Detrás de Emilio Lozoya Austin, el ex director general de Petróleos Mexicanos (Pemex) que enfrenta cargos por cohecho, lavado de dinero y presuntos sobornos que habría recibido de la constructora brasileña Odebrecht, siempre estuvo a su sombra Froylán Gracia Galicia, su también amigo desde la juventud, y con quien planeó casi todo lo que sucedió en Pemex durante su gestión.
Froylán Gracia era el jefe de Oficina de la Dirección General de Pemex. Desde ahí gestionó todo tipo de reuniones y relaciones para favorecer al ex director de la petrolera y a su primer círculo, de acuerdo con El Universal.
La amistad entre ambos comenzó cuando Froylán Gracia era consejero de la Embajada de México en Estados Unidos, donde conoció a Lozoya Austin, quien por aquellas fechas operaba fondos de inversión en Nueva York y se desempeñaba en el Foro Económico Mundial como director en jefe para América Latina.
La relación se estrechó y comenzó a forjarse entre 2009 y 2010, cuando Peña Nieto figuraba como posible candidato presidencial.
Luis Videgaray, considerado como la mano derecha del ex presidente Enrique Peña Nieto, fue quien cumplió las aspiraciones de ambos de entrar en la administración pública de México.
Cuando llegaron a Pemex, desde el principio plantearon estrategias como la del “Club del millón de dólares”, la cual consistía en invitar a un grupo de 25 empresarios a los que favorecerían con licitaciones, teniendo como garantía una “membresía” por esa cantidad de dinero.
Mientras Lozoya hacía relaciones públicas en Medio Oriente, Europa y Estados Unidos, su operador Gracia Galicia, de la mano del entonces coordinador de Asesores, Carlos Roa, hacían los acuerdos en México.
Mientras Lozoya se justificaba por usar los aviones de Pemex para ir a sus giras -“Cómo no los voy a usar, si así llegan los jeques árabes a las reuniones”-, Froylán hacía lo propio con políticos, funcionarios y empresarios mexicanos en diversas casas de la Ciudad de México y en destinos paradisiacos de la Riviera Maya.
La estrategia consistía en presionarlos a que vendieran sus empresas o aprobaran leyes a favor de Pemex. Los casos más emblemáticos son los de Oceanografía, Oro Negro y Evya.
La relación Lozoya-Froylán continuó cuando dejaron Pemex y la gestión pública. Al parecer se sentían “intocables” por las pruebas incriminatorias que aseguraban tener de prácticamente “todo el mundo”. Una de las principales: las bitácoras de los vuelos de los aviones de Pemex en las que viajaron múltiples veces los familiares de Peña Nieto y Videgaray a destinos turísticos y de shopping.
Después de ser extraditado desde España, Lozoya presentó ante la Fiscalía General de la República (FGR) una denuncia contra Peña Nieto y contra Luis Videgaray, su mano derecha y el ex titular de dos Secretarías en aquel sexenio.
De acuerdo con el relato del ex funcionario, Peña Nieto y Videgaray dirigieron y repartieron los sobornos que la compañía Odebrecht habría pagado en México para inyectar en la campaña presidencial del primero en 2012 y también aquellas coimas que fueron destinadas a legisladores para aprobar reformas estructurales entre 2013 y 2014.
Tras la demanda de Lozoya, cuya presencia en México ha provocado un terremoto político del cual todavía están por resolverse casi todas las cosas, comenzó la especulación sobre lo que podría pasar: un ex presidente mexicano juzgado por delitos contra la nación, algo inédito en la historia mexicana.
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