A medida que se ha reactivado la economía tras la etapa más compleja de la pandemia de COVID-19 en México, la percepción en torno a la situación financiera de las familias ha mejorado de manera moderada, de acuerdo con cifras del Indicador de Confianza del Consumidor, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en colaboración con el Banco de México.
El estudio que se basó en una encuesta telefónica reveló que durante el mes de julio hubo un balance de 34.4 puntos en el rubro Confianza del Consumidor, lo cual representó una ligera alza de 2.4 puntos en relación al mes anterior. Esto representó el punto más alto en lo que va de la emergencia sanitaria ocasionada por el nuevo coronavirus.
Los valores de julio, informó el instituto, se vieron afectados por la percepción de la posibilidad de consumo de bienes duraderos (15.7 puntos), como lavadoras, televisores, muebles electrónicos o electrodomésticos, además de la situación económica en la que se encuentra la nación (28.5 puntos).
Asimismo, se notó una percepción poco positiva en relación a las posibilidades de comprar bienes no duraderos. como ropa, zapatos, alimentos, salir de vacaciones, comprar un automóvil o tener las posibilidades de ahorrar. A pesar de ello, es relevante el hecho de la visión en este rubro mejoró en julio a comparación de los meses más duros de la contingencia sanitaria.
Es importante mencionar que si se compara con los datos de julio del año pasado, el indicador de Confianza aún es 8.9 puntos menor, pues en aquel mes se situó en 43.3 puntos. Sin embargo, los valores de Situación económica de los miembros del hogar y Condición económica del país para los próximos 12 meses serían más altos, lo cual impactaría positivamente en la percepción de los consumidores.
Otro punto que destacó la encuesta es que los mexicanos todavía se muestran moderados en torno a las expectativas sobre el desempleo y la inflación, pues la confianza en estos aspectos se ubicó en niveles de 34.1 y 17.3 puntos respectivamente.
Cabe recordar que la pandemia desapareció casi 1.2 millones de empleos formales en México, reveló la semana pasada el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), aunque expertos advirtieron de una crisis más profunda de lo aparente.
México frenó la caída de empleos al reportar una pérdida neta de 3,907 puestos en julio, aunque llegó a acumular un total de 1,185,024 trabajos formales desaparecidos por la COVID-19 al sumar las caídas de 83,311 puestos en junio, 344,526 en mayo, 555,247 en abril y 198,033 entre el 13 y el 31 de marzo.
Pero María Ayala, investigadora del Observatorio de Trabajo Digno, señaló que esto es solo una visión parcial de la crisis en México, donde más de 25,000,000 de personas, 53% de la población ocupada, trabajan en la informalidad, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Aunque hay quienes piensan en trabajadores informales como puesteros en las calles, Ayala aclaró que 40% de los trabajadores subordinados no tienen seguridad social, de acuerdo con la agrupación Acción Ciudadana Frente a la Pobreza.
“En México no es la mayoría quienes tienen un trabajo formal y muchas veces, como los llaman especialistas, son trabajadores informales en el sector formal porque no todas las empresas y no todos los empleadores otorgan el seguro social”, detalló.
Ante la crisis económica que se vive en el país, la Asociación de Bancos de México (ABM) anunciará nuevos programas de apoyos crediticios para el mes de septiembre en favor de las familias, pues los que se habían implementado al inicio de la emergencia sanitaria ya han comenzado a vencer durante agosto.
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