Uno de los casos de corrupción que cimbró la administración del ex presidente de México Enrique Peña Nieto fue el de la llamada Casa Blanca, una mansión en una de las zonas más exclusivas de la Ciudad de México que compró la entonces primera dama, Angélica Rivera.
El 9 de noviembre de 2014, el sitio Aristegui Noticias publicó una investigación periodística en la que se reveló la existencia de un lujoso domicilio en Lomas de Chapultepec, valuado en 86 millones de pesos.
La investigación de la compra de la Casa Blanca de Peña Nieto narra la historia de la adquisición por parte del mandatario de una lujosa residencia en las Lomas de Chapultepec, una de las zonas residenciales más lujosas y exclusivas de la Ciudad de México. El vendedor Juan Armando Hinojosa Cantú, cabeza del Grupo Higa, el contratista preferido el primer mandatario.
El reportaje “La Casa blanca de Enrique Peña Nieto” fue originalmente difundido en noviembre de 2014 en Aristegui Noticias de manera concertada con otros medios mexicanos (la revista Proceso y el periódico La Jornada) y con medios internacionales (The Wall Street Journal, The New York Times, The Guardian, The Economist).
Nació de la curiosidad del equipo de periodistas conformado por: Daniel Lizárraga, Rafael Cabrera, Irving Huerta y Sebastián Barragán después de una entrevista que la actriz dio a una revista del corazón.
En una entrevista con la revista Hola, la entonces primera dama relató las palabras que decía a sus hijos: “Los Pinos nos será prestado sólo por seis años y que su verdadera casa, su hogar, es ésta donde hemos hecho este reportaje”.
El papel de Darwin
La investigación periodística obligó a que la primera dama a través de un video diera explicaciones sobre la adquisición de la mansión y también fue tema de un libro llamado “La casa blanca de Peña Nieto La historia que cimbró a un gobierno”, en el que se menciona a un personaje que tuvo un papel fundamental en la obtención de información.
En la página 118 del libro, los autores narran cómo debían construir una bases de datos sobre los contratos de Juan Armando Hinojosa, el dueño de Higa con el gobierno federal, así como comprobar que la casa era propiedad de la pareja presidencial.
“Fue entonces cuando Cabrera hizo una singular solicitud de acceso a la información. Usó el nombre de uno de sus tres gatos, Darwin, para preguntar a Los Pinos por qué agentes del EMP (Estado Mayor Presidencial) estaban afuera de la casa marcada con el número 150 de la calle Sierra Gorda, en las Lomas de Chapultepec. La pregunta hecha por el ciudadano “Darwin Cabrera” parecía haber sido redactada por un vecino enojado”, señala el libro sobre la participación del felino en la investigación.
Militares contestaron una solicitud de información al gato Darwin, y le dieron pistas que ayudaron a descubrir la relación de Peña Nieto y su esposa con la mansión.
“Sin saberlo, los militares le explicaron al ciudadano Darwin Cabrera —el gato gordo y gris de Rafael Cabrera— que por reglamento tenían la obligación de resguardar las oficinas y las casas en las que se encuentre el presidente, incluido su domicilio particular. Darwin, desde entonces, es un gato comprometido con la democracia y la rendición de cuentas, entre sus horas de siesta”, menciona el texto.
Aunque en un principio Angélica Rivera asumió toda la responsabilidad por la compra de la casa, in embargo, al final de su sexenio, en entrevista con Televisa, Peña Nieto admitió que la mansión había comprado junto con su esposa: “Esta casa la compramos los dos. Era un asunto que estábamos comprando como matrimonio”.
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