Elsa Marisol Martínez Prieto, esposa de José Antonio Yépez “El Marro”, suele pasar desapercibida en los listados de los capos más peligrosos de Guanajuato, pese a que es la única lideresa frente al Cártel de Santa Rosa de Lima.
Le llaman “La Güera” y ya es señalada como la cabeza de la organización criminal. Se dedica a administrar las finanzas del grupo y, se presume, podría asumir el poder total del cártel.
A diferencia de su esposo, Elsa Marisol no es matona ni está obsesionada con el poder. Es escurridiza, mecánica, discreta e inteligente, lo que le ha permitido tejer una red criminal y pagar a sicarios, base social y funcionarios.
Para la Unidad de inteligencia Financiera (UIF) es ella quien está detrás de distintas operaciones del grupo criminal, que tan sólo en el último movió más de 600 millones de pesos. Mientras “El Marro” ordenaba secuestros, ejecutaba, extorsionaba y perforaba ductos, su esposa recibía embarques de efectivo, administraba el dinero y los distribuía en pagos de nómina, contrataba prestanombres y construía empresas fachada (Lonate Transporetes SA de CV y Agencia Logística de Celaya).
Pero Martínez Prieto cometió dos errores que la pusieron en el mapa: recibió 404,500 pesos en efectivo entre el 2017 y 2018, y compró al contado un auto por 280, 000 pesos en mayo del 2018.
En apenas cinco años, Elsa Marisol Martínez estructuró una compleja red de operadores financieros que incluye desde su cuñada, Karen Lizbeth Yépez Ortiz hasta la novia de su esposo, Karina Mora Villalobos —capturada y liberada a principios del 2020— y la mamá de ésta, Doria Villalobos Cabal.
“La Güera” es la primera esposa del líder huachicolero con quien procreó tres hijos.
El pasado domingo 2 de agosto, los culebrones se interrumpieron con una alerta de tres palabras que todos entendieron: “Cayó El Marro”. Fue detenido por las Fuerzas Armadas en una finca de la carretera Juventino-Rosas, donde desde hace días lo tenían cercado.
Contrario a lo que pasa con otros perseguidos por la ley, de él se conocían fotos muy claras. Nada de una imagen borrosa y de perfil delator. No, José Antonio Yépez, “El Marro” mira en una de ellas a la lente. Lleva una sudadera gris y pantalones oscuros. La imagen del capo sometido, pelo rapado y mirada torcida que circula desde hace más de 72 horas no desentona: es él.
Es el mismo que nació en el municipio de Juventino Rosas, en Guanajuato. Es quien enfrentó al Cártel Jalisco Nueva Generación y que al hacerlo inauguró una nueva modalidad: grabó una amenaza al peligroso capo Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”.
El gobierno mexicano lo acusa de huachicoleo (robo de gasolina), distribuir y comercializar droga. De tener contactos criminales con autoridades. De extorsionar, de robar vehículos. Labores de inteligencia, que duraron más de un año, habían llevado a allanar pisos en lugares lejanos al centro de Guanajuato. Con la información recabada en casa acción, la suerte quedó echada el pasado domingo 2 de agosto, cuando “El Marro” trató de huir del poblado Franco Tavera, junto con cinco personas más.
En el operativo no se disparó ni un sólo tiro, a pesar de que los detenidos contaban con armas. Tres personas le sirvieron de escudo al líder del Cártel de Santa Rosa de Lima mientras intentaba darse a la fuga.
Durante el operativo, cuentan algunas expertos de seguridad como Héctor de Mauleón, el criminal más buscado del país corrió al lado de su jefe de seguridad, Raúl Alberto “N”, alias “El Diente”, hacia un terreno baldío ubicado al fondo de la finca. Al llegar a la barda que separa a ambos predios, “El Diente” dejó que “El Marro” brincara hacia otro lado. Según agentes que participaron en el operativo, su idea era sacrificarse para que el cabecilla huachicolero lograra escapar.
Sin embargo, Yépez no llego muy lejos. Fue interceptado a unos metros de la barda.
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