El 1 de diciembre de 2012, en su primer mensaje a la nación y tras ser investido presidente, Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y vencedor en las elecciones del 1 de julio de ese año, llamó a todos los mexicanos a “transformar y mover el país” para construir un “México en paz, con inclusión social y próspero”, que sea una “potencia” y un actor global con voz propia en el mundo del siglo XXI.
Bajo el lema “Mover a México”, Peña Nieto anunció una ambiciosa agenda de reformas que eliminara los obstáculos –”moveremos todo lo que se tenga que mover”– que impiden el crecimiento de la segunda economía más grande de América Latina.
La toma de posesión el 1 de diciembre de 2012 se produjo entre protestas de los diputados de izquierda que denunciaban fraude electoral y enfrentamientos en las calles entre cientos de jóvenes y policías antidisturbios, los cuales dejaron al menos una veintena de heridos y detenidos.
Peña Nieto se comprometió a llevar a cabo un “cambio seguro”, que aproveche la “oportunidad histórica” que tiene México para situarse entre las naciones punteras del mundo, “acelerando el crecimiento económico” con una serie de reformas que pongan fin a la desigualdad: “somos un país donde pocos tiene todo”, y la impunidad: “no habrá seguridad mientras no haya justicia”, y facilite “la competencia en todos los ámbitos”.
Lo que fue calificado en su momento como el logro más importante de su gestión fue la firma del Pacto por México por las tres principales fuerzas políticas del país: PAN, PRD y PRI. “Nos estábamos comprometiendo y decididos a hacer en favor de México”, dijo.
Dicho pacto permitiría la aprobación de las reformas estructurales que “movieran a México”. Las más importantes fueron en materia: educativa, laboral, de competencia económica, energética y política. Ahora se sabe que dichas reformas fueron aprobadas porque el gobierno de Peña Nieto sobornó a legisladores de oposición con millones de pesos.
Además, Peña Nieto anunció 13 medidas para poner a México en movimiento, “rompiendo con los mitos y paradigmas que han impedido el crecimiento” del país. “México exige vivir en paz”, afirmó.
“El delito no se combate solo con la fuerza”, añadió, antes de anunciar un Programa Nacional de Prevención del Delito, que tendría por objetivo recuperar el tejido social, así como la aplicación inmediata de la Ley de Víctimas que aprobaría el Congreso.
A la reforma educativa la calificó la de “mayor calado” ya que establecería nuevas bases para la carrera docente, lo que auguraba un choque de trenes con Elba Ester Gordillo, líder del Sindicato Nacional de Maestros y un poder fáctico desde hacía 30 años en el sector de la enseñanza. Obstáculo que esquivó el gobierno de Peña Nieto encarcelando a Gordillo Morales bajo acusaciones de lavado de dinero, asociación delictuosa y defraudación fiscal.
En su ambicioso proyecto también incluía un plan nacional de infraestructura y transportes, con especial desarrollo de los trenes de pasajeros, y mayor competencia en el sector de las telecomunicaciones: telefonía, televisión y radio- con la concesión de dos canales de televisión abierta.
En el ámbito económico, Peña Nieto anunció un proyecto de ley de Responsabilidad Hacendaria que pusiera orden en el endeudamiento de los estados, altísimo actualmente, así como medidas de austeridad en el gasto público con el objetivo de déficit cero en los presupuestos del año que viene.
Pero su gobierno se distinguió por el despilfarro de recursos públicos, empezando por la presidencia que vivió a todo lujo en un país con la mitad de su población en pobreza.
También prometió una reforma constitucional para que existiera un único Código Penal de aplicación nacional. Actualmente hay 33 códigos diferentes que emiten sentencias distintas para idénticos delitos.
Y la puesta en marcha de una Cruzada Nacional contra el Hambre, en la que se quería involucrar a la sociedad civil y a todos los órdenes de gobierno: federal, estatal y municipal. Pero terminó siendo usada para desviar miles de millones de pesos a través de la llamada Estafa Maestra, que tiene en la cárcel a Rosario Robles.
“¿Qué nos mueve? Nos mueve el amor por México”. “¿Sí se puede o no se puede?”. Con ese par de frases, en diciembre del 2012, se transmitieron los dos primeros spots que pagó el presidente Enrique Peña Nieto pese a que contaba con tiempos oficiales en radio y televisión.
Detrás de los mensajes de superación y de las imágenes de parkour -la actividad de desplazarse con rápidas acrobacias de un sitio a otro-, estuvieron directores y realizadores de cine y televisión, algunos vinculados con el productor de Televisa Pedro Torres, a través de una empresa que subcontrató los Estudios Churubusco.
Los spots forman parte de la campaña institucional “Mover a México” de la Secretaría de Gobernación. “Impulso”, nombre oficial de uno de los anuncios, tuvo un costo de 10,227,000 pesos, IVA incluido. Por “Sí se puede”, el otro spot lanzado al aire, se pagó un total de 9,231,000 pesos, conforme a contratos obtenidos en su momento por el portal Animal Político mediante una solicitud de información.
En febrero de 2014, la revista TIME dio a conocer su portada en la que apareció el presidente Peña Nieto bajo el título “Salvando a México”. Se puede leer: “Cómo las reformas radicales de Enrique Peña Nieto han cambiado la narrativa en su nación manchada por el narco”.
El texto escrito por Michael Crowley refería: “Hace cinco años, la violencia del narcotráfico estaba explotando, la economía se tambaleaba, y un informe del Pentágono comparó México con el caso de terrorismo que infestaba a Paquistán, diciendo que ambos estaban en riesgo de ‘colapso rápido y repentino’”.
Ahora las alarmas sobre México están siendo reemplazadas con aplausos. Después de un año en el cargo, el presidente Enrique Peña Nieto, de 47 años, ha pasado el más ambicioso paquete de reformas sociales, políticas y económicas en la memoria. Fuerzas económicas globales, también, se han desplazado en la dirección de su país. El acierto en la apertura de las reservas de petróleo de México a la inversión extranjera por primera vez en 75 años, y el dinero inteligente se ha comenzado a apostar por la energía del peso
Sin embargo, muy temprano, el gobierno de Peña Nieto se vino abajo. Dos hechos hundieron su administración. El primero, y más grave, la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa entre la noche del 26 al 27 de septiembre de 2014. El segundo, la revelación periodística de la Casa Blanca del entonces presidente caso que dio la puntilla a la credibilidad de su gobierno, que estuvo marcado por la rampante corrupción de la nueva camada de priistas.
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