Si bien Aprende en Casa es una medida que la Secretaría de Educación Pública (SEP) implementó para que las y los alumnos de educación básica en México no regresen a estudiar a las aulas y se expongan a un contagio masivo de coronavirus (COVID-19), este programa tiene varios obstáculos, principalmente el rezago social que se vive en algunas comunidades.
Y es que el inicio del ciclo escolar 2020-2021, este 24 de agosto, no fue igual para todos los niños y niñas del país, pues mientras unos tienen la fortuna de contar en sus hogares con todos los servicios necesarios para tomar las clases a distancia: televisión, computadora, internet y útiles escolares; hay muchos otros que apenas tienen señal de radio y televisión.
Tal es el caso del pequeño Kevin Ibarra, de solo 10 años de edad, quien vive con sus tíos en la localidad de “El Ranchito”, en el municipio de Guadalupe, Nuevo León.
En entrevista para Milenio TV, Kevin compartió que ingresó a quinto año de primaria, aunque no sabe cómo mantendrá el contacto con sus maestros, pues al no tener teléfono ni internet ( servicio que tampoco hay en su comunidad), no tiene forma de comunicarse.
De esta forma, sólo podrá acceder a las clases a través de su pequeño y viejo televisor. De requerir alguna tarea de internet, el menor deberá caminar hasta el cibercafé más cercano, que se encuentra aproximadamente a 20 minutos.
Sin importar las adversidades, este estudiante está dispuesto a poner todo su empeño y dedicación para mantener sus buenas calificaciones, pues desea seguir aprendiendo y no dejar de lado sus estudios.
Por ello, su familia ha puesto a disposición de la ciudadanía diversos medios de contacto en caso de que esta desee ayudar al menor, por lo que si usted o algún conocido desea brindar un apoyo económico o en especie puede comunicarse al 8125-7923-46 y hablar con Encarnación Eguía, tío Kevin.
Quiere ser profesora pero no tiene ni TV para estudiar
A 316 kilómetros al sureste de Nuevo León, en las faldas de la Sierra Madre Oriental, en Tamaulipas, existe otro caso de angustia por la falta de herramientas necesarias para cursar este atípico ciclo escolar.
La familia de la pequeña Adriana Hernández, de 12 años de edad, hoy experimenta dudas y miedos debido a la situación económica en la que se encuentran al quedar en desamparo tras la reciente muerte de su padre.
Este lunes, “Adri” no pudo ver ni escuchar el primer día de clases a distancia, pues la falta de televisión o celular en su humilde hogar se lo impidieron.
Ella estaba inscrita en la Escuela Secundaria Número 6, “Álvaro Obregón”, pero tras la contingencia tuvo que ver cómo las expectativas hacia su futuro se desvanecen. “Quiero ser maestra, quiero enseñar a los niños y quiero ayudar a mi madre”, dijo en entrevista para Excélsior.
El salario de sus hermanos, quienes ganan pocos pesos como ayudantes de albañil y limpiadores solares, no siempre es suficiente para las necesidades de la familia, pues lo primordial para esta es tener qué comer, y no la escuela.
Por su parte, Marisela Márquez, madre de los menores, manifestó que además de la situación precaria en la que viven, las duras condiciones climáticas como lluvias y huracanes, ponen en riesgo su humilde patrimonio.
Cabe mencionar que, el único medio de acceso a la educación con que contaba Adriana era un teléfono celular que se descompuso a causa de las goteras en la casa, por lo que ahora la menor y su madre no saben qué sucederá con su futuro, pues buscan día a día la forma de subsistir.
El pasado 3 de agosto, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que ante el impedimento de tener clases presenciales en nivel de educación preescolar y básico, para el regreso a clases al ciclo escolar 2020-2021, se apoyarán en la transmisión de cuatro televisoras que harán llegar los contenidos educativos a más de 30 millones de alumnos de todo el país con el programa Aprende en casa II.
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