En un arrebato feroz, María Antonieta Paoli de Monterde arrojó a Camerina Valdez López, quien cayó desde un segundo piso estrellándose contra el paso que rodeaba a los edificios, enseguida perdió el conocimiento y fue llevada al hospital, donde le dijeron que por la gravedad de lesiones internas ya no podría tener hijos.
No era la primera vez que la señra Paoli de Monterde maltrataba a Valdez López, quien era trabajadora doméstica. En otras ocasiones fue desnudada, bañada con agua fría y así, sin prenda alguna, le obligaban a desfilar a la calle durante la noche.
“Camerina era amarrada a un catre y María Antonieta la desnudaba. Su hijo también ayudaba en la tortura. Ambos la golpeaban. Cuando terminaba la brutal sesión, la joven tenía que asear el departamento desnuda ante la vista del esposo de la señora. También era bañada con agua fría y luego la sacaban en plena noche para que los vecinos la contemplaran desnuda”, fue la denuncia recabada de vecinos, quienes fueron entrevistados por agentes de la policía capitalina.
Y es que cuando Camerina llegó al hospital Rubén Leñero presentaba varias fracturas y lesiones al interior de su cuerpo. Los hechos ocurrieron en el edificio H-9, entrada 5, departamento 2, Unidad Lomas de Plateros, de la demarcación Álvaro Obregón en la Ciudad de México. Era el 18 de febrero de 1970 y los reportes de nota roja consignaban el evento brutal.
Tras pasar un par de semanas debatiéndose entre la vida y la muerte, Camerina pidió a los agentes que rescataran a su hijo, pues éste le había sido arrebatado por la señora Paoli de Monterde y lo había internado en el Instituto Mexicano de Asistencia a la Niñez. Los uniformados acudieron al lugar y verificaron que el menor se encontraba a resguardo.
Finalmente, la empleada doméstica se recuperó y fue trasladada a la Casa de Protección, Readaptación y Orientación de las Adolescentes.
“La golpeaba porque no sabe trabajar como se debe”, fue la excusa de la señora María Antonieta, quien estuvo internada en diversas clínicas para enfermos mentales. A esta condición fue que la autoridad atribuyó las torturas diarias padecidas por Camerina.
Debido a que se hacía pasar por hermana del jefe de la policía metropolitana, o por sobrina del director del Tribunal para menores, la señora Paoli Monterde era respetada. Pero sus vecinos la denunciaron, porque amenazaba con arma de fuego a quien le recriminara alguna acción. Finalmente se mudó a la Colonia Agrícola Oriental junto con su hijo Manuel y su esposo.
Ya instalada en su nueva residencia, logró contratar a otra “sirvienta”: Gloria García Herrera de 15 años. A ella le fue peor que a Camerina.
Con objetos metálicos calientes, la señora Paoli Monterde y su hijo Manuel, torturaban desnuda a Gloria. La marcaban cual si fuera una res. Los vecinos escuchaban aterrorizados los gritos de la empleada doméstica y, cuando la encontraban por las calles, le maldecían por los actos inhumanos.
Gloria pudo avisar a la policía de los maltratos que sufría, pero los agentes solo enviaron un amable citatorio. Incluso, el oficial designado para la diligencia fue privado temporalmente de su libertad por la torturadora.
Sumaba cuatro denuncias por lesiones y, los oficiales decidieron verificar el supuesto influyentismo de la señora, Tras la investigación, determinaron que esas relaciones no existían, así que fueron por ella a su domicilio y la arrestaron. Gritó y tuvo una crisis nerviosa, pero las cicatrices en el rostro de Gloria eran signo de su maldad.
Para el 18 de febrero, María Antonieta Paoli de Monterde fue consignada ante un juez para su envío a una clínica de enfermos mentales. Mientras que su hijo de 14 años tuvo acusaciones por violación y lesiones graves.
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