Si algo caracterizó al gobierno de Enrique Peña Nieto, fue su lejanía de las necesidades de la gente. En contraste, ayudó ampliamente a sus amigos, ya fueran políticos o empresarios.
Un artículo de opinión firmado por Salvador Frausto Crotte y publicado en el prestigioso diario estadounidense The Washington Post, destacó que una clara muestra de la poca sensibilidad del expresidente sucedió poco después de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, ocurrida en septiembre de 2014.
El periodista recordó que, aunque las protestas de los padres de los jóvenes desaparecidos aumentaban, el presidente se encontraba vacacionando en la Riviera Nayarit “un destino turístico con playas resguardadas por rejas, muros y garitas, al que acuden celebridades internacionales como Paris Hilton, Gwyneth Paltrow y Lady Gaga”, escribió Frausto Crotte.
Señaló que Peña Nieto acostumbraba hospedarse en el hotel St. Regis Punta Mita, donde las habitaciones llegan a tener un precio de 2,500 dólares por noche (unos 55,000 pesos).
Frausto Crotte resaltó que durante su sexenio, Enrique Peña benefició a empresarios de ese destino turístico ubicado en el estado de Nayarit, con contratos para construir carreteras, vías férreas, aeropuertos y desarrollos turísticos. Los resorts de Punta Mita, Litibú y Costa Canuva se expandieron bajo la tutela de algunos hombres de negocios con los que el entonces presidente sostuvo cercanía social y política, señaló.
El periodista se refirió a la serie de reportajes titulados “Los paraísos privados de los amigos de Peña Nieto” en donde se revela que el entonces mandatario “prodigó recursos económicos y legales para preservar y ampliar estos cotos turísticos, operó políticamente para obtener las aprobaciones legislativas de donación de tierras, controló resistencias comunales y orientó la derrama de beneficios hacia los amigos que cultivó a lo largo de su carrera política, muchos de los cuales fueron sus compañeros de juego en esos campos de golf”.
Salvador Frausto señaló que si el desarrollo turístico requería drenaje, agua potable o alumbrado, el gobierno se los proveyó. Si algún permiso ambiental estaba por concluir, la administración de Peña Nieto lo resolvió.
“Cuando necesitaron de una carretera para hacer más ágil el acceso a los hoteles, fincas y casas, ahí estuvo su amigo el presidente para echar concreto sobre la terracería. La ayuda incluyó enviar operadores políticos de confianza para negociar con los ejidatarios, quienes exigían remuneraciones justas por vender sus modestas propiedades a corporativos que aglutinaron capital nacional e internacional para ofrecer albergue a personas de alto poder adquisitivo”, destacó.
El comunicador señaló que Fernando Senderos, José Miguel Bejos, así como Carlos, Guillermo y Jorge Ancira Elizondo —cuyo hermano Alonso está en proceso de extradición desde España—, fueron algunos de los empresarios favorecidos por Peña Nieto. Ellos son los regentes de 23 kilómetros de playas donde se asientan villas, campos de golf, plazas comerciales con tiendas selectas, restaurantes, hoteles y hasta fincas.
Destacó que tanto en Punta Mita como en los desarrollos turísticos vecinos, Litibú y Costa Canuva, hubo gestiones gubernamentales para dotar de infraestructura urbana y créditos millonarios a este grupo de empresarios para que potenciaran sus negocios en nombre del progreso de la región.
“Uno de los gestos más generosos de Peña Nieto con sus amigos consistió en extender hasta 2030 la concesión ambiental de un estero que impide el acceso público a las playas de Punta Mita”. Y aunque la medida fue revocada recientemente por la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, el guiño no se olvida: entre empresarios turísticos se sabe que, a mayor privacidad, más plusvalía, señaló.
El periodista concluye señalando que el presidente Andrés Manuel López Obrador enfrenta el reto de separar el poder político del económico, para evitar que se sigan amasando fortunas a partir de beneficios gubernamentales otorgados a los “amigos” del presidente en turno, como ha venido ocurriendo desde hace décadas.
Y remata “si pretende diferenciarse del lugar que ocupará Peña Nieto en la historia, tendrá que transparentar los contratos que reciben las élites durante su sexenio”.
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