sánchez. “No creo que a Estados Unidos le vaya a agradar mucho que en Pemex, principal empresa que tiene México, tengamos a China o Rusia como principales inversores”, agregó.
PRESIÓN
Pemex fue el noveno mayor productor de energía de emisiones de carbono y metano a nivel mundial entre 1965 y 2018, según datos del Climate Accountability Institute, una organización no gubernamental, con emisiones de unos 23,000 millones de toneladas de CO2 equivalente.
Eso es menos que los mayores emisores estatales, Saudi Aramco y la National Iranian Oil Company, pero más que cualquier otra compañía petrolera latinoamericana, según las cifras.
Aún así, fuentes con conocimiento directo del asunto dijeron a Reuters que la compañía no tiene planes de cambiar su estrategia.
La agenda energética de López Obrador hace retroceder algunos de los movimientos realizados por su predecesor para abrir el mercado energético al sector privado.
Es probable que el presupuesto del próximo año se dedique a impulsar el petróleo extraído de aguas poco profundas, dijo un ejecutivo de Pemex de alto nivel con conocimiento directo del borrador de la propuesta, añadiendo que no había ninguna asignación para políticas más ecológicas.
Mientras el presidente dice que está comprometido con la energía limpia, ha justificado los esfuerzos del gobierno para impedir la ampliación de nueva capacidad solar y eólica de empresas privadas con el argumento de que esas plantas están contaminadas con corrupción.
“Eso lo habían usado (la energía renovable) de pretexto para hacer negocios lucrativos, al amparo del poder, para recibir subsidios del gobierno, para que costara más la luz y nos afectara a todos”, dijo el mandatario en julio.
También se ha quejado de que los parques eólicos son una monstruosidad.
“Aquí en México no hay otra forma en que el gobierno contempla otro escenario energético”, dijo una fuente de PMI, el brazo comercializador de Pemex, quien habló bajo condición de anonimato. “Lo que están buscando es ser un jugador dominante nada más en exploración, en producción, en refinación, en todo”, añadió.
El tipo de petróleo que Pemex produce principalmente, “crudo ácido pesado”, no es bien visto por ambientalistas porque produce combustible rico en azufre altamente contaminante.
En diciembre, el regulador del sector energético, la CRE, acordó que el gobierno podría posponer una norma que habría requerido que Pemex produjera y vendiera sólo diesel de ultra bajo azufre en todo el país.
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