El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se encuentra debilitado, esto derivado de los recortes presupuestales por parte del gobierno mexicano y a que múltiples espacios que preserva se mantienen cerrados debido a la pandemia, lo que ha generado un freno financiero.
El organismo tan importante para el turismo nacional se ha visto afectado por el déficit histórico de mil 200 millones de pesos, según lo expresado por el director del organismo Diego Prieto en una carta enviada el pasado 20 de mayo a la comunidad de investigadores y profesores del INAH: “El Instituto viene arrastrando un déficit histórico que rebasa los mil millones de pesos, que tiene que ver con reglamentos, prestaciones y derechos de los trabajadores de base que no han sido debidamente autorizados por la Secretaría de Hacienda”.
Aunado a este déficit, los más recientes recortes presupuestales en gastos de operación, los despidos de personal y el cierre de zonas arqueológicas y museos a consecuencia de la crisis sanitaria mantienen al Instituto trabajando en la austeridad.
El gobierno recortó en 75 por ciento los gastos de operación de varios organismos, entre ellos el INAH, con base en la Ley Federal de Austeridad Republicana, con lo que se ha visto afectada la operación de 194 zonas arqueológicas, 162 museos y 515 monumentos históricos del país, según lo difundido por el Sindicato Nacional de Investigación Científica y Docencia (SNPICD).
Pese a que la crisis abarca a todo el sector cultural del país, el caso del INAH es particular porque además de venir arrastrando un déficit presupuestal desde hace 30 años, sus funciones constitucionales establecen que se deben destinar grandes cantidades al mantenimiento de sitios arqueológicos, iglesias y monumentos.
“De por sí el presupuesto a la cultura ya era paupérrimo, pero quitar 75 por ciento ya son palabras mayores; muchos proyectos se quedarán sin viabilidad financiera e incluso se habla de que no alcanzará para cubrir la nómina (…) Al sureste del país hay una gran cantidad de sitios arqueológicos identificados, pero que no son atendidos por falta de recursos. En Campeche, por ejemplo, sólo se ha sacado a la luz el 20 por ciento de las zonas arqueológicas: el resto está en medio de la selva o bajo tierra, a la interperie, expuesto al saqueo, que es un problema real en nuestro país”, explicó el experto en industrias creativas, economista y director de The Competitive Intelligence Unit, Ernesto Piedras para El sol de México.
Esta reducción al INAH se traduce en la disminución de los programas y proyectos referentes a la conservación e investigación del patrimonio cultural; por ello, espacios como el Templo Mayor se han visto afectados desde inicios de julio pasado:
“En el caso específico del Proyecto del Templo Mayor, en enero-febrero se nos autorizó un presupuesto de 150 mil pesos anual para compra de toda clase de insumos (desde herramientas, productos químicos, de conservación, informática y papelería). Ahora lo modificaron y tendremos 36 mil pesos, que corresponde al mencionado 75 por ciento de recorte”, expresó Leonardo López Lujan, director del Proyecto a El Sol de México.
Por su parte, el destacado arqueólogo y antropólogo Eduardo Matos Moctezuma, quien fundó el Proyecto Templo Mayor en 1978, una serie de excavaciones y estudios de la ciudad de Tenochitlan, destacó que el proyecto que a la fecha cuenta con más de mil 200 trabajos de arqueólogos, biólogos y restauradores, entre otros, se encuentra frenado.
“En la historia de la arqueología mexicana, ningún proyecto había dado tantas publicaciones a la academia, a la historia de México. ¡Imagínate lo que significan más de 100 tesis de licenciatura y maestría! Las excavaciones han permitido que penetremos más en el conocimiento de los mexicas (…) Yo digo que gracias al proyecto del Templo Mayor se ha podido encontrar un nuevo rostro del mexica. Ha sido muy fructífero y ha dado muy buenos resultados. Ahora está el museo del sitio que es muy buen complemento y es visitado por más de 600 mil personas al año. Es un buen aforo”, expresó para La Jornada, en charla con Elena Poniatowska, el investigador que dirigió la campaña de excavación en los adoquines del Zócalo de la Ciudad de México, de la cual se rescataron piezas invaluables como la diosa Coyolxauhqui, en 1978.
“Conocer nuestra historia a través de los vestigios arqueológicos y de los documentos escritos es indispensable. Siempre se había contado con apoyo amplio, aunque a veces se veía afectado por ciertas cosas, pero ahora sí se ha aplicado una reducción muy fuerte a la cultura y se ha detenido el Proyecto Templo Mayor, entre otros. No hay excavación, porque no se cuenta con fondos ni para excavar, ni para publicar, ni para difundir: no hay dinero para nada”, expresó el arqueólogo quien destacó la importancia del proyecto para continuar preservando la historia de México y enaltecer los aspectos que brindan identidad a los mexicanos.
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