Tuvo que pasar más de un año para que las fuerzas federales lograran detener a José Antonio Yepez Ortiz, “El Marro”, líder del Cártel de Santa Rosa de Lima, organización señalada por el robo de hidrocarburos.
La administración que encabeza Andrés Manuel López Obrador ha implemento diversas estrategias contra el crimen organizado, pero la más significativa ha sido el combate contra el huachicol.
Este último delito es un fenómeno extremadamente preocupante ya que las pérdidas por dicha actividad son incalculables. De acuerdo con cifras de Petróleos Mexicanos, durante el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto las tomas clandestinas establecieron un nuevo récord, que se traduce en un incremento de más del 260 por ciento y una cantidad siete veces mayor a la reportada durante la administración de Felipe Calderón Hinojosa.
El presidente López Obrador, por su parte, inició su estrategia para atacar el delito de “huachicol” el pasado 21 de diciembre. Ese día anunció que iba desplegar a fuerzas militares para la vigilancia de ductos “ordeñados” por la delincuencia, sobre todo en los estados de Guanajuato, Hidalgo, Estado de México y Tamaulipas.
De José Antonio Yépez, alias el Marro, se sabe que perteneció al cartel de Los Zetas. Tras haberse fragmentado por la captura de líderes en la última década, se convirtió en una “célula” que optó por el robo de combustibles.
En dos ocasiones aparecieron mantas en el estado de Guanajuato, de donde es originario, con mensajes dirigidos al Jefe del Ejecutivo federal en donde se le advierte que continuará la violencia en el estado pese a la presencia de marinos y militares.
“Ya viste que me metí con la Delegación Norte, me metí con tus pinches policías y que si me tumbaste a X de mi gente, yo te voy a reventar el doble y por cada gente que me chingues, dos tuyas la van a pagar. Sigues sentenciando a más policías inocentes, la próxima vez el regalo que te mandé a la refinería va a llegar hasta Cuitláhuac #90 en la Colonia Toriello en Tlalpan”, se leía en la segunda manta.
En la primera manta alertaba de un supuesto explosivo en una camioneta abandonada cerca de la refinería en esa entidad, un hecho que nunca ocurrió, según declaraciones de las autoridades.
¿Cómo fue que los Zetas se adueñaron del tráfico de combustible?
Aunque para muchos conocedores en temas de narcotráfico el inicio del "huachicol" (forma como también se le conoce al robo de combustible) está íntimamente ligado con el Cártel de los Zetas, es necesario hablar sobre los antecedentes de esta actividad que durante algún tiempo no tenía nada que ver con el crimen organizado.
En alguna época el robo de combustibles estaba a cargo de los llamados “caciques”, quienes normalmente operaban en regiones del país que estaban alejadas de las principales carreteras y en donde ir a una gasolinera implicaba realizar un viaje de más de 4 horas. Estos señores arreglaron esos inconvenientes mediante acuerdos que tenían con algún líder de Petróleos Mexicanos para vender combustible a la población.
"Esto pasaba antes de que el Cártel de los Zetas y el Golfo llegaran al noreste mexicano y se hiciera más visible esta actividad", dijo Correa-Cabrera, quien también es experta en temas de crimen organizado, particularmente "Los Zetas". "Era una práctica por conveniencia que terminaba beneficiando a todas las partes", agregó.
Sin embargo, en la primera década del presente siglo las cosas empezaron a cambiar. Una investigación de la periodista Ana Lilia Pérez, autora del libro El Cartel Negro, dio cuenta del momento en el que comenzaron a presentarse anomalías en la venta ilegal de combustible. Una investigación del Departamento de Justicia de EEUU había detectado procedimientos llamativamente inusuales y que evidenciaban una organización más metódica detrás del robo de hidrocarburos. Se trataba de “Los Zetas”, quienes habían decidido incursionar en un nueva modalidad de negocio ilícito.
"Ana Lilia Pérez habla sobre La Compañía, que es cuando Los Zetas y el Cártel del Golfo robaban combustible más condensado y lo mandaban hacia Estados Unidos. Al final los que compraban este producto eran empresas como Shell y otras transnacionales importantes", explicó Correa.
Esta revelación se hizo después de que Lilia Pérez recuperó los documentos de una demanda de Petróleos Mexicanos (Pemex), en la que la paraestatal demandó a empresas petroleras estadounidenses que se encargaban de comprar el gas condensado para industrializarlo y refinarlo.
"Todo este se derivó de una investigación del Departamento de Justicia de Estados Unidos. No fueron autoridades mexicanas las que empezaron a ver que esto estaba sucediendo de una manera más organizada", puntualizó Guadalupe Correa.
En aquel entonces, la organización criminal se encontraba en una transición que marcó un parteaguas en su historia, pues fue cuando empezó a independizarse del Cártel del Golfo, después de que las autoridades detuvieran a Osiel Cárdenas Guillén, líder que fue extraditado a los Estados Unidos en el 2007.
"Es cuando se empieza a reconfigurar la delincuencia organizada y adquieren mucha mayor fuerza los robos a combustibles, entre otros delitos que antes no formaban parte de la organización", señaló la experta.
Tres años después, en el 2010, los Zetas le declararon la guerra al Cártel del Golfo. Para entonces, la organización se dedicaba exclusivamente a robar combustible en algunas zonas del noreste mexicano y el Golfo de México.
"Todavía hoy por hoy algunas células del Cártel del Golfo y los Zetas -como el Cártel del Noreste y Zetas Vieja Escuela– se dedican al robo de combustible. Sólo que ahora estamos hablando propiamente de células, ya no de cárteles", subrayó Guadalupe Correa.
"Hay que tomar en cuenta que esto no se puede hacer sin algún involucramiento o complicidad de autoridades. De hecho, la infraestructura estratégica en México es resguardada por las fuerzas armadas. Ellos deben saber lo que ha estado ocurriendo a lo largo de estos años, pero hasta la fecha no hay una investigación que nos demuestre alguna complicidad", finalizó.
Según diversas investigaciones periodísticas, durante el período de Jesús Reyes Heroles como director general de Pemex -entre los años 2006 y 2009- el robo de hidrocarburos se convirtió en un negocio de gran importancia para grupos criminales transnacionales como los Zetas y/o el Cartel del Golfo. Y fue también en este periodo que la corrupción de Pemex alcanzó niveles nunca antes vistos.
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