Alfonso Durazo, secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, ha respondido a la polémica poco después de que el periodista y corresponsal de Proceso, Jesús Esquivel, lo acusara de tener como asesor al ex jefe de la División de Antinarcóticos de la corporación policíaca (2006-2012), Ramón Pequeño García, inculpado de tener vínculos con el Cártel de Sinaloa.
“Ramón Pequeño García no ha tenido ni tiene absolutamente nada que ver con esta administración de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana. Sorprende que un periodista informado como Jesús Esquivel cometa el error de difundir una información falsa tan grave”, escribió el funcionario en su cuenta de Twitter.
En entrevista con Aristegui Noticias, Esquivel aseguró que actualmente Pequeño García se desempeñaba como asesor de la actual administración. “A menos que hayan recibido un tip, y estos dos se hayan ido de nuestro país, sería muy fácil detenerlos, porque Luis Cárdenas Palomino trabaja en Televisión Azteca, y Ramón Pequeño García es asesor del secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo”, especificó.
Ramón Pequeño García y Luis Cárdenas Palomino, quienes habían sido celebrados por funcionarios de seguridad nacional y diplomáticos de los Estados Unidos como socios confiables en la lucha contra los cárteles de la droga, durante el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012), fueron denunciados por colaborar y recibir sobornos del Cártel de Sinaloa.
Las acusaciones forman parte de una investigación sobre la corrupción del gobierno mexicano, que comenzó después de la condena del narcotraficante y fundador del Cártel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán. En diciembre de 2019, los fiscales del Distrito Este de Nueva York arrestaron a su primer gran objetivo: Genaro García Luna, ex jefe de la policía de México.
Pequeño García y Cárdenas Palomino fueron dos de los principales lugartenientes de García Luna. A partir de 2006, cuando éste fue designado para ocupar un puesto a nivel de gabinete, los tres hombres fueron nombrados como los nuevos y audaces arquitectos de la guerra contra el narcotráfico. Los tres trabajaron estrechamente con altos funcionarios de seguridad y diplomáticos de Estados Unidos.
Esa alianza condujo a la captura de docenas de capos, pero también a un número récord de muertes y desapariciones. Pese a ello, las autoridades mexicanas defendieron la lucha asegurando que el derramamiento de sangre era un mal necesario en sus esfuerzos por desmantelar a las organizaciones criminales.Actualmente, ambos ex funcionarios se encuentran en libertad.
En caso de que Pequeño y Cárdenas ya no radiquen en México, la justicia estadounidense solicitó a la Interpol ficha roja en contra de estos funcionarios del gobierno de Felipe Calderón.
De ser entregados a las autoridades de EEUU, los funcionarios serán procesados en la misma corte y por el mismo juez que Genaro García Luna. Los súper policías de Felipe Calderón podrían recibir una sentencia mínima de 10 años de prisión y máxima de cadena perpetua.
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