Carolina, Caro, Carito, Cariñito o solamente Cariño son algunas de las maneras en que la llamaban sus seres queridos. Quienes la conocían más, sabían que en su nombre había incluso otros juegos. Para Erandi, los apellidos de Carolina llevan cierta música, pero también un significado que se abría sólo a las personas que la conocían de cerca: Cariño Espinosa “como una rosa”, bromea, “sensible, pero también fuerte”.
Carolina Espinosa Caballero falleció el primero de agosto a causa del impacto que le ocasionó un conductor que manejaba a exceso de velocidad y bajo la influencia del alcohol sobre Avenida Patriotismo. Motivados por la noticia, varios grupos de ciclistas y repartidores se unieron el sábado 8 a la rodada en su homenaje convocada por la colectiva feminista Voces Afectivas, de la cual Carolina formaba parte.
Ella, además, daba clases de inglés en un Bachillerato Popular para jóvenes de escasos recursos que no tuvieron acceso a la educación oficial. Con sus compañeros y compañeras, era vocalista en tres grupos de cumbia donde expresaban sus demandas políticas y mantenía estrecho contacto con la comunidad de la UAM Iztapalapa, de donde es egresada. Personas de todos los ámbitos en los que se desempeñaba, rodaron juntas escoltado a su bicicleta cubierta de pintura blanca.
En Argentina y Chile ocurrieron rodadas paralelas organizadas por la Red Latinoamericana Feminista en la que también participaba Cariño.
Con el sonido de la cumbia que Carolina interpretaba, las y los ciclistas arribaron hasta la esquina de Avenida Patriotismo y Puente la Morena desde el Jardín Mascarones. Ahí, leyeron varios escritos, entre los que estaba un texto autobiográfico realizado por la misma Caro, así como una carta escrita por sus compañeras de Voces Afectivas. En todo momento, las personas que la conocieron se referían a ella como Cariño. Entre cantos y baile, el ascenso de aquella bicicleta blanca se convirtió en una celebración de su vida, a la vez que un espacio para expresar el duelo.
Para Agustín Martínez Monterrubio, presidente de la organización Bicitekas que defiende el derecho a la movilidad desde hace 22 años, el tema de la seguridad vial es la velocidad, eso “es lo que mata”. Tanto él, como los y las ciclistas con quienes convive, han notado un incremento en la velocidad de los automóviles que atribuyen al poco tráfico vehicular provocado por las medidas de confinamiento por la pandemia de Covid-19. Según los datos recabados por el C5 de la CDMX, de mayo a junio, la cantidad de incidentes viales que involucran a ciclistas se ha duplicado.
Aunque también celebra la implementación por parte del gobierno de Sheinbaum de las ciclovías emergentes como un buen avance para una movilidad más sustentable, sobre todo, en el contexto de la contingencia sanitaria.
Agustín cree que hay demasiado cuidado para el automóvil, considerando que sólo el 25% de la población tiene acceso a éste. El resto, utiliza el transporte público, por lo que afirma que es importante poder integrar la bicicleta a él. Una de sus ideas es llevar las ciclovías a las periferias de la ciudad. En un estudio realizado por Bicitekas, en la administración de Mancera, el 95% del presupuesto para infraestructura ciclista se concentró en las zonas más céntricas de la metrópoli.
Alejandra Trejo Poo, Antropóloga Social por la Universidad Autónoma de Metropolitana (UAM) Iztapalapa, empezó a acudir a las rodadas nocturnas organizadas por Bicitekas para trabajar su maestría donde estudia dicho tema. En ellas, descubrió una manera diferente de experimentar la urbe: “La vida nocturna de la bicicleta dimensiona y constituye una ciudad alterna a la que comúnmente conocemos. Se transforma para convertirse en una ciudad habitable, amigable y diversa.”
Al recordar que la muerte de Carolina ocurrió justo en la noche admitió que el miedo más considerable de cualquier ciclista es ser atropellado. Además, ella considera que las mujeres que ruedan por la ciudad sufren más riesgos que los varones.
Paulette, ciclista urbana desde hace 16 años y amiga de Carolina, afirma que en una ciudad a la que se les ha negado el acceso “cuando tú como mujer te subes a una bici y decides romper las barreras y lanzarte a avenidas principales y perder el miedo, es un empoderamiento súper fuerte.”. Para ella, el Estado ejerce una “violencia silenciosa” en la estructura del transporte público “la gente siempre va con la presión de que el metro no pasa. Entonces, la bicicleta es una alternativa a todas esas imposiciones.”
Para Paulette, la bicicleta ha pasado de ser una vía alterna a la movilidad para volverse una forma de vida. En ella logra recorrer la ciudad de punta a punta en tan solo dos horas, pero también es un momento personal, un espacio para reflexionar, pensar e incluso crear. Aunque añade que también es un lugar en el cual se llega a sentir vulnerable.
En el 2018 los hechos de tránsito registrados por la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SCC) fueron 520, mientras que en el 2019 ascendieron a 750, 30% más. Durante el 2020, el C5 de la CDMX ha reportado 540, lo que significa que en 7 meses ya han ocurrido más percances con ciclistas involucrados que en todo el 2018.
La bici “es habitar la vida de una manera más lenta, en un ritmo más orgánico, conducido por un cuerpo que se mueve. Es cuidado de la vida.”. Erandi Villavicencio cree que el uso de la bicicleta es “priorizar la vida y no la productividad” a diferencia del automóvil que homologa con la violencia patriarcal, el cual “deshumaniza constantemente, que busca ser superior, que no cuida la vida.”
Erandi recuerda a Caro como una persona silenciosa, hasta que llegaba a cantar. Ella hacía todo con empeño, desde sus activismos hasta las clases de inglés que daba en un bachillerato popular y su canto en Sonora Criminal, Valentina Conde y la Voluntad o Calle, Son.a.urbe (cuyos discos están a la venta en apoyo a la familia de Caro). “No hablaba por hablar, y lo que te decía venía de un lugar profundo”.
Casi al final de las actividades en homenaje a Carolina, sus amigas, acompañadas de las y los ciclistas a quienes reunió el Cariño, cantaron recordando a su compañera:
“Nunca, pero nunca, me abandones cariñito…”
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