La invasión del crimen organizado en Guanajuato ha tomado mucho más tiempo del que reportan las autoridades. De acuerdo con el analista y estratega en materia de seguridad, David Saucedo, la primera fase se dio en los gobiernos de Juan Manuel Oliva (2006-2012) y su predecesor Juan Carlos Romero Hicks (2012-2018), cuando en la entidad operaban mafias locales que tenían un control de distintas zonas del estado.
La radiografía del crimen organizado en Guanajuato detalla que lo que generó un cambio radical en materia de seguridad fue la invasión del Cártel Jalisco Nueva Generación, que pretendía el control de ciudades importantes del estado , para tener un libre paso en las autopistas y llegar a las rutas de puertos del Pacífico.
Pero Guanajuato ya tenía “dueño”: el Cártel de Santa Rosa de Lima, la Unión León, el Grupo Sombra, y los cárteles michoacanos, que tenían distintos pseudos a lo largo y ancho de la entidad.
En un artículo publicado por Saucedo, éste describe que la primera fase del plan para la invasión del estado de Guanajuato por parte del CJNG consistió en su instalación en los municipios de León y Pénjamo. La avanzada de Nemesio Oseguera Cervantes, el “Mencho” tenía la misión de aterrizar en colonias y comunidades de bajos recursos para fijar en ellas un perímetro de seguridad que permitiera el arribo de más contingentes.
Una vez obtenido el control total de las zonas de desembarco comenzarían los avances ofensivos y la expansión del cártel hacia más municipios de Guanajuato.
León fue el primer municipio de Guanajuato donde el “Mencho” quiso sentar plaza. Aunque había reportes de la llegada de células jaliscienses a la ciudad desde principios del año 2013, no se calibró en su justa dimensión la fuerza que empezaron a acumular hasta dos años después.
David Saucedo ilustra dos hechos importantes para la avanzada del cártel cuatro letras. Primero, utilizó la doble estrategia de golpear y negociar. Se apoderó de territorios en manos de mafias locales, pero también invitó algunos capos leoneses a sumarse a la cruzada —de hecho, la posibilidad de sumarse a ellos no era una opción como tal, era una orden—. Por otro lado, la organización criminal percibió cierto nivel de debilidad en las mafias locales, no había un cártel como tal, sino una amalgama de pequeñas bandas dedicadas a distintos giros.
Fue así como los cabecillas criminales locales como el “Jari”, el “Guty”, el “Bule”, Luis Daniel García Oropeza, el “Naranjero, Daniel y Salvador Campos fueron cayendo bajo el fuego del CJNG. Tal y como lo documentaron los analistas en seguridad: los capos locales sólo tenían dos opciones: irse del estado del Bajío o morir.
Sin embargo, algunos grupos de narcos decidieron pelear. Conformaron la Unión León, una especie de confederación de células delictivas locales que resistirían la invasión del CJNG.
Frente a este panorama, el CJNG no espero más tiempo y lanzó a sus ejércitos a ocupar nuevos territorios.
El municipio de Pénjamo fue la segunda región de Guanajuato donde el CJNG se estableció. El arribo de la organización del Mencho coincidió con la llegada al poder del ex alcalde priista Jacobo Manríquez Romero.
El modus operandi del cártel consistió en infiltrarse en la policía municipal que, según Saucedo, trabajaba para narco y grupos michoacanos.
El punto de inflexión ocurrió en 2014, cuando las fuerzas armadas capturaron en la región a Martín Soto Chávez, el “Pony”, máximo líder de la Familia Michoacana. Esta captura significó un golpe a las organizaciones michoacanas, y un control del suroeste del estado por parte del CJNG.
La situación no hizo retroceder ni a la Familia Michoacana ni a los Caballeros Templarios, todo lo contrario.
Lo documentado en la entidad obedece a que el grupo criminal Cárteles Unidos y Grupo Sombra del Cártel del Golfo ,antes de la caída del líder del Cártel de Santa Rosa de Lima, José Antonio Yépez, el “Marro” —detenido el pasado 2 de agosto—, conformaban una legión que apoyaba al Marro en su guerra contra el Mencho. Incluso llegaron a interrogar y torturar a algunos narcomenudistas del CJNG.
Para derrotarlos, el “Mencho” se vio en la necesidad de enviar a uno de sus grupos de élite, que había mostrado ser mortalmente eficaz en encomiendas pasadas. Pero los hechos subsecuentes, como la detención del sanguinario cabecilla de Santa Rosa de Lima han sido motivos de alianzas entre las mafias locales y el CJNG, quienes están marcando el ritmo de la guerra en la entidad.
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