La pentatleta mexicana Mariana Arceo debía viajar próximamente a Tokio, pero la covid-19 obligó a aplazar los Juegos Olímpicos para 2021 y a ella la postró dos semanas en un hospital, poniendo en riesgo su carrera deportiva.
Aunque sigue trabajando en su preparación, Arceo, de 26 años, prefiere no obsesionarse con la justa olímpica, pues -dice- “todo está en el aire por la pandemia”.
Como campeona panamericana en 2019, se contaba entre las competidoras a seguir en el pentatlón moderno, que combina esgrima, natación, tiro con pistola, salto ecuestre y carrera en campo. La competencia debía disputarse los días 6 y 7 de agosto.
Fue en Barcelona, España, durante un campamento de preparación, donde Arceo contrajo el nuevo coronavirus, y en el viaje de regreso presentó los síntomas, cuenta a la AFP.
“Ya no podía estar de pie ni dos minutos, mi cuerpo ya no oxigenaba bien”, explicó la joven, quien el 14 de marzo, apenas llegando a México, fue hospitalizada.
Desarrolló una neumonía severa y los médicos consideraron intubarla, pero tras la intervención de autoridades deportivas fueron evaluadas otras opciones.
“De haber sido intubada, se corría el riesgo de poner fin a mi vida deportiva”, recuerda Arceo, quien luego de dos semanas en el hospital volvió a casa para un lento proceso de recuperación.
“Aprender a respirar”
Sus niveles de oxigenación cayeron hasta 70%, impensable en una deportista de élite, sin comorbilidad alguna. Tuvo que parar dos meses los entrenamientos para lo que será su primera experiencia olímpica.
“Literal, tuve que aprender a respirar. Los deportistas siempre llevamos nuestro cuerpo al extremo y tuve que aprender una dura lección, a escuchar más a mi cuerpo”, afirma.
La joven espigada, de vivos ojos y que en competencia no deja de sonreír, recibió con sensaciones encontradas el aplazamiento de los Juegos Olímpicos en marzo pasado.
“Pensé: ‘¡Qué gran oportunidad para prepararme y pelear por un metal!’, pero también me decía ‘no puede ser, tantos atletas que acariciaban un sueño en Tokio’”, recuerda.
Aun cuando reprogramada, la justa de verano sigue en duda ante el temor de los japoneses de que los Juegos desencadenen un rebrote de la covid-19, por lo que prefieren mayoritariamente que se aplacen o sean cancelados, según sondeos recientes.
Pero los jerarcas olímpicos aseguran que, de no poder disputarse en 2021, los Juegos serían cancelados.
Tras dar positivo a la covid-19, Arceo temió hacer pública su enfermedad ante un posible estigma, pero finalmente aceptó que las autoridades deportivas informaran sobre su estado.
“Me gustaría que la gente me vea como un ejemplo y no tema decir que está contagiado, porque si lo ocultamos nunca vamos a poder acabar con este virus. Y los que no han enfermado, que no nos juzguen, cualquiera se puede contagiar, esto es como un sorteo”, opina.
Arceo combina su entrenamiento con el trabajo en una fundación que lleva su nombre, y que ahora junta recursos para donar materiales de protección al personal de hospitales públicos.
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