La pandemia de COVID-19 ha arrastrado consigo a la economía mexicana y en general a la economía de todos los países del mundo, debido a las medidas que los gobiernos tuvieron que tomar para contener y mitigar la dispersión del virus, desde cuarentenas estrictas hasta el cierre casi total del turismo y de la vida social como la conocíamos hasta principios de 2020.
Ahora, con la caída —y en algunos casos rebrote— del coronavirus en los países que han comenzado su reapertura, las consecuencias de las epidemias se han mostrado más o menos peores para los sectores de la población que dependían de la interacción social y la vida cotidiana.
Estos sectores incluyen a los restaurantes y también a los bares, que en su intento por mantenerse a flote atienden en la Ciudad de México precisamente como establecimientos de comida. Muchos de ellos fueron sepultados por la ola de contagios de COVID-19 y los sobrevivientes ven el futuro con incertidumbre.
Es por ello que el senador Gustavo Madero del PAN (Partido Acción Nacional), la principal oposición parlamentaria del país, presentó una iniciativa para incentivar la activación económica en el país, motivando a los antiguos clientes de estos establecimientos y comercios a volver a visitar este tipo de lugares, siempre con las medidas de prevención adecuadas y si las autoridades así lo permiten.
Se trata de una propuesta enviada a la Comisión Permanente, el órgano del Congreso mexicano que lo sustituye durante los recesos legislativos, para que los contribuyentes puedan hacer deducible el 100% del impuesto al consumo de alimentos en restaurantes.
La intención del legislador es modificar el apartado XX del artículo 25 de la Ley del Impuesto Sobre la Renta, que indica que “el 91.5% de los consumos en restaurantes es deducible” y para que proceda, “el pago deberá hacerse invariablemente mediante tarjeta de crédito, de débito o de servicios, o a través de los monederos electrónicos que al efecto autorice el Servicio de Administración Tributaria (SAT)”.
Además, Madero propuso que se modifique también el artículo 28 de la misma legislación, que detalla todas las acciones no serán deducibles. “Se pretende generar una derrama económica a la industria restaurantera, y promover que las personas regresen a consumir en estos establecimientos, una vez que las condiciones sanitarias lo permitan”, detalló.
Para su efecto no se establecería algún requisito adicional como la forma de pago, como lo mandata la legislación vigente, misma que solo permite la deducción del 8.5 por ciento del monto facturado
De acuerdo con el senador, el 95% de los restaurantes tuvieron que cerrar como medida de seguridad por la emergencia sanitaria en el país, pero muchos no tendrán posibilidad de reabrir al término del confinamiento, por lo que es indispensable apoyar a las micro, pequeñas y medias empresas que conforman este sector.
Recordó que las deducciones fiscales son un beneficio económico que se otorga a los contribuyentes y sirve como herramienta detonante de la economía o estímulo para la adquisición de bienes y servicios. “En este caso es adecuado aplicarlo debido a que los contribuyentes acuden a estos lugares con el objetivo de satisfacer una necesidad básica como es la alimentación”, agregó.
“La economía nacional se encuentra en una crisis económica profunda, por ello se requieren medidas legislativas y una clara política fiscal a fin de impulsar la inversión y a los emprendedores”, concluyó. La iniciativa, con proyecto de decreto, fue turnada de manera directa a la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, para su estudio.
Y es que, de acuerdo con la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac), 90,000 restaurantes bajaron sus cortinas y con ello perdieron su empleo 300,000 trabajadores, debido al confinamiento por la pandemia de COVID-19.
Alsea, operadora mexicana de restaurantes anunció a finales de julio que cerraría este año más de 100 unidades en todos los mercados en los que tiene presencia, debido a las bajas ventas consecuencia de las medidas sanitarias por la pandemia del COVID-19. La empresa reportó una pérdida neta de 2,595 millones de pesos durante el segundo trimestre de este 2020.
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