Fueron investigaciones realizadas desde el año 2013 las que permitieron que autoridades federales de México capturaran uno de los líderes del Cártel de Los Coroneles: en noviembre de 2016, en el estado de Sinaloa, capturaron a Javier Carrasco Coronel.
El 19 de enero del 2013 fue detenido, por el Ejército mexicano, su hermano, José Ángel Carrasco Coronel. Con su arresto se dio uno de los mayores golpes a la organización criminal originaria del municipio de Canelas, en Durango, que, bajo el mandato de Ignacio Nacho Coronel Villarreal, llegó a controlar gran parte del narcotráfico en el país.
Perseguido por el gobierno federal desde la muerte de Nacho Coronel, José Ángel tuvo que refugiarse en la entidad federativa y desde ahí operar para su nuevo líder, Joaquín El Chapo Guzmán.
José Ángel Carrasco Coronel, ex líder de Los Coroneles, también conocido como El Changel y El Cero Cinco, nació en El Potrerito de Carrasco, en Canelas, el 3 de noviembre de 1969, y desde joven se incorporó al equipo de Nacho Coronel. Trabajó primero en su lugar de origen y después en Jalisco.
De acuerdo con Zeta Tijuana, el grupo de la familia Coronel, que operaba para el Cártel de Sinaloa, documentaba en “cuadernos y hojas sueltas” la identidad de sus miembros, los secuestros cometidos, el estado de sus víctimas, sus suelos, gastos, e ingresos por el narcomenudeo y plagios.
Carrasco Coronel, según información de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) consultada por Cosecha Roja, dirigía desde Jalisco el tráfico de drogas en Chiapas, Michoacán, y Oaxaca, además de tener nexos con narcotraficantes en países latinoamericanos como República Dominicana, Cuba, Venezuela, Colombia, Panamá, Nicaragua, y Belice.
Sin embargo, han sido varios los acontecimientos que replantearon el regreso de la célula de la familia al Cártel de Sinaloa. Venido a menos después del asesinato de su líder y fundador, Nacho Coronel, en julio de 2010, la organización criminal fue desterrada durante un tiempo de las “grandes ligas” del mundo de las drogas, sobre todo después de la aparición del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
La muerte de Mario Carrasco Coronel, El Gallo, horas después de asumir el mando vacío que dejó Ignacio Coronel Villareal; la captura de Martín Beltrán Coronel, El Águila, en mayo de 2011, y la detención de El Changel en enero de 2013, obligaron al grupo a dedicarse solamente al secuestro y servir al cártel fundado por El Chapo Guzmán.
Los hermanos de José Ángel, Ezequierl y Javier, se hicieron cargo de las operaciones de la célula delictiva desde Zapopan, Jalisco, y moviéndose por los estados de Sinaloa, Colima, y Nayarit, además de reanudar actividades de narcotráfico en Chiapas.
Antes de ser atrapado, Javier Carrasco Coronel era uno de los 22 objetivos prioritarios de la administración del ex presidente Enrique Peña Nieto: las autoridades ya habían identificado su participación intelectual en el secuestro, plagio, y asesinato de diversas personas.
Documentos del Ministerio Público y de la Fiscalía General del Estado de Nayarit, consultados por Cosecha Roja, revelaron datos de 14 secuestros y el cobro de al menos 8 millones de pesos y USD 35,000, “dinero que utilizaba la organización criminal para la compra de material bélico, realizar compartimientos ocultos a los vehículos que utilizan para transportar narcótico, armas de fuego y numerario en efectivo”.
De la información recabada, se estima que Los Coroneles tenían un gasto mensual de un millón 86,000 pesos. Informes de inteligencia consultados por Zeta Tijuana declararon que la célula opera en México desde una fecha indeterminada, aunque señalan que “al parecer desde los años noventa y a principios del año 2001” y principalmente en el estado de Jalisco.
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