La rivalidad entre Emilio Lozoya y Luis Videgaray data de 2016 cuando comenzaron a ventilarse los sobornos que entregó la constructora brasileña Odebrecht para financiar la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto a cambio de contratos cuando llegara a la presidencia.
Las pruebas las entregaría la fiscalía brasileña a México y serían contundentes contra Lozoya porque eran los testimonios de ex directivos de Odebrecht que transfirieron directamente millones de dólares a cuentas ligadas al ex director de Petroleos Mexicanos (Pemex).
En una conferencia de prensa que dio en 2017 Lozoya Austin, flanqueado por sus abogados, en la que dijo que tenía en tiempo y el dinero para “romperle la madre a sus acusadores”, comenzaron a desvelarse algunos mensajes.
Emilio Lozoya se deslindó del otorgamiento de los contratos a la constructora brasileña Odebrecht, por lo cuales se le pagaron sobornos por USD 10.5 millones. Mientras que su abogado Javier Coello Trejo afirmó que era imposible que el ex director de Pemex se manejara solo y que sólo cumplía órdenes.
En una parte del gabinete esto fue visto como una repartición de culpas; un mensaje para todos aquellos involucrados en la toma de decisiones, incluyendo a su ex amigo y ex secretario de Hacienda, Luis Videgaray, quien lo presentó y recomendó con Enrique Peña Nieto, pero con quien acabó muy mal tras su gestión al frente de la petrolera.
Lozoya fue contundente entonces y ya daba señales de a quiénes iba a involucrar.
Es imposible que la decisión [de otorgar contratos] la tomara una sola persona, incluso si es el director general, pues hay múltiples candados para evitarlo […] los proyectos tenían que pasar autorización, revisión y supervisión de los diversos consejos de las subsidiarias y del consejo de administración de Pemex, donde participan dependencias como Hacienda, Energía, Función Pública, Economía y los consejeros independientes
Cuando los escándalos sobre la gestión de Emilio Lozoya comenzaron a hacerse públicos, a finales de 2016, el ex director de Pemex y sus ex colaboradores aseguraron que se trataba de un fuego amigo: que venía de parte de Luis Videgaray, quien conoció a detalle un expediente repleto de supuestas irregularidades y derroches durante la era de Lozoya en Pemex, el cual también fue entregado al entonces secretario de Energía, Pedro Joaquín Codwell.
De acuerdo con testimonios, cuando José Antonio González Anaya, concuño de Carlos Salinas de Gortari, tomó posesión de la empresa productiva del estado, en febrero de 2016, la mayoría de los directivos relacionados con Lozoya salieron de Pemex. Y a petición de Videgaray, se iniciaron auditorías a la gestión de Emilio Lozoya, lo mismo que por parte del Servicio de Administración Tributaria (SAT).
En febrero de 2017, la Auditoria Superior de la Federación (ASF) publicó un voluminoso documento con irregularidades como vuelos injustificados en los aviones de la empresa y compras de activos inservibles a precios estratosféricos.
Videgaray y Lozoya se conocieron en Protego Asesores, el fondo de inversión de Pedro Aspe, ex secretario de Hacienda en el gobierno de Carlos Salinas, y mentor y profesor de ambos en el ITAM.
Lozoya apostó por cargos en instituciones internacionales y Videgaray optó por la política mexicana, y ambos se reencontraron cuando Peña Nieto se convirtió en candidato presidencial del PRI en el 2012.
Para Videgaray, Lozoya lucía como un buen activo debido a que sus relaciones públicas con hombres de negocios alrededor del mundo ayudarían a “vender” a México como un país en proceso de transformación derivado de las reformas estructurales.
Sin embargo, durante su gestión en Pemex, la relación se fracturó y termino muy mal, debido a lo que Videgaray consideraba como “pésimas” decisiones las que Emilio Lozoya tomó al frente de la petrolera.
Lozoya, sin embargo, sigue teniendo una profunda amistad con el ex presidente del PRI y hoy diputado federal, Enrique Ochoa, a quien arropó durante su toma de protesta, y quien lo ha defendido públicamente.
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