Hace unos 10 años platiqué por primera vez con Sergio Leal, en ese entonces, director general de Vinte, y hoy presidente ejecutivo de la misma, y recuerdo que no se cansaba en destacar lo que su empresa lo hacía diferente de otras vivienderas. “ROI, ROI, ROI (retorno de inversión)”, repetía.
Su empresa era pequeña, comparada con las grandes desarrolladoras, como Geo y Urbi, y todos sabemos que esos gigantes tuvieron un mal final. Vinte en cambio, ha seguido navegando en el mercado de vivienda en México y eventualmente se convirtió en una de las favoritas del sector.
No creo que haya sido un camino fácil, han pasado al menos tres diferentes presidentes, cada uno con diferentes intereses, y no todos ellos le han dado la misma importancia a la industria.
Pero esta vez tenemos que hablar de Vinte, porque sus resultados del segundo trimestre de 2020 contrastan con el resto de empresas de vivienda que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores.
En los reportes de este periodo se esperaban caídas fuertes en los ingresos de las empresas, especialmente de vivienda, luego de que se cerrara el sector construcción por el COVID-19, al no ser considerada una actividad esencial.
A diferencia de sus competidores, las ventas de Vinte cayeron solo 0.5 por ciento respecto al segundo trimestre de 2019, y digo “solo” porque las de Cadu se derrumbaron 72.1 por ciento; las de Ara disminuyeron 48.7 por ciento; y las de Javer bajaron 14.6 por ciento.
Entre las empresas públicas, Vinte es la que menos unidades escritura: alrededor de mil cada trimestre. En cambio, Javer, antes del COVID-19, en el segundo trimestre de 2019, vendió 3 mil 755 y su competidor más cercano, Ara, colocó 2 mil 653.
Hasta ahora, pensaba que el gran diferenciador de Vinte eran sus desarrollos sustentables, donde además, mezclan diferentes niveles de vivienda, es decir, sus conjuntos no se convierten en centros de pobreza.
Sin embargo, una baja tan poco brusca de las ventas ante el cierre total de la economía mexicana muestra que la empresa está haciendo algo más.
“Gracias a que Vinte se encontraba en una sólida posición previo a la pandemia, tanto operativa como financieramente, hemos logrado continuar con la escrituración constante de vivienda, lo que nos mantiene bien posicionados en el mercado”, señala la empresa en su reporte.
Desde hace más de una década, la desarrolladora ha tenido financiamiento por parte de la International Finance Corporation (IFC), del Banco Mundial, y al inicio de julio obtuvo un nuevo crédito por parte de este organismo para la construcción de vivienda sustentable.
Ante la pandemida, la empresa mostró flexibilidad, que es capaz de adaptarse a las condiciones del mercado, además de una alta disciplina financiera. Y algo que no todas las vivienderas pueden presumir: el 50 por ciento de sus ventas son generadas por recomendaciones de sus clientes.
Ellos lo llaman: resiliencia del modelo de negocio. Y vaya que lograron adaptarse.
*Periodista de negocios.
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